“A vos no te va tan mal, gordito”, lanzó el entonces presidente Raúl Alfonsín en medio de su discurso a los chosmalenses que participaban en el acto por el aniversario de la ciudad. Hubo risas, chiflidos, aplausos, insultos. Aquella frase circuló por todos los medios de comunicación del país y quedó en la historia.
Alfonsín había llegado al norte neuquino el 4 de agosto de 1987 para encabezar los festejos del centenario que realizaba la primera capital de la provincia y era la primera vez que el pueblo recibía a un primer mandatario.
La situación económica no era la mejor. La inflación se había disparado, el dólar estaba descontrolado, la plata no alcanzaba para llegar a fin de mes, el déficit fiscal parecía imposible de bajar y no había un panorama claro sobre cómo se podía salir de la crisis.
Felipe Sapag había ganado las elecciones en el regreso de la democracia a la Argentina y era el anfitrión del presidente en aquel acto que tuvo lugar frente al histórico Torreón. Lo acompañaba el intendente de Chos Malal, Héctor Jofré y una numerosa comitiva de funcionarios provinciales y nacionales.
“Aprovecho estos cien años y esta oportunidad, Don Felipe, para agradecerle como presidente de la nación todo lo que ha hecho usted por Neuquén y, consecuentemente, también por la Nación”, fueron las primeras palabras de Alfonsín. “Ya termina su mandato, tiene usted suerte, a mí me toca todavía un tiempo; pero tiene también la satisfacción de poder decir que no habrá solucionado todos los problemas, pero que ha intentado solucionar todos los problemas y eso es lo que importa en la época en que vivimos”, aseguró.
El presidente avanzó en su discurso hablando de la política energética y de posibles inversiones para la provincia de Neuquén. Sin embargo, cada tanto era interrumpido con silbidos y reclamos que llegaban desde el público presente.
Una de las voces que más se destacaba entre la muchedumbre era la de un hombre de 33 años y padre de ocho hijos, que se llamaba Sergio Valenzuela y que insistentemente hacía referencia a la crisis económica y al hambre que estaba pasando gran parte de la población. Valenzuela era un vecino de Cutral Co que había viajado a Chos Malal junto a una agrupación de militantes para participar del acto.
Fueron tantas las interrupciones en aquel discurso que, en un momento dado, Alfonsín hizo un paréntesis en su mensaje y mirándolo a Valenzuela lanzó con evidente enojo: “A vos no te va tan mal gordito, ¿no?”.
La ocurrencia de Alfonsín generó risas, silbidos y todo tipo de reacciones hasta que el acto finalizó y las autoridades se encaminaron a la inauguración del comienzo de la obra del Gasoducto desde Filo Morado, ubicado a 80 kilómetros de Chos Malal. El presidente dio la primera puntada de soldadura en uno de los caños para dejar formalmente inaugurada la obra.
Sergio Valenzuela, en una entrevista que le realizó el diario Clarín. |
Pasaron 36 años de aquella visita presidencial que quedó como parte de la historia del país, de la provincia y de Chos Malal.
En las elecciones legislativas del mes siguiente, el oficialismo nacional tuvo una dura derrota en las urnas que evidenció el malestar que había entre los argentinos por la grave crisis económica que parecía no tener fin. En esos mismos comicios, el MPN se impuso cómodamente en las urnas y Pedro Salvatori fue elegido como el nuevo gobernador de Neuquén.
De aquella anécdota quedan algunas cosas interesantes para destacar. La inflación acumulada en la Argentina a fines de 1987 alcanzó el 131 por ciento y en los cuatro primeros años de gestión (los períodos de gobierno eran de seis años) la CGT convocó a diez paros para repudiar la política económica del gobierno. Hasta terminar el mandato le siguieron tres más.
Valenzuela, el hombre que increpó al presidente, tuvo la posibilidad de volver a reunirse con el mandatario cinco años después donde ambos se reconciliaron y se pidieron disculpas por aquel momento incómodo.
El cutralquense quedó impresionado con el arrepentimiento de Alfonsín. Y Alfonsín quedó mucho más sorprendido todavía al ver a aquel hombre que de gordito no tenía nada y que durante toda la vida lo habían apodado “Esqueleto”.
(Nota de redacción: Sergio Valenzuela murió a los 66 años el 25 de agosto de 2020 por COVID).
Publicado en LA MAÑANA DEL NEUQUÉN.
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