Massa y Milei disparan contra Bullrich para llegar al balotaje.
La oferta electoral dividida en tres cambia las reglas de juego para octubre. Milei quiere suplantar a Bullrich en el rol opositor mientras Massa prefiere al libertario como rival.
El escenario electoral que dejaron las PASO es novedoso y complejo. No hay dos fuerzas que compitan como ocurre habitualmente, sino tres con una cosecha muy pareja el 13 de agosto y chances potencialmente similares de llegar a la Casa Rosada en diciembre.
Esto ha obligado a los candidatos a rediseñar sus campañas y plantearse nuevos objetivos. Lo que seguro no habrá es un todos contra todos.
El dato principal del nuevo cuadro es la formación de un eje entre el primero y el último de las primarias, Milei y Massa, para polarizar entre ellos y sacar del balotaje a la segunda, Patricia Bullrich, que denunció esa maniobra hace 48 horas.
Un acuerdo de esa naturaleza no era inimaginable como quedó a la vista en la reunión del círculo rojo económico del Hotel Alvear a media semana. Allí los empresarios comenzaron a ver con mejores ojos al libertario, algo que no asombró a nadie porque son los mismos hombres de negocios que confiaban en Sergio Massa. Y Massa se está hundiendo. ¿Cómo no habría de confiar en Milei por ejemplo la influyente corporación Aeropuertos Argentina 2000 que lo ha tenido en su “payroll”?
Respecto del acuerdo con el FMI Milei y Massa han tenido la misma reacción: atacar a Juntos por el Cambio. El libertario acusó de irresponsabilidad a los economistas de Bullrich ante el organismo y les atribuyó la intención de llevar bloquear el “rollover” para sacar ventaja electoral. Mientras tanto Massa, que ya había denunciado a Juntos por el Cambio de lo mismo, elogió a Milei por su posición “colaborativa”.
Lamentablemente al ministro-candidato esa ofrenda floral le duró poco porque la portavoz del presidente Fernández acusó al libertario de instigar saqueos. Al enojo de Massa por semejante torpeza sucedió una imputación penal contra la señora Cerrutti de un fiscal cercano. Pero el problema no es la vocera, sino todo el gobierno. Es, por ejemplo, Massa mendigando ante el FMI y Alberto Fernández incorporando la Argentina al grupo Brics apenas le desbloquearon los fondos. Una muestra más de que el gobierno se ha convertido en la proverbial nave de los locos, aunque se necesitaría más de un Bosco para pintar en detalle semejante caos.
Axel Kiciloff también desligó a Milei de los saqueos. La candidatura de la libertaria Carolina Píparo en la provincia le es funcional. Si tuviese que vérselas mano a mano con Juntos por el Cambio la tendría mucho más complicada. Todo tiene que ver con todo, diría su jefa política. La necesidad hace extraños compañeros de lecho, diría Shakespeare.
Más allá de las sorpresivas alianzas de los candidatos, la lógica indica que cada uno tiene una receta diferente para aumentar su cosecha de las PASO. Al libertario le conviene enfrentar a Massa que tiene 65% de opiniones en contra, pero los votos que todavía le faltan son de Juntos por el Cambio. Por eso le pega a Bullrich, su verdadera rival.
Pero por eso también elogia al mismo tiempo Macri o se ve en posiciones incómodas como ocurrió con la ley de alquileres. Fue un triunfo de JxC, por lo que se retiró del recinto para no votar, adoptando una postura maximalista, forzada e incomprensible (ver “Señales desconcertantes”).
La alta exposición en los medios que lo benefició para las primarias, resulta ahora un problema para las generales porque quedó bajo la lupa de los medios. Asociarse con Massa parece en ese contexto un paso en la dirección equivocada.
Massa por su parte tiene dos caminos: uno, mover al aparato de punteros para que lleve a la gente a votar al PJ; dos, recuperar parte de los votos peronistas que se llevó Milei. Lo primero parece más probable que lo segundo, porque su gestión es desastrosa. No sólo devaluó inoportunamente disparando una inflación monumental a las puertas de la elección, sino que la situación de los barrios pobres se descontroló con saqueos y delincuencia impune.
Hay dudas de si el ministro-candidato cree seriamente que va a ganar o especula con armar una oposición funcional a Milei. No sería prudente descartar que se vea como un socio de esa eventual gestión. El líder renovador es tan “líquido” que pocas cosas pueden darse por seguras con él.
Por su parte Bullrich intentó contemporizar con Milei, pero se dio cuenta de que es su adversario de mayor riesgo. Puso en marcha, entonces, una estrategia en etapas. Mostró equipos de gobierno (algo de lo que Milei carece), juntó a la tropa (Rodríguez Larreta y Carrió volvieron al redil) y dio muestras de unidad. Los saqueos fueron una ayuda impensada para fortalecer su discurso de orden.
Pero le falta mostrar liderazgo, algo que no depende de ella, sino de Mauricio Macri. Si quiere llegar al 40% de votos en primera vuelta necesita su acatamiento. El protagonismo de Macri la “desperfila” y el único capaz de remover ese obstáculo es Macri.
Por Sergio Crivelli.
Publicado en Diario LA PRENSA.
Domingo 27 de agosto del 2023.
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