Por Jorge Martín Flores*
"Dichoso aquél que muere por su casa y su tierra.
Pero sin haber hecho dolo ni fuerza injusta, Dichoso aquél que compra su tálamo de tierra, Que compra con su sangre la cama eterna y justa.
Dichoso aquel que muere por la cosa solemne, Aunque sea más chica que un granito de anís.
Dichoso aquel que muere para que siga indemne La vida de un niñito, la gloria de un país.
Dichoso aquel que muere por la Cosa Perenne, Por un Santo Sepulcro, Dulcinea, Beatriz, O por un sol en campo de color cielo y Lis."
(Charles Péguy - P. Leonardo Castellani).
El 28 de mayo de 1982 tenía lugar el combate de Darwin-Pradera del Ganso, primer combate terrestre en la defensa armada de nuestra soberanía nacional en las Islas Malvinas contra las tropas del Reino Unido y la OTAN.
Allí, la 1° Sección “Bote” de la Compañía “C” del Regimiento de Infantería 25 se batió heroicamente contra 2 Compañías del 2° Batallón de Paracaidistas Británicos (PARA 2) y ofrecía 12 héroes a la Patria.
¿Qué dijeron los británicos sobre este combate? Afirmó el Comunicado oficial del Ministerio de Defensa británico (30-5-1982): “Cuando los paracaidistas avanzaron hacia el sur, encontraron una fuerte y creciente posición defensiva, bien protegida y dispuesta en profundidad. (…) Nuestras fuerzas fueron blanco del fuego particularmente violento de dos ametralladoras y el ataque podría haber claudicado. (…) Ésta es probablemente una de las acciones más brillantes y valientes libradas por un Batallón desde la Segunda Guerra Mundial”.
Los periodistas Hastings y Jenkins en su libro “La batalla por las Malvinas” escribieron: “(…) Al romper el día, el balance de la batalla se inclinó bruscamente en contra de los ingleses. Estaban atrapados en terreno abierto, con el único refugio completamente al flanco, y un enemigo preparado para el combate al frente (…) Los informes sobre una guarnición desmoralizada y desganada parecían sin fundamento. Tantas mentiras que se nos dijeron acerca de que no querían pelear, y están peleando como leones. (…) En Prado del Ganso los argentinos demostraron que si los soldados poseían una virtud, ésa era la tenacidad en defender posiciones preparadas (…) resultaban un hueso muy difícil de roer.”
Y el mayor John Crossland (jefe de la Cía. "B" inglesa) dijo: "Si en esta primera batalla nos enfrentamos a esto, espero que la guerra termine pronto, sino...".
Como se ve, este combate les dio a los británicos una lección tremenda: Jamás volverían a atacar de día ni subestimarían a los soldados argentinos. Esto no era un paseo. “No Picnic”, así llamó a su libro Julian Thompson, jefe de la 3ª Brigada de Paracaidistas: “¿De dónde salieron estos leones argentinos de 19 años que combatieron en Darwin Pradera del Ganso, sosteniendo la bandera en su lugar y dispuestos a dar la vida por ella? ¿Quién los formó, inspiró y guio a desafiar la misma muerte con ese coraje, convicción y entrega?”.
La respuesta: Un teniente argentino de 25 años, Comando, señor de sí mismo, auténtico modelo de liderazgo que moría combatiendo al lado de sus hombres, dándoles el ejemplo y sirviéndolos hasta dar la última gota de sangre por Dios y por la Patria. ¿Su nombre? Roberto Néstor Estévez. Un cruzado en Malvinas.
NO SE DA LO QUE NO SE TIENE.
Estévez (Toto para sus familiares y amigos) nació en Posadas, Misiones el 24 de febrero de 1957. Séptimo hijo de una familia tradicional conformada por nueve hermanos. Era un chico simpático, amiguero y familiero. Amante de la buena música y de los buenos libros. Inteligente y determinado en todo lo que emprendía. Defensor de las causas justas, especialmente aquellas que el mundo consideraba “perdidas”. Católico formado y práctico. Patriota apasionado.
Desde niño soñaba con ser soldado. Dibujaba mapas, diseñaba vehículos y armas, planificaba estrategias y desplegaba tácticas con soldaditos de plomo pensando en cumplir su misión en el mundo: recuperar -ni más ni menos- ¡que las Islas Malvinas! Incluso inventó una historieta que lo tenía como protagonista, vestido de gaucho y dirigiendo los ejércitos para recuperar nuestras tierras australes. La tituló “Rob Dick”.
Como podemos ver, una “causa perdida” para el mundo era motivo de la predilección y desvelos de este niño misionero que soñaba despierto con restaurar en ellas nuestra soberanía...
NO SE AMA LO QUE NO SE CONOCE.
En 1975 ingresó al Colegio Militar de la Nación integrándose a la segunda compañía de infantería, venciendo día a día sus debilidades y limitaciones físicas.
En 1978 alcanzó el grado de sargento cadete encargado de la sala de armas de la compañía. Y el 12 de octubre fue ascendido a subteniente, recibiendo su primer y único destino: el Regimiento 25 de Infantería en Colonia Sarmiento, provincia de Chubut.
Su tenacidad, determinación, constancia y convicciones llevaron a qué hacia fines de 1980, fuese elegido como el mejor oficial de la unidad, recibiendo el honor de ser el abanderado. Para esa época, realizaba los siguientes análisis de la realidad a la luz de una verdadera concepción metafísica de la vida y teológica de la historia, escribiéndole a su novia Marta Beatriz López: “Las sociedades que cambiaron la herencia cristiana, occidental y greco-latina por el universalismo, ateo, materialista y tecnocrático cientificista va a desaparecer y trágicamente y me alegro de ello. Lo que sí, roguemos a Dios para que nuestra Nación no se aliste tras ellos (…). Esa realidad solo puede ser revertida por una actitud de definida oposición y de toma de conciencia de que la única organización justa y definitiva, es en El Orden Natural y para el Bien Común. -Y en ésto no se puede ni se debe transar o admitir- Hacia ese actual orden de cosas aberrantes y subversivo dedicó toda mi rebeldía y mi rechazo, desde el fondo de mi ser”-
Y desde allí encontraba el sentido profundo de su vocación militar. Para Estévez “Milicia es la vida del hombre sobre la tierra” (Job 7, 11). Era pacífico, pero no pacifista. Como decían los antiguos romanos: “Si quieres la paz, prepárate para la guerra”, afirmando: “Si algún día llega a hacerse carne en el espíritu de los hombres argentinos la pasión guerrera, allí, sí va a haber paz en esta tierra (…) No tenemos que desear la paz de los vencidos sino una paz digna, de gente con honor”.
* Profesor de historia. Vicepresidente de la Asociación Civil Movimiento Jóvenes por Malvinas. Colaborador de la Asociación Civil Malvinas: Educación y Valores. Integrante de la Asociación Civil Docentes por Malvinas Julio Rubén Cao. Integrante del Instituto de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas de Lomas de Zamora.
Publicado en Diario LA PRENSA.
https://www.laprensa.com.ar/532829-Roberto-Estevez-Un-cruzado-en-MalvinasPrimera-parte.note.aspx
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