JUGOS CIPOLLETTI.Bébase bien helado: la historia del jugo Cipolletti.
La historia del Jugo Cipolletti marcó la memoria de miles de
personas con su sabor a manzana. Vaivenes de un relato exitoso que tuvo un
final mezquino.
Por Nico Visne.
Bébase bien helado: la historia del jugo Cipolletti.
Todo esto comenzó hace un par de meses cuando fui a comprar
vino a “La Vinoteca” de calle Alem en Cipolletti y detecté un par de etiquetas
enmarcadas y colgadas en la pared y un sachet! de jugo Cipolletti de manzana
verde, algo decolorado, sobre una de las heladeras.
Le pregunté a Rodrigo, su dueño, si podía ver el sachet de
cerca y la nostalgia me envolvió y tocó mi corazón. Fue así que me lancé a
buscar respuestas sobre esos interrogantes que nunca quedaron muy claros sobre
la historia de este jugo revolucionario.
Desde su lanzamiento en la década del 70, el jugo Cipolletti
marcó un antes y un después en la industria argentina de bebidas. Su recorrido,
con subidones de tristeza, felicidad, éxito y nostalgia reflejan los vaivenes
de una época en la que la innovación y la calidad se aliaron para dar vida a un
producto único.
En pleno corazón de Cipolletti, sobre la calle Tres Arroyos,
funcionaba la empresa “Industrias Cipolletti” primero como una sencilla
elaboradora de sidra y, luego, con el jugo de manzana que pasó a ser un ícono
en la Patagonia y el resto del país.
Los galpones de “Industrias Cipolletti” estaban pegados a lo
que fue el frigorífico Fadec, destruido por una explosión a raíz de un escape
de gas el 24 de agosto de 1974, mientras Boca y River disputaban su clásico y
la ciudad estaba bajo un corte total de luz. Este hecho lamentable terminó con
la vida de varios miembros de una familia que vivían ahí y de un trabajador del
lugar.
A raíz de esta tragedia el techo del galpón de Industrias
Cipolletti, que estaba al lado, quedó bastante dañado y sus responsables
decidieron arreglar el lugar y comenzar a fondo con la producción de jugos, ya
que el mercado internacional, sobre todo Estados Unidos miraba con muy buenos
ojos ese delicioso liquido frutal que aquí se producía y lo esperaba con los
brazos abiertos.
Según Marcelo Hirsch, director ejecutivo de Industrias
Cipolletti, la fábrica inicialmente era una sidrera: “Llegado el momento las
ventas no eran buenas y lo nuevo era tener la misma manzana con la que se hacía
la sidra para hacer jugo concentrado de manzana y exportarlo. La sidra se
vendía en el Mercado Interno. El jugo era 100% exportación, Mercado Interno no
había”.
La Vinoteca de calle Alem de Cipolletti conserva un sachet
de jugo de manzana.
El nacimiento de Industrias Cipolletti, tuvo en su seno a un
grupo de empresarios y productores locales de cooperativas, chacras y galpones
de empaque como Gato Negro, Gasparri, Frigorífico Cipolletti, Moño Azul y Tres
Ases entre otros. Juntos, apostaron por la producción de jugos concentrados,
vislumbrando un mercado con potencial de exportación, pese a la existencia de dos
competidores fuertes en la región: Orfiva, en Plottier, y Zumos Argentinos, en
Cinco Saltos, de capital alemán. Con una gran disponibilidad de fruta de
descarte y los bancos de Río Negro y Neuquén apoyando, el proyecto parecía
tener buenos cimientos.
Según cuenta Hirsch: “el proyecto arranca con un jugo a
valor de 8 dólares, el galón. La primera producción la terminamos vendiendo a
2,30 el galón y la compra un tal Julio Galo, que fue tapa de Times, un tipo que
según cuentan tenía 20 teléfonos y depende de cuál sonaba, era o del gobierno,
o de la bolsa o de vaya a saber que otras esferas. Galo compra toda la
producción a un precio casi cuatro veces menos de lo que valía. Arrancamos mal.
En el año 78 Martínez de Hoz mete la tablita, donde 0.80 centavos de peso era
un dólar y ahí Industrias Cipolletti pierde hasta las ganas de comer. Todo lo
que era fruta daba pérdida” comenta Hirsch.
A medida que Industrias Cipolletti avanzaba, la oferta de
fruta en el Alto Valle permitía abastecer hasta trece jugueras en simultáneo.
Sin embargo, el mercado pronto se saturó, y las dificultades de distribución y
competencia llevaron a la empresa a un momento crucial: necesitaban un producto
diferenciado que pudiera posicionarse más allá del mercado regional.
El sello característico de "Industrias Cipolletti"
con la tipografía de la marca. Gentileza Marcelo Pelozo.
1984 El año de la transformación.
En 1984, Industrias Cipolletti decidió cambiar el rumbo y
apostar por un producto de consumo masivo. Este año fue clave para la empresa,
que adquirió maquinaria alemana avanzada para refinar el proceso de extracción
de jugo y conservar el perfil aromático de la fruta. Con estas inversiones,
comenzó la fabricación de un jugo transportable y de calidad. Solo faltaba una
marca y una estrategia de marketing adecuada para introducirlo en el mercado.
Cuenta Ernesto Bassi, presidente del directorio de
Industrias Cipolletti que la investigación del producto y de la marca surgieron
juntos: “ Contratamos a una empresa de publicidad que nos ayudó, Henderson y
Antelme, y nos invitaron a la oficina en Buenos Aires y trajeron no menos de
cinco o seis biblioratos con marcas para comprar. ¿Qué marca le quieren poner?,
preguntaron. Había unos nombres estrafalarios porque lo más rápido era, para
registrar una marca, comprarla. Cuando estábamos medio agotados, después de una
sesión de discusión sobre la marca, me empezaron a preguntar los creativos, ¿Si
ustedes venden en Estados Unidos, allí como lo llaman?... Cipolletti, le digo.
¿Los llaman Cipolletti? dicen ... .entonces esa es la marca. Como consecuencia,
en esa época todavía, igual que Pindapoy, se podía registrar una marca con el
nombre del lugar.Mientras tanto, con Ginóbili, el ingeniero químico, buscábamos
un envase detrás del cual no hubiera que hacer una inversión gigante”.
En 1984 nació oficialmente el jugo Cipolletti en un envase
pionero: el Doypack, un sachet laminado de aluminio traído desde Francia, que
preservaba el frescor de la bebida y le daba una apariencia novedosa. El envase
no solo era práctico sino también estético, y su imagen rápidamente quedó
grabada en la memoria colectiva de los argentinos.
Con sabores de manzana roja y manzana verde (tuvo uno de
pera que no fue tan exitoso, pero que fue realmente delicioso), el jugo
Cipolletti conquistó a los consumidores. En 1989, su envase innovador y la
estrategia publicitaria de Henderson Antelme le valieron a la marca el
prestigioso Clio Award, un premio internacional de publicidad. La imagen de la
bolsita de aluminio de pie, que invitaba a beber directo de sus bordes, se
convirtió en un ícono, y el jugo Cipolletti ganó popularidad a nivel nacional.
Alfio Macari trabajó en la agencia Henderson Antelme como
director creativo. Durante diez años estuvo a cargo de la marca Cipolletti.
Entre las cosas que recuerda hay una que particularmente llama la atención:
“Hacía muy poquito que teníamos guardado en un cajón hecho un comercial para
Cipolletti que, bueno, después se hizo, digamos, como famoso porque trabajaba
Karina Rabolini antes de ser Karina Rabolini Modelo. Eran otros tiempos y en
esa época se usaba la temática, hoy sería por ahí cuestionado. El comercial
giraba en torno a la tentación,a la dulce tentación y había un velero donde
Karina Rabolini entraba como si fuese la tentación y había un muchacho con un
perrito, la miraba, no la miraba, sí la miraba, hasta que el perrito giraba
alrededor de ellos con la correa, les juntaba las piernas y se quedaban cara a
cara. Esa era la historia del comercial. Como hecho cómico, hoy estaríamos
todos presos porque para que ese perrito haga eso, además de estar entrenado,
se lo tuvo un día sin comer y los operarios de la productora iban tirando un
pedazo de carne alrededor para que el perro gire y haga este efecto de envolver
a los dos. Según la legislación de la época, Karina Rabolini quien llegaba al
set de filmación y venía con un uniforme de escuela, su madre tenía que firmar
los permisos porque era menor de edad para ese comercial. El comercial nunca
salió al aire porque Cipolletti no lo necesitó” comenta Macari.
En las paredes de La Vinoteca de Cipolletti, recuerdos de la
etiqueta de manzana roja del jugo.
Si bien a la agencia nunca le fue redituable y en términos
económicos no tuvieron ganancias, lograron prestigio y chapa porque Jugos
Cipolletti era el cliente más mostrable.
“El producto fue una gran derrota para la agencia
económicamente porque se hizo el packaging y una vez que se puso en góndola el
producto era totalmente consumido por la gente. La góndola hacía que el
packaging sea adquirido. Se hizo el comercial, se hizo publicidad y se hicieron
las piezas, digamos. En esa época era época de piezas manuales, llevaba su
tiempo, folletería y todo y nunca lo necesitó el producto. Entonces realmente
la agencia prácticamente no ganó un peso después de haber hecho el trabajo inicial.
Sí siguió siendo cliente nuestro y se hacían materiales internos y todo. A mí
me tocó la transición al Tetra Pak. Fue una transición muy simple porque
básicamente lo que permitía el Tetra Pak en contra del DoyPack, que era
aluminizado, era poner la manzana transpirada tanto en la verde como en la roja
y bueno en el shablon la etiqueta que tenía se conservó. El Tetrapack fue un
packaging que sacó Lápiz de Platino acá en Argentina. Directamente pasó de los
kioscos a los supermercados y la gente lo tomó como el mismo producto así que
se vendió muy bien. Una postilla divertida de la época, las fotos de las
manzanas verdes y las manzanas rojas que estaban en el packaging y que después
se usaron también en el packaging de Tetra Pak fueron sacadas por un fotógrafo
polaco que vivía acá en Argentina, que en realidad era polaco de padres pero él
era paraguayo, se llamaba Vladimiro Borecki. En esa época las placas no había
forma de digitalizarlas porque no existían las computadoras todavía en nuestro
trabajo. Entonces las placas originales las teníamos guardadas en una caja de
seguridad en el Banco de Canadá. Esas fotos se sacaban exclusivamente cuando
teníamos que hacer fotocromos para hacer algún trabajo pero los dos originales
estaban guardados en una caja de seguridad porque eran para nosotros como un
material increíble e intocable” cuenta Alfio Macari trayendo datos de la
historia totalmente inéditos para muchos.
El boom del jugo de manzana Cipolletti.
En los años 80 y 90, con el jugo Cipolletti en auge, la empresa
comenzó a invertir en una red de distribución sólida. En sus comienzos, firmó
acuerdos con Mendizábal, conocida por la producción de queso crema Mendicrim, y
luego se asoció con la marca de galletitas Terrabusi, que ayudó a llevar el
jugo Cipolletti a más rincones del país. Durante estos años, la demanda aumentó
tanto que la planta de producción tuvo que contratar más personal y ampliar sus
turnos. Otra persona clave en la producción fue la ingeniera química Monica
Napoli a cargo del control de calidad: “ Luego de Cipolletti no hubo en el
mercado un jugo que se le parezca, sobre todo en sus características organolépticas”
comentó Napoli.
El éxito en ventas llevó a que el jugo Cipolletti se
convirtiera en un símbolo de la Patagonia, llegando a todos los puntos del país
y creciendo en el mercado interno. Cuenta Hugo Capellán, distribuidor del jugo
para la empresa Terrabusi, que la política de la famosa distribuidora de
galletitas era algo extraña ya que en lugar de enviar el jugo a su planta de
Neuquén, desde Cipolletti, direccionaba los pedidos a Buenos Aires y de ahí
enviaban entre otros puntos al valle: “A veces los sachets venían pinchados y
el olor era terrible. Era muy complejo detectar cuáles eran los rotos entre
tantos, pero sin lugar a dudas fue un éxito rotundo” Cuenta Capellán.
Manzanas cipoleñas. Protagonista de uno de los jugos más
revolucionarios de Argentina.
Coyuntura y sectores favorecidos.
Durante el gobierno de Raúl Alfonsín y desde la Secretaría
de Industria y Comercio Exterior a cargo de Roberto Lavagna se generaron las
famosas promociones industriales, que giraban en torno a la desgravación
impositiva y que beneficiaron a un par de empresas del sector perjudicando a
las restantes y marcando un desequilibrio importante que originó la
desaparición de la mayoría de esas empresas, generando el crecimiento de las beneficiadas.
Esto finalizó en Río Negro con el manejo del sector entre dos empresas que
originaron acuerdos entre ambas para la compra de la materia prima, haciendo
perder competitividad al sector productor de frutas.
La entrada de Peñaflor: el comienzo del declive.
En 1994, el contexto económico cambió, y las dificultades
financieras llevaron a Industrias Cipolletti a vender el 25% de sus acciones al
grupo Peñaflor, que también producía jugos y vinos. Peñaflor buscaba aprovechar
la red de distribución de Cipolletti, pero también impuso cambios
significativos en el producto y en la empresa. La decisión de producir el jugo
en Mendoza y modificar su fórmula original, además de eliminar el emblemático
envase Doypack, le restó al jugo Cipolletti el carácter distintivo que lo había
hecho tan popular.
A medida que varios socios originales de Industrias
Cipolletti vendían sus acciones, la identidad del jugo se diluía, y el negocio,
que antes era altamente rentable, comenzó a decaer. La producción del jugo se
trasladó a la planta de Jugos INCA en Mendoza, eliminando el vínculo local y
sentimental que los consumidores sentían hacia la marca Cipolletti. Esto marcó
el comienzo de su declive, y aunque el producto seguía siendo de buena calidad,
había perdido el toque que lo hacía único y ligado a su origen patagónico.
El envase Tetrapack obtuvo el premio lápiz de platino y
comenzó a utilizarse luego de la compra de acciones por parte del grupo
Peñaflor. Gentileza: Marcelo Pelozo.
Coca Cola...¿Es sentir de verdad?
En el año 2004 y con un jugo Cipolletti completamente
aniquilado de su identidad cultural y de las góndolas de los supermercados se
produce el último movimiento entre empresas para terminar de enterrar el sueño
del jugo rionegrino.
Coca Cola compra cinco grandes marcas de jugos de Argentina
al fondo de inversión DLI, dueño de la bodega Peñaflor, quienes de esta forma
se bajan definitivamente del negocio de las bebidas sin alcohol.
Se estima que para comprar las marcas de jugos Cepita y
Cipolletti, y las de jugos concentrados Carioca, Montefiore y Caribe, Coca Cola
de Argentina desembolsó más de cinco millones de dólares, según fuentes
periodísticas de la época.
La multinacional estadounidense de bebidas gaseosas se hizo
cargo además de deudas de la empresa vendedora por otros cinco millones de
dólares.
Actualmente la marca Jugos Cipolletti pertenece a Coca Cola.
La ilustración del jugo Cipolletti de Gonzalo Zarba para la
tienda textil Chacra.
BONUS TRACK.
Para los nostálgicos cada recuerdo que asoma desde las
profundidades de la memoria es una bocanada de melancolía y evocación. Son
pocos y casi nulos los archivos fotográficos y material de la época en la
actualidad. Los hermanos Zarba, Gonzalo y Santiago, se fueron de Cipolletti a
Buenos Aires y montaron la tienda textil CHACRA, donde estampan, en remeras y
buzos, ilustraciones propias en serigrafía y son un verdadero éxito. Uno de los
diseños es la portada del jugo Cipolletti, dentro de su catálogo es uno de los
clásicos que siempre se mantiene y que como definieron ellos, los conecta con
el pueblo y despierta en muchas personas aquel recuerdo nostálgico del juguito
maravilloso.
Publicado en LA MAÑANA DE CIPOLLETTI.
https://www.lmneuquen.com/el-comedor/bebase-bien-helado-la-historia-del-jugo-cipolletti-n1152799
3/11/2024.
EXCELENTE TRABAJO DE INVESTIGACIÓN DE NICO VISNE.
Jugos Cipolletti despierta ver las imágenes nostalgía de los tiempos que han pasado. Se le pianta un lagrimón el recuerdo y las broncas de la crisis eternas argentinas, la inestabilidad, la falta de rentabilidad para el que produce.
Jugos Cipolletti elaborado en el Valle del Río Negro es el dolor de yá no ser. Genera lo que denomino "dolor-país" como en Villa Regina la perdida de la industria Crybsa y otras industrias.