Fernando Belaunde Terry fue el presidente del Perú durante la guerra de las Malvinas y mostró su apoyo a Argentina. |
Días pasados se cumplió un nuevo aniversario de la ocupación ilegal de nuestras Islas Malvinas por una potencia extranjera.
El 3 de enero de 1833 está marcado a fuego como el inicio de la vulneración de nuestra soberanía por parte de Gran Bretaña, en época de la gobernación bonaerense de Juan Ramón Balcarce, quien sucedió a Juan Manuel de Rosas en el poder provincial, mientras este último encaró la Expedición al Desierto, ampliando la frontera interior con divisiones armadas, expandiendo la producción agropecuaria, llevando equipo científico para reconocimiento geográfico de Buenos Aires, terminando con los malones, rescatando a las cautivas y negociando la paz con las diversas tribus de la región.
Las protestas locales no demoraron. El ministro Manuel Vicente Maza, encargado de las relaciones exteriores, al no recibir explicaciones del ministro británico Gore, envió una nota sobre el abuso inglés a los gobiernos provinciales y regionales, amén de instruir al embajador Manuel Moreno, ministro argentino en Londres, el 14 de febrero, de efectuar una protesta ante el gobierno de Su Majestad.
Moreno, enterado por los periódicos ingleses, emitió una nota el 24 de abril y, con el pedido formal de Maza, presentó un Memorial el 17 de julio, el cual se publicó en el ‘Times’ de Londres con la nota oficial argentina.
Tal como atestiguó Víctor Andrés García Belaunde en su obra ‘La intervención del Perú en la controversia de las islas Malvinas’ (2022): “Maza remitió una comunicación al ministro de Relaciones Exteriores del Perú con fecha 23 de enero de 1833. Su intención era participarle a su homólogo de la situación que se estaba viviendo en las islas con la invasión inglesa: ´Confía encontrar la adhesión (…) y la necesidad de (…) vivir prevenidos contra los abusos del poder europeo´”.
Efectivamente, se diligenció dicha nota al gobierno del presidente peruano Agustín Gamarra, la cual se completó con otro pedido, ya que se contaba que en los archivos de Lima se encontrarían antecedente sobre los derechos sobre Malvinas de la época virreinal, pues, recordemos, nuestra región dependió del Virreinato del Perú, creado en 1542, hasta que en 1776 nos constituimos como Virreinato del Río de La Plata.
“PACIFICA POSESION”.
“El 18 de mayo del mismo año -refirió Belaunde- nuevamente se comunicarían con al Cancillería peruana para solicitarle la documentación relacionada con la posesión de las islas Malvinas por parte de la Corona española: ´En tiempos anteriores fueron las provincias argentinas parte del Virreinato del Perú, puede que en los archivos de esta capital existan documentos o datos de las contestaciones que tuvo la España con el Gabinete inglés, las que al fin cesaron habiendo quedado la Corona de España en completa y pacífica posesión´”.
Este hecho lógico, dado que al emanciparnos de España heredamos la posesión de los territorios de dominio ibérico, debía tener su documentación probatoria, lo que se encontró en los archivos de Lima el 24 de julio, remitiéndose a Buenos Aires lo siguiente: “Una Real Orden, con fecha de dos de octubre de 1776, que trata ´de las islas Malvinas y del gobierno de ellas´ conferido por el Rey al Capitán de Navío Felipe Ruiz Puente. Otra con fecha 17 de octubre de 1768 referente a la existencia de ingleses y su situación en las islas Malvinas, según noticia de un francés, y otras que se han adquirido. Otra con fecha 1 de julio de 1769, en la que ´se acusa recibo del plano de las islas Malvinas´”.
Y otra con fecha 22 de marzo de 1771, en la que se manda “que a Pedro Jarron y Jorge Barker, marineros ingleses, que pasaron en nuestras embarcaciones a la Gran Malvina, se les destine en las que hacen servicio en estos mares”.
El envío del plano de las Islas Malvinas de 1769 testimonió fehacientemente que eran parte del virreinato peruano, y “como lo estableció la ordenanza real de 1766, el archipiélago quedaba bajo la dependencia de la Capitanía General de Buenos Aires”.
NUEVA NOTA.
Volviendo al campo diplomático en tierras anglosajonas, Moreno, ante la respuesta negativa, envió una nueva nota el 29 de diciembre para que devolviesen las Islas. Se insistió en 1841, durante el mandato de Juan Manuel de Rosas, y, al ser nuevamente rechazado -según Laurio Destefani, en ‘Malvinas, Georgias y Sándwich del Sur ante el conflicto con Gran Bretaña’ (1982)- expresó que “jamás Buenos Aires se conformaría con la injusta resolución inglesa”.
EL RESTAURADOR.
Rosas, en todos sus mensajes de apertura de sesiones de la Legislatura de Buenos Aires, insistirá sobre nuestra soberanía sobre Malvinas. A modo de ejemplo, en 1837, enunció: “La cuestión con la Gran Bretaña, sobre la inesperada ocupación de las Islas Malvinas, permanece en el mismo estado que se os anunció el año anterior. La justicia de los reclamos de la Confederación le impone el estricto deber de no abandonarlos. La negociación seguirá su curso con oportunidad, pues el Gobierno felizmente no tiene hasta ahora motivos para recelar que en el término de este negocio el poder usurpe a la razón el lugar que le asigna la civilización del mundo”.
Y, al año siguiente, en 1838, reiteró: “No ha ocurrido circunstancia digna de vuestro conocimiento acerca de la cuestión con la Gran Bretaña sobre la ocupación de las Islas Malvinas. El Gobierno insistirá en sostener el derecho de la República a este territorio, con los justos títulos en que se apoya su demanda”.
Valiosa ayuda del Perú, demostrado con creces nuestra hermandad sanmartiniana inquebrantable, y que se reafirmó cuando en 1982, ante nuestra recuperación del archipiélago usurpado, no solo sumó su apoyo en todos los foros internacionales, gestionado por el presidente peruano Fernando Belaunde Terry que buscó acercar a las partes en una solución pacífica, desoída por Margaret Thatcher, sino que proveyó de aviones Mirage M5 a nuestra Fuerza Aérea.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
La diferencia de opiniones conduce a la investigación, y la investigación conduce a la verdad. - Thomas Jefferson 1743-1826.