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LA ARGENTINA DEL BICENTENARIO DE LA PATRIA.

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“Amar a la Argentina de hoy, si se habla de amor verdadero, no puede rendir más que sacrificios, porque es amar a una enferma". Padre Leonardo Castellani.

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"La historia es la Patria. Nos han falsificado la historia porque quieren escamotearnos la Patria" - Hugo Wast (Gustavo Martínez Zuviría).

“Una única cosa es necesario tener presente: mantenerse en pie ante un mundo en ruinas”. Julius Evola, seudónimo de Giulio Cesare Andrea Evola. Italiano.

viernes, enero 17, 2025

Gardel en busca de la emoción genuina.

 

Junto con Rosita Moreno en una dupla inolvidable que atravesó las décadas.


Gardel en busca de la emoción genuina.

Tercera de las notas con testimonios clave sobre la gesta del Morocho del Abasto. Al comienzo de la filmación de “El día que me quieras” ensayó con minuciosidad la interpretación. Las palabras de Terig Tucci, estrecho colaborador, revelan los pormenores de esos días. Los hechos relatados ocurrieron hace 90 años.


Por Walter Santoro *

La filmación de “El día que me quieras”, el tercer filme de Carlos Gardel en Nueva York, ya había comenzado. Para el tango “Sus ojos se cerraron” Gardel realizó esos días ensayos exhaustivos, mostrando un perfeccionismo meticuloso: analizaba cada línea de la letra, ajustaba su interpretación y la repetía una y otra vez hasta alcanzar el nivel deseado.

Este proceso culminó en una sesión de grabación intensa y emotiva, donde logró una interpretación magistral. La escena describe cómo Gardel, encarnando el dolor de un hombre que pierde a su esposa, impregna la canción de una autenticidad tan profunda que aún hoy sigue conmoviendo a todos. Terig Tucci, el más estrecho colaborador de Gardel y Le Pera, lo contó detalladamente: “Después del día de trabajo en el estudio, volvíamos a su departamento para ensayar la canción. Y allí se efectuaba el más minucioso análisis de la letra, la más diminuta disección de la música que hasta entonces había podido observar en mi larga experiencia. Acostumbrados como estábamos a la mayoría de los cantantes, que insertan la canción en sus programas de radio o la graban en disco el mismo día que la aprenden, este método de Gardel fue para mí una revelación. ¿Cómo debía comenzar su canción? -se preguntaba- ¿con expresión dolorosa? ¿con un grito amargo? Se dispone Gardel a hacer una primera prueba. Doy un acorde en el piano. Comienza su canto: ‘Sus ojos se cerraron’.

“Se detiene; calla por algunos segundos, dice desalentado: -Está mal; no puede ser. Hay mucha saña. Debe comenzar con un sentimiento de congoja, no de rabia... Se sienta, la mirada perdida en el espacio quiere descifrar su enigma. De repente, como encendido por una súbita inspiración, se levanta entusiasmado para recomenzar su canción: ‘Sus ojos se cerraron y el mundo sigue andando...’. Deja de cantar otra vez... -No, no es lo que quiero; no es lo que se requiere. Ensaya solo, sin piano... Sus ojos se cerraron... Repite y repite esa frase diez, quince veces; ataca fuerte, suave; como un rugido, como un lamento... Nada parece satisfacerle. Descansamos. Después de diez minutos sugiere Gardel otra prueba. Doy mi acorde; canta las dos primeras líneas, y con un brusco ademán se interrumpe diciéndome: -Dejemos de ensayar. Probaremos mañana; quizá tengamos más suerte.

“Un domingo de mañana me llama a casa y me pregunta si podía ensayar el tango con él, que creía haber encontrado por fin su plan de interpretación. Sería tal vez a causa del descanso de ese día que al levantarse reposado en la mañana, no tuvo dificultad en hallar, por fin, la interpretación que buscaba, digna del contenido. El trauma que había estado consumiéndole durante todos esos días produjo por fin su ansiado fruto. Casi sin esfuerzo, en la primera prueba de esa mañana, logró Gardel imprimir el sello de su arte a la canción que le había sido tan esquiva”.

A PASO FEBRIL.

“Los preparativos de la grabación de ‘Sus ojos se cerraron’ y la toma fotográfica de la escena, procedían a paso febril. La orquesta había sido ubicada fuera del radio de visión de la cámara. La alcoba en que Gardel cantaría su tango, estaba ya preparada e iluminada. El cuerpo exánime de Margarita, su esposa, yacía en su lecho de muerte. Se da la orden de toma. Comienza a rodar la cámara. Se producen algunos momentos de completo silencio. Gardel, en el papel de un hombre abatido por el peso de su desgracia, da algunos pasos hacia la ventana, descorre la cortina y por algunos instantes mira sin ver nada.

“Se oyen levemente los ruidos del mundo exterior. Vuelve sobre sus pasos, murmura algo a su hijita... y surge entonces espontáneo su acongojado lamento... ‘Sus ojos se cerraron...’. Durante dos minutos y medio sólo se oyen los acentos del tango. La gente ni siquiera respira. La magia del arte de Gardel la ha embrujado; ha quedado aprisionada en la madeja de su relato. Los primeros instantes que siguieron a esta grabación fueron de completo, casi religioso silencio; todos temerosos de romper el exorcismo del momento, del artista”.

OVACION.

“De pronto, como si fuera obedeciendo a una señal, estalló una ovación indescriptible. Todos querían felicitar a Gardel por su formidable interpretación. Durante diez o quince minutos el trabajo quedó paralizado. Grupos de admiradores comentando la excelsa labor de nuestro artista, llenaban el estudio. Aun las personas que no entendían nuestro idioma, hacían emocionados comentarios. “Cuando fui a verlo para felicitarlo, en la misma escena de su triunfo, lo encontré emocionado, todavía poseído por la catarsis en que su interpretación lo sumiera, recibiendo los elogios de Rosita Moreno, Reinhardt, Le Pera y la plana mayor de la Paramount. Al verme, Gardel se levanta de su silla y noblemente, como queriendo compartir su triunfo conmigo, abrazándome me dice con voz entrecortada: -¡Macanudo, Tucci, macanudo!”.

Walter Santoro * Presidente de la Fundación Internacional Carlos Gardel.

Publicado en LA PRENSA.

https://www.laprensa.com.ar/Gardel-en-busca-de-la-emocion-genuina-555100.note.aspx

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