𝟐𝟎 𝐃𝐄 𝐉𝐔𝐍𝐈𝐎 𝐃𝐄 𝟏𝟖𝟐𝟎. 𝐏𝐀𝐒𝐎 𝐀 𝐋𝐀 𝐏𝐎𝐒𝐓𝐄𝐑𝐈𝐃𝐀𝐃 𝐃𝐄𝐋 𝐆𝐄𝐍𝐄𝐑𝐀𝐋 𝐌𝐀𝐍𝐔𝐄𝐋 𝐁𝐄𝐋𝐆𝐑𝐀𝐍𝐎.
La muerte del General Don Manuel Belgrano se produjo el 20 de junio de 1820 a las 7 de la mañana, en la casa familiar ubicada en la actual Avenida Belgrano 430 de la Ciudad de Buenos Aires. Ese día Buenos Aires era presa de la anarquía, es el día conocido como “el de los tres gobernadores”, aunque en realidad algunos historiadores sostienen que no había gobierno.
Fue asistido por dos de sus hermanos y por su médico personal. Solo contaba con el crédito de varios sueldos no cobrados. En esas circunstancias, sus últimas palabras fueron “¡Ay, patria mía”.
Según su voluntad fue vestido con el hábito de Santo Domingo, a la que pertenecía en calidad de terciario, e inhumado en el sepulcro cavado al pie de la pilastra derecha del arco central del frontispicio del templo anexo al convento, en una caja de pino, cubierta con paño negro y cal. Encima se colocó una losa de mármol de una cómoda de su hermano Miguel, en el que fue esculpido este simple epitafio: “Aquí yace el General Belgrano”.
Un solo periódico de Buenos Aires, El Despertador Teofilantrópico, de Fray Francisco de Paula Castañeda, anunció la muerte del general con versos de disconformidad ante la indiferencia pública. Al tiempo, que excusó a la ciudad ingrata y anunció su glorificación en días venideros.
Antes del entierro, el médico Juan Sullivan efectuó la autopsia por pedido del médico personal del prócer, el doctor Redhead. El informe de éste constituye un testimonio del estado de la medicina de la época y un conmovedor testimonio de admiración por el prócer:
“Su muerte se mira hoy –escribía Sullivan- como de la un simple particular, pero cuya memoria en los siglos venideros se revenciará como un ramo robusto de aquel árbol que sus servicios y sacrificios plantaron en el seno de su Patria”.
Los funerales se realizaron el 28 de junio –ocho días después de su muerte- simultáneamente en esos momentos se libraba el combate de Cañada de la Cruz. Manuel Antonio de Castro en su homenaje dijo:
“La justicia era el nivel de su conducta. El jefe y el soldado, el poderoso y el desvalido, todos eran iguales en presencia de Belgrano, cuando se trataba de los derechos de cada uno.
Jamás disimuló faltas ni delitos por la clase de personas y solo el benemérito y honrada era acreedor a sus consideraciones. La generosidad formaba su carácter, con ella se hizo dueño del corazón de los pueblos y aun de sus mismos enemigos. ¡Desinterés! Olvidaba sus propias necesidades para socorrer las de sus compañeros de armas y las de todos los menesterosos. ¡Honor! El suyo fue extremadamente delicado.
Conservez le souvenir d’un héros, dont la bonté avait égalé le courage”.
Un solo periódico de Buenos Aires, El Despertador Teofilantrópico, de Fray Francisco de Paula Castañeda, expresó con versos su disconformidad ante la indiferencia pública que rodeó al funeral del prócer. Al tiempo, que excusó a la ciudad ingrata y anunció su glorificación en días venideros.
Más allá de la ausencia de homenajes oficiales, algunos poetas escribieron en su homenaje. Así, Esteban de Luca, ex alumno de la Academia Militar fundada por Belgrano en Buenos Aires, dedicó más de doscientos endecasílabos blancos a su muerte y cuatro octavas a sus exequias; Juan Crisóstomo Lafinur, ex alumno de la Academia Militar fundada por el prócer en Tucumán, compuso un Canto Elegíaco y un Canto fúnebre; Juan Cruz Varela contribuyó con veinte estrofas que no llevaron su firma y otros poetas anónimos escribieron décimas, cuartetas y sonetos.
Al cumplirse el primer aniversario de su muerte, Buenos Aires pacificada bajo el gobierno del General Martín Rodríguez y con Rivadavia como ministro, se le rindió el 29 de julio un solemne homenaje. Este incluyó un solemne Te Deum en la Catedral, toque de clarín, presencia de diplomáticos de Estados Unidos, Chile y Portugal; piezas de artillería, etc. En una función de beneficio la actriz Ana Campomanes la dedicó al “ilustre porteño general don Manuel Belgrano”. Se estrenó una pieza patriótica La batalla de Tucumán. Quince días más tarde se le rindió nuevo homenaje con la presencia de la actriz Antonina Montes de Oca. Después de ejecutar la orquesta el himno del banquete fúnebre, se estrenó una loa compuesta por el actor Joaquín Culebras.
Los poetas se unieron al homenaje. De Luca escribió la letra de un himno en su honor; Lafinur celebró en una oda el panegírico pronunciado en la catedral por el doctor Gómez, un soneto con las iniciales V.L. apareció en El Argos.
1 RAFAEL ALBERTO ARRIETA, "Exequias del general Belgrano", en Instituto Nacional Belgraniano, Manuel Belgrano. Los ideales de la Patria, Buenos Aires, Manrique Zago Ediciones, 1995, p. 96.
2 ARTURO RICARDO YUNGANO, "Testamento y muerte de Manuel Belgrano", en ARTURO RICARDO YUNGANO, "Testamento y muerte de Manuel Belgrano", en INSTITUTO NACIONAL BELGRANIANO, Manuel Belgrano. Los ideales de la Patria, Buenos Aires, Manrique Zago Ediciones, 1995, p. 94.p. 94.
3 RAFAEL ALBERTO ARRIETA, "Exequias del general Belgrano", en Instituto Nacional Belgraniano, Manuel Belgrano. Los ideales de la Patria, ob. cit., p. 96.
4 Ibidem.
5 ARTURO RICARDO YUNGANO, "Testamento y muerte de Manuel Belgrano", en INSTITUTO NACIONAL BELGRANIANO, Manuel Belgrano. Los ideales de la Patria, ob. cit., p. 95.
6 ARTURO RICARDO YUNGANO, "Testamento y muerte de Manuel Belgrano", en ARTURO RICARDO YUNGANO, "Testamento y muerte de Manuel Belgrano", en INSTITUTO NACIONAL BELGRANIANO, Manuel Belgrano. Los ideales de la Patria, Buenos Aires, Manrique Zago Ediciones, 1995, p. 94.p. 94.
7 RAFAEL ALBERTO ARRIETA, "Exequias del general Belgrano", en Instituto Nacional Belgraniano, Manuel Belgrano. Los ideales de la Patria, ob. cit., p. 96.
8 Ibidem.
9 RAFAEL ALBERTO ARRIETA, "Exequias del general Belgrano", en Instituto Nacional Belgraniano, Manuel Belgrano. Los ideales de la Patria, ob. cit., p. 98.
.
.
Imagen: Retrato de Belgrano.
Pintura de François Casimir Carbonnier, 1815.
𝟐𝟎 𝐃𝐄 𝐉𝐔𝐍𝐈𝐎. 𝐃Í𝐀 𝐃𝐄 𝐋𝐀 𝐁𝐀𝐍𝐃𝐄𝐑𝐀 𝐍𝐀𝐂𝐈𝐎𝐍𝐀𝐋.
El 20 de junio se celebra el “Día de la Bandera Nacional”, establecido por Ley 12.361 del 8 de junio de 1938, en todo el territorio de la República.
Recordemos que un 27 de febrero de hace 212 años, tuvo lugar la creación y el primer enarbolamiento de la Bandera Nacional.
En enero de 1812, el Triunvirato le encargó al entonces Coronel Manuel Belgrano fortificar las costas del río Paraná, a la altura del pueblo de Rosario, para dificultar la navegación a los barcos realistas procedentes de Montevideo y un eventual ataque a fin de destruir las baterías del Rosario, que estaban siendo construidas bajo la dirección del Teniente Coronel Ángel Monasterio. Una estaba ubicada sobre la barranca para dominar el estrecho canal del río, hacia el oeste. La otra, en la isla fronteriza al poblado llamada “El espinillo”. A estas baterías Belgrano las llamó Libertad e Independencia, con un claro sentido independentista.
En esas circunstancias, con motivo de inaugurarse la batería Independencia, y careciendo de bandera para ello, dispuso la confección de una con los colores de la escarapela, cual reza el documento más significativo en la historia de nuestra bandera:
“Excelentísimo Señor:
En este momento que son las seis y media de la tarde se ha hecho la
salva en la batería de la Independencia, y queda con la dotación
competente para los tres cañones que se han colocado, las
municiones y la guarnición.
He dispuesto para entusiasmar las tropas y estos habitantes que se
formasen todas aquellas y les hablé en los términos de la nota que
acompaño.
Siendo preciso enarbolar bandera y no teniéndola, la mandé hacer
blanca y celeste conforme a los colores de la escarapela nacional;
espero que sea de la aprobación de Vuestra Excelencia.
Dios guarde a Vuestra Excelencia muchos años.
Rosario, 27 de febrero de 1812.
Excelentísimo señor.
Manuel Belgrano [Rubricado]
Excelentísimo Gobierno Superior de las Provincias Unidas del Río
de la Plata”. 1
Sin esperar respuesta mandó hacerla para la primera batería habilitada. En ocasión de su inauguración, que se realizó al día siguiente en tierra firme (próxima a la batería Libertad aún en construcción), Belgrano tomó juramento de lealtad a la guarnición destinada a su servicio:
“Soldados de la Patria: En este punto hemos tenido la gloria de vestir
la escarapela nacional que ha designado nuestro Excelentísimo
Gobierno: en aquel, la Batería de la Independencia, nuestras armas
aumentarán las suyas; y juremos vencer a nuestros enemigos
interiores y exteriores y la América del Sud será el templo de la
Independencia, de la unión y de la libertad. En fe de que así lo juráis,
decid conmigo ¡Viva la Patria”! 2
La ceremonia de inauguración, al decir de los historiadores y poetas, alcanzó contornos emotivos. Según Yaben “al ocupar las tropas su puesto de honor, enarbolaron la bandera azul celeste y blanca, desplegándose en paño batido por el viento, mientras la saludaba una salva de cañonazos. Así se inauguró la bandera argentina, en la tarde del 27 de febrero de 1812, en momentos en que el sol se ocultaba en el ocaso, besando con sus últimos rayos el símbolo sagrado de nuestra redención política”.
En oficio al Triunvirato, Belgrano expresaba lo siguiente:
“Las banderas de nuestros enemigos son las que hasta ahora hemos
usado; pero ya que Vuestra Excelencia ha determinado la escarapela
nacional con que nos distinguiremos de ellos y de todas las naciones,
me atrevo a decir a Vuestra Excelencia que también se distinguieran
aquellas, y que en estas baterías no se viesen tremolar sino las que
Vuestra Excelencia designe. ¡Abajo, Excelentísimo Señor, esas
señales exteriores que para nada nos han servido y con las que parece
que aún no hemos roto las cadenas de la esclavitud!”. 3
Este documento revela el espíritu independentista de Belgrano, que en un
acto verdaderamente revolucionario, creó y ordenó enarbolar nuestra
enseña patria. El Triunvirato ese mismo día despachaba la orden que,
apenas fuera esta recibida, Belgrano debía partir para reemplazar a Juan
Martín de Pueyrredón, Jefe del Ejército Auxiliar del Perú. Probablemente
ambos oficios se cruzaron en el camino, pues Belgrano manifestó que se
puso en marcha el 2 de marzo y la orden del gobierno, desautorizando su
gesto de creación de una bandera, llegó al día siguiente.
El Triunvirato, pues, informado del asunto, desaprobó el 3 de marzo la creación de la nueva bandera, casi que volviendo sobres sus pasos, y ordenó a Belgrano “que haga pasar aquella demostración de la bandera blanca y azul celeste enarbolada ocultándola disimuladamente y subrogándola con la que se le envía que es la que hasta ahora se usa en esta fortaleza, y que hace al centro del Estado, procurando en adelante no prevenir las deliberaciones del Gobierno en materias de tanta importancia y en cualquiera otro que una males inevitables difíciles de repararse con buen suceso”. 4
No llegó Belgrano a enterarse de la prohibición dispuesta del gobierno pues en cumplimiento de la citada orden de aquel del 27 de febrero había salido el 2 de marzo de Rosario camino al Noroeste para asumir el comando en jefe en Jujuy del Ejército Auxiliador del Perú.
Ignorando el criterio del gobierno y creyendo que la bandera enarbolada en Rosario había sido aprobada, para solemnizar el segundo aniversario de la Revolución de Mayo, el 25 de ese mes, Belgrano presentó en Jujuy otro ejemplar de la bandera, que mandó confeccionar allí diciendo a sus tropas en una proclama: “por primera vez, veis la Bandera Nacional en mis manos, que ya os distingue de las demás naciones del globo”, lo que significaba romper abiertamente el vínculo con la corona de España. Esa Bandera Nacional una vez bendecida fue paseada triunfalmente y jurada
por las tropas.
El gobierno en oficio del 27 de junio de 1812 reiteradamente lo desautoriza
en nuevos términos. Este oficio, dado la lentitud de las comunicaciones,
recién en julio le llega a Belgrano advirtiendo que el Gobierno desautorizaba en duros términos la creación de la bandera y ordenaba que:
“haga pasar por un rasgo de entusiasmo el suceso de la Bandera
blanca y celeste enarbolada; ocultándola disimuladamente y
subrogándola con la que se le envía, que es la que hasta ahora se usa
en esta Fortaleza, y que hace el centro del Estado; procurando en
adelante no prevenir las deliberaciones del gobierno en materia de
tanta importancia y en cualquiera otra que una vez ejecutada no deja
libertad para su aprobación, y cuando menos produce males
inevitables difíciles de repararse con buen suceso”. 5
Afectado por esos términos, Belgrano se apresuró a sincerarse, declarando que ignoraba la anterior resolución: “en la batería que se iba a guarnecer no había bandera y juzgué que sería la blanca y celeste la que nos distinguiría como la escarapela, y esto, con mi deseo de que estas provincias se cuenten como una de las naciones del globo, me estimuló a ponerla”. Belgrano acató la resolución gubernamental y en su respuesta del 18 de julio expresa entre otras consideraciones lo siguiente: “la bandera la he recogido y la desharé para que no haya memoria de ella y si acaso me preguntasen por ella, responderé que se reserva para el día de una gran victoria por el ejército, y como esta está lejos, todos la habrán olvidado y se contentarán con lo que se les presente”. La bandera creada por Belgrano tuvo su
bautismo de fuego en la Batalla de Salta (20 de febrero de 1813).
Por otra parte, poco después de proclamarse la Independencia de las Provincias Unidas de Sud América, el Congreso de Tucumán en la sesión del 20 de julio de 1816, expidió un decreto especificando los colores “celeste y blanco” para la bandera menor entretanto se fijaran los jeroglíficos de la bandera nacional mayor 6 . El 25 de febrero de 1818, el Congreso aprobó el dictamen del diputado Chorroarín y se estableció que “sea distintivo peculiar de la bandera de guerra un sol pintado en medio de ella”. 7
1 ARCHIVO GENERAL DE LA NACIÓN, Sala X, 44-8-29 y 44-8-30 en MINISTERIO DEL INTERIOR, La Bandera Nacional de la República Argentina, Buenos Aires, p. 21.
2 Ibidem.
3 ARCHIVO GENERAL DE LA NACIÓN, Sala X, 44-8-29 en MINISTERIO DEL INTERIOR, La Bandera Nacional de la República Argentina, ob. cit., p. 136.
4 ARCHIVO GENERAL DE LA NACIÓN, Sala X, 44-8-29 y 44-8-30 en INSTITUTO NACIONAL BELGRANIANO, Documentos para la Historia del General Don Manuel Belgrano, t. IV 1811-1812, Buenos Aires, 2003, p. 423.
5 ARCHIVO GENERAL DE LA NACIÓN, Sala X, 44-8-29, en INSTITUTO NACIONAL BELGRANIANO, Documentos para la Historia del General Don Manuel Belgrano, t. IV 1811-1812, ob. cit., p.431.
6 ARCHIVO GENERAL DE LA NACIÓN, Sala X, 3-9-4, en MINISTERIO DEL INTERIOR, La Bandera Nacional de la República Argentina, ob. cit., p. 136.
7 ARCHIVO GENERAL DE LA NACIÓN, Sala X, 44-8-29 y 44-8-30, en INSTITUTO NACIONAL BELGRANIANO, Documentos para la Historia del General Don Manuel Belgrano, t. IV, ob. cit., p. 453.
Publicado en Instituto Belgraniano / Facebook.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
La diferencia de opiniones conduce a la investigación, y la investigación conduce a la verdad. - Thomas Jefferson 1743-1826.