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...." el pueblo recoge todas las botellas que se tiran al agua con mensajes de naufragio. El pueblo es una gran memoria colectiva que recuerda todo lo que parece muerto en el olvido. Hay que buscar esas botellas y refrescar esa memoria". Leopoldo Marechal.
LA ARGENTINA DEL BICENTENARIO DE LA PATRIA.

“Amar a la Argentina de hoy, si se habla de amor verdadero, no puede rendir más que sacrificios, porque es amar a una enferma". Padre Leonardo Castellani.
“
"La historia es la Patria. Nos han falsificado la historia porque quieren escamotearnos la Patria" - Hugo Wast (Gustavo Martínez Zuviría).
“Una única cosa es necesario tener presente: mantenerse en pie ante un mundo en ruinas”. Julius Evola, seudónimo de Giulio Cesare Andrea Evola. Italiano.
viernes, julio 05, 2013
jueves, julio 04, 2013
FRAGMENTO DE "DON HIPÓLITO" DE LEONARDO CASTELLANI.
FRAGMENTO DE "DON HIPÓLITO" DE LEONARDO CASTELLANI:
"Yrigoyen fue el político más hábil que haya producido este país, y es imposible que salga otro mayor que él. Gálvez sostiene es el prototipo del hombre argentino (o quier porteño) con todas sus preseas y defectos; hasta en un Cristianismo inculto, implícito y tartamudo. Puéser. Fue un Rosas disminuido y medio torcido."
....
"Yrigoyen con su inmenso intelecto práctico, o quier astucia, consiguió su ideal del sufragio puro, el gobierno nacionalista y la derrota de la oligarquía. ¿De qué sirvió? Apenas muerto o matado el Peludo retornó el fraude ya que en tiempos de Ortiz insti-tuci-ona-lizado (para usar el hermoso sexquipedal inventado por el cretinismo; la oligarquía retomó alegre su trono, y el propio partido peludista se volvió regimenoso (antipersonalista).
Rotundamente fracasó Don Hipólito, y no dejó nada fuera de la cama para Perón.
"El Radicalismo es un fenómeno argentino de lo más curioso. Movimiento de honradez al principio, degeneró rápidamente, como todos los movimientos argentinos, por falta de base; y se convirtió en una cosa como la adoración a la Madre María o a la Difunta Correa, en una superstición entre patética e ingenua. El pelo del radical era conocido, era "medio pelo": ideas vagas, reacciones sensibleras y hambre bárbara de puestos políticos"
Del libro Castellani por Castellani - Selección de textos - Editorial Jauja, Mendoza, Argentina.
miércoles, julio 03, 2013
HISTÓRICAS ARGENTINAS: UN 3 DE JULIO DE 1933 FALLECE EL CAUDILLO POPULAR HIPÓLITO YRIGOYEN.
La mal llamada revolución de los oficiales militares
conducidos por José Félix Uriburu que
terminó el 6 de septiembre de 1930 derrocando al caudillo Hipólito Yrigoyen que
fue encarcelado en la isla Martín García, con el agravio de la prensa; luego regresó a Buenos Aires para morir en
1933, en el atardecer de un lunes 3 de
julio frío de 1933 en un día gris, de llovizna y frío a los 80 años y se cierra
un ciclo.
En Julio de 1932 dos correligionarios amigos lo visitaron
para informarle sobre una conspiración Yrigoyen responde:"'No quiero una gota de
sangre, pero quiero la unión de la UCR".
En sus últimos días lo acompañaron sus correligionarios más
cercanos: Alvear, Pueyrredón y González.
Aceptó, en sus últimas horas la confesión de un fraile
dominico.
Para 1932 esa “chusma” como se la denominaba despectivamente
que asaltara la casa de Don Hipólito volvió al caudillo
Al otro día de su fallecimiento se hizo presente el ministro
Leopoldo Melo colaborador de Justo pero no lo dejan pasar. La familia de
Yrigoyen rechazó las condolencias oficiales.
Yrigoyen sería velado en su casa durante tres días.
El jueves 6 de julio el ataúd sería trasladado al cementerio
de la Recoleta.
El ataúd salió a la calle. "A pulso, a pulso, a
pulso..." y fue llevándolo con sus brazos durante más de cuatro horas.
El Dr. Ricardo Rojas en la “Oración fúnebre en el sepelio de
Hipólito Yrigoyen” el 6 de Julio de 1933 manifestó entre otros conceptos:
“Americano prototípico, amigo de la paz sentimental, asceta
en la vida, rústico en el ensueño generoso, el secreto de la popularidad de
Yrigoyen fue un sentimiento de amor, y éste era también el secreto de su gloria
póstuma, que ya ha comenzado. Amó a la patria con un amor cristiano, y por eso
la amó, no con símbolos ni abstracciones sino en la carne sufrida del pueblo.
Tal
sentimiento, servido por un recio carácter y orientado por una certera
intuición, explica las complejidades de su personalidad y el éxito de su empresa
política. Por eso, ni el derrocamiento ni la calumnia pudieron vencerlo. Más
alto que el odio y el poder, cerníase aquel ideal inmarcesible.
Este gran
caudillo criollo - criollo cabal – ha prestado a la Argentina cosmopolita y
mercantil de los últimos cuarenta años, un servicio de orden espiritual más
valioso que dos presidencias, y es el de haber aglutinado en la Unión Cívica
Radical, a los argentinos de todas las regiones y de todas las clases,
superando las desarmonías étnicas en una cohesión nacionalista, y soldando las
generaciones nuevas en la tradición histórica de nuestra democracia.”
Como si el huésped se llevara los muebles por Horacio Savoia.
La remoción del monumento a Colón viola dos leyes nacionales y un artículo de la Constitución porteña. En todos los casos, lo que se advierte es el desconocimiento del ordenamiento legal por parte de la Secretaría General de la Presidencia.
La ley 5105, de 1907, autoriza la aceptación del monumento, donado por la comunidad italiana. El texto determina que el lugar de su emplazamiento debe ser la plaza Colón, la misma que hoy conocemos, que se llama así desde 1894. Cualquier cambio en ese sentido exige, por lo tanto, una modificación de esa ley.
Por otro lado, la ley 1029, de 1880, que declara capital el municipio de Buenos Aires, señala que los edificios municipales, como por ejemplo los monumentos, "no pierden su carácter". Esto significa que la Nación no puede disponer de ellos, ya que su condición es la de edificio municipal.
Legalmente la situación es muy clara, pero si aún faltara alguna otra explicación, podría citar las palabras de Carlos Tejedor, quien en su momento señaló que "el gobierno nacional es un huésped de la ciudad". Un huésped calificado, por supuesto, pero huésped al fin. Con este episodio de la remoción de la estatua de Colón, estamos ante una escena en la que el huésped dispone de los bienes del dueño de casa.
Al mismo tiempo, el artículo 81 de la Constitución porteña también es muy claro cuando le reconoce a la Legislatura la facultad inalienable de disponer el emplazamiento de monumentos y esculturas (artículo 7) y legislar en materia de preservación y conservación del patrimonio cultural (artículo 8). Por lo tanto, es evidente -como bien lo indica la sentencia interlocutoria vigente- que lo que se ha producido es una violencia contra el ordenamiento legal.
La lesión que se ha cometido atenta contra las leyes nacionales y la Constitución porteña. Las colectividades italiana y española no son las únicas agraviadas; también lo es, por estas razones, el resto de la sociedad argentina.
Diario "La Nación" - 2 de julio de 2013.
lunes, julio 01, 2013
COLÓN, COLÓN Y SU HIJO CRISTOBALITO...
El Paseo Colón, sin Colón.
El Gobierno argentino retira la estatua del descubridor. Aduce deterioro de la imagen, pero incumple una ley. Se interpreta como rechazo a la conquista española.Cobertura periodística del diario español "El Mundo" Ramy Wurgaft (corresponsal en Buenos Aires), domingo 30-6-2013.
A los transeúntes que pasaban por allí les llamó la atención que la Policía
desplegase a tantos de sus hombres alrededor de una grúa, apostada detrás de la
Casa Rosada. A la vista de los curiosos, el brazo de la máquina se situó por
encima del monumento a Cristóbal Colón y uno de los operarios
enrolló un cable en torno a la estatua. Un grupo de manifestantes trató de
impedir que finalmente la levantaran de su pedestal, pero los agentes les
cerraron el paso.
"Es una medida brutal, tomada entre gallos y madrugadas. Ni en los
tiempos de la dictadura se cometió un atentado así contra el patrimonio
histórico", protestó Graciela Fernández, de la organización Salvemos
las Estatuas.
Lentamente, la grúa depositó la efigie del descubridor de América en
la plataforma de un camión que partió con rumbo desconocido. Ya nada se
podía hacer contra la decisión de Cristina Kirchner de remover la estatua que
desde junio de 1921 se alzaba a un costado del Paseo Colón.
Tampoco habrá forma de evitar que, por disposición del Gobierno, la figura de
Juana Azurduy (una prócer de independencia de Sudamérica) se
plante en el pedestal que hasta hace unas horas ocupaba el navegante genovés. El
inusual espectáculo que presenciaron los paseantes de fin de semana es la
culminación de una larga disputa entre el Ejecutivo nacional y uno de
sus más enconados rivales políticos: Mauricio Macri, alcalde Buenos
Aires.
"Existe una ley que establece que solamente se puede mover una
estatua con el consentimiento de 60 legisladores. Además, la Justicia
había dictado un recurso de amparo que obligaba a la presidenta a consensuar la
remoción de este monumento en particular con las autoridades municipales",
señaló Lía Rueda, presidenta de la comisión de Cultura de la asamblea
legislativa de la municipalidad.
En vísperas del operativo, el Gobierno alegó que la estatua presenta
varias fisuras y quiebras, por lo cual es necesario llevarla a un
taller de restauración. Por su parte, Osvaldo Cantalapiedra, un experto en
conservación de monumentos que trabaja para la municipalidad, aseguró que los
arreglos se podían realizar con Cristóbal Colón de pie en su pedestal.
"A mí este procedimiento me huele a cuestión ideológica. En el equipo de
Cristina hay quienes consideran a Colón como el precursor de la
dominación española. Esa gente se salió con la suya", expresó
Cantalapiedra.
La efigie de la discordia fue esculpida por el italiano Arnaldo Zocchi y
donada a la ciudad por la comunidad italiana con motivo del
primer Centenario de la Revolución de Mayo, la gesta que marcó el alzamiento
contra la Corona de España.
"Desde que surgieron los rumores pedimos varias veces que la presidenta nos
recibiera en audiencia. Fue inútil. Éste es un día triste para todos los
descendientes de italianos", murmuró, compungida, Irma Rizzuti, cuyos
orígenes se remontan a la región de Calabria.
Horacio Rodríguez Larreta, jefe del gabinete de Mauricio Macri, fue alertado
de la operación que transcurría junto a la fachada posterior de la Casa Rosada,
pero no llegó a tiempo para evitar que la grúa completara su trabajo.
"Esto es una provocación del Gobierno nacional no sólo a la
municipalidad, sino también a la Justicia (que había dictado una medida
cautelar) y a todos los porteños (habitantes de Buenos Aires). En otro país una
decisión de este orden hubiera sido sometida a consulta popular", espetó el
funcionario.
"Si nos paramos, Cristina y los suyos van a terminar llevándose el
Obeslisco", ironizó Rodríguez Larreta, haciendo referencia a otro de los
monumentos más representativos de la ciudad.
Imágenes del Diario "El Mundo" - Agencia EFE.
REJUNTE por Antonio Camou.
Cuando uno es diputado o senador acompaña un proyecto de país. No es simplemente un rejunte de gente para ganar una elección", dijo la presidenta desde Entre Ríos, en lo que fue su primer discurso después del cierre de listas para las elecciones legislativas de octubre. Y agregó para rematar: "La elección es un día, pero se gobierna los 365 días del año".
Una vez más, la señora presidenta nos entregó una disertación de hondo contenido político centrada en una categoría científica medular para comprender algo del pasado, casi todo el presente y buena parte de nuestro inmediato futuro: la noción de "rejunte".
Como el problema es arduo, dejaré de lado el debate técnico con la bibliografía especializada (no haré distingos, por caso, entre "rejunte", "ensalada", "mescolanza" o "bolsa de gatos") para focalizarme en tres cuestiones que vale la pena destacar.
El primer punto nos recuerda que el kirchnerismo percibió como nadie que el correlato de la extrema fragmentación del campo político dejado por la crisis del 2001 era la necesidad de (re)juntar los pedazos de lo que pudiera –y quisiera– reunirse bajo su mando, con algún vago perfume a novedad.
Tras el desfonde del tejido representativo, Kirchner comprendió también que la única estructura que quedaba en pie para acumular dinero y poder, y desde allí negociar y/o someter a corporaciones, sindicatos o movimientos, era la desvencijada estructura estatal. Por lo tanto, el intríngulis central era ganar la elección, y después armar desde el gobierno una coalición amplia que hiciera gobernable el país. Desde entonces la mescolanza oficialista (de Gildo Insfrán a Ricardo Forster, de Mario Ischii a Andrea del Boca, de Luis D'Elía a Lázaro Báez, de Cristóbal López a Horacio Verbitsky, de Ramón Saadi a Hebe de Bonafini) ha tenido la fortuna y la virtú maquiaveliana para sobrevivir una década.
Así las cosas, puesto que el kirchnerismo es un gran rejunte, parece que sólo podrá ser derrotado en los próximos turnos electorales por otro extenso rejunte, aunque más a tono con los nuevos vientos que ya han empezado a soplar desde la sociedad civil (¿Será más republicano en lo político? ¿Más diverso en lo cultural? ¿Más sensato en lo económico? ¿Menos cínico en lo social?). Después se verá si la ensalada funciona pasado el desafío de las urnas. Como bien dice la primera mandataria, ya veremos si es capaz de gobernar "los 365 días del año". Pero éste es un problema interesantísimo (en el sentido chino de la maldición) que inevitablemente tendremos más adelante.
Nótese de paso que rejunte y consistencia se necesitan en cualquier dialéctica virtuosa: las bolsas de gatos que funcionan en el poder son aquellas donde alguna fracción es capaz de elaborar una conducción medianamente coherente. Un tal Juan Domingo Perón predicó con la palabra y el ejemplo (los hubo buenos, malos y de los otros) sobre la táctica y la estrategia en los rejuntes; después Menem o Kirchner nos mostrarían su virtuosismo de intérpretes.
Adviértase también que las listas de candidatos presentadas por el oficialismo testimonian algo más que la cerrazón con las que el kirchneriato piensa el ejercicio vertical, solitario y excluyente del poder; se trata de la confesión palmaria de sus postreras orfandades, de su bajísimo atractivo actual para rejuntarse: ¿hacia dónde podría expandirse una configuración política que ya dilapidó su capital de confianza y que se esmera día a día en agotar sus perspectivas de futuro?
La segunda cuestión es una novedad de estas últimas jornadas: en los principales distritos electorales del país, el oficialismo fue un convidado de piedra o, en el mejor de los casos, un actor de reparto en una obra cuyos protagonistas empiezan a ser otros. Por eso buena parte de la atención mediática y ciudadana se concentró en escudriñar qué hacían las fuerzas opositoras, desde la inteligente propuesta de los sectores progresistas para dirimir sus diferencias en las primarias de agosto hasta las enrevesadas negociaciones de quintas de fin de semana entre De Narváez, Macri, De la Sota, Massa, Lavagna o Scioli.
Según se sabe, la capacidad para captar la atención es una parte vital de la iniciativa política y el oficialismo percibe que está comenzando a perder ese empuje a manos de ambiciosas astillas de su mismo palo.
El último punto se detiene a considerar un revelador desliz. Desconozco cuáles son los sueños que deleitan o las pesadillas que abruman a la presidenta, pero tengo para mí que cuando se enfurece muestra las hilachas de su inconsciente político. Le aflora ese residuo que resiste la simbolización, esa mancha de irracionalidad traumática que la persigue como una sombra terca.
En Entre Ríos, una presidenta molesta y ya en campaña pudo decir: "se trata de un rejunte para poner palos en la rueda, para no dejarnos gobernar, para defender las corporaciones, para volver a los 90, etc.". Pero de sus labios escapó una verdad mucho más cruel: se trata de "un rejunte de gente para ganar una elección". Lo dijo con todas las letras: "para ganar". Y al decirlo empezó a ponerle palabras al perfil crepuscular de su infierno tan temido, ese lugar fatídico donde suceden las derrotas y el poder se escurre entre las manos.
De aquí a octubre, el purgatorio electoral definirá a sus agraciados y a sus réprobos. Nadie tiene el boleto cortado y las vueltas de la fortuna o las derivas de la virtú pueden dejar de a pie al gaucho más advertido. Pero de aquí a la eternidad que nos separa del 2015, y más allá de nuestro voto de convicción, habrá que hacerse a la poco feliz idea de que las fuerzas políticas con capacidad de movilizar recursos electorales significativos y de apoyarse luego en una coalición que garantice mínimos niveles de gobernabilidad parece que tendrá los tonos de un mejunje variopinto.
Encaramada al alto faro político e intelectual desde el que tiene por costumbre mirar a los simples mortales, la señora presidenta ha empezado a vislumbrar un horizonte perturbador: a lo lejos ve asomarse el rejunte del poskirchnerismo.
PUBLICADO EN EL DIARIO "RÍO nEGRO" (edición Nro. 23.310), lunes 1° de Julio de 2013.
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