Esteban Laureano Maradona nació en Esperanza, Santa Fe un 4
de julio de 1895 fue médico rural, filántropo, modesto y abnegado, que
transcrurrió unos 50 años en una localidad de Formosa ejerciendo
desinteresadamente la medicina. Esteban Laureano Maradona fue un médico que no
hizo otra cosa que cumplir con su tarea, con abnegación y una profunda vocación
de servicio.
Descendiente de varios próceres de San Juan. De Plácido
Fernández de Maradona que fue gobernador en varias ocasiones y ministro de
Benavídez, y de José Ignacio Fernández de Maradona (hijos de español Francisco
Fernández de Maradona c.c. Francisca Arias de Molina y Jofré, arribado de San
Pedro de Arante, España, en el año 1748) jesuita y primer diputado electo por
el pueblo de San Juan al ser reputado como el "mejor probidad" ante
la Junta Grande de 1810 en Buenos Aires. Su madre se llamaba Petrona
Encarnación Villalba Sosa y era hija de Esteban Villalba de origen santiagueño.
Trabajó muchos años a cargo del cuidado de la hacienda de la familia Ezeiza,
quienes al regresar al país de su exilio político, encontraron que no sólo don
Esteban Villalba había cuidado su hacienda en su ausencia, sino que la había duplicado.
Gracias a su honestidad, los Ezeiza le otorgaron grandes cantidades de
patacones de plata a don Esteban, que luego de ello, costeando el río Paraná,
se detuvo por la zona de Barrancas y Coronda, ambas en la provincia de Santa
Fe, y compraron hectáreas de campo.
Obtuvo su título de médico en la Universidad de Buenos
Aires, en 1926, con diploma de honor. Fue durante sus estudios, discípulo de
Bernardo Houssay.
Hacia 1930, se radicó en Resistencia (Chaco), y hacia 1932
se alistó y trabajó como voluntario en el Hospital Naval de Asunción, durante
la guerra del Chaco o "del petróleo".
Desde 1935, y durante 25 años, vivió en Estanislao del
Campo, un pequeño pueblito en donde el tren que lo llevaba a Tucumán se detuvo
a hacer un trasbordo de pasajeros, y donde se quedó a atender a una parturienta
que se debatía por su vida y la de su hijo en un parto distóxico en medio del
monte formoseño.
Durante todos esos años, Maradona no solo atendió a los
nativos sino que también estudió sus costumbres e incorporó a sus conocimientos
los de la medicina tradicional aborigen.
Su tarea fue magna logró la concesión de una porción de
tierra fiscal para crear la colonia Juan Bautista Alberdi que fue oficializada
en 1948. Luego realizó mejoras en la comisaría como en la estación ferroviaria
buscó nuevas fuentes de agua; gestionó y obtuvo la creación de una escuela Les
enseñó a los aborígenes las prácticas
agrícolas además de la fabricación de ladrillos, los que permitieron una mejor
condición de las viviendas.
Por 1986, Otelo Borroni y Roberto Vacca dirigían la serie de
documentales y fascículos inolvidables: “Historias de la Argentina Secreta”.
Hasta ese momento el apellido Maradona representaba inequívocamente a una sola
persona: el máximo jugador de fútbol que conocimos.
Fue el "Doctorcito Dios", el "Doctor
Cataplasma", el "Doctorcito Esteban", el "médico de los
pobres", como lo llamaban sus pacientes, con profundo amor y devoción.
Se negó a percibir una pensión vitalicia que por decreto le
otorgaba el gobierno de Formosa y fundamentó su decisión al sostener que curar,
educar y ayudar a los indígenas, era una
obligación moral que le debía a la Patria y a la humanidad.
En 1981 un jurado compuesto por representantes de organismos
oficiales, de entidades médicas y de laboratorios medicinales, lo distinguió
con el premio al "Médico Rural Iberoamericano".
El 4 de julio, día de su nacimiento ha sido declarado por
ley Día Nacional del Médico Rural. Murió en la ciudad de Rosario el 14 de enero
de 1995 a los 99 años.
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