La prohibición de entrar carne de La Pampa a Rio Negro desató una “guerra”, por ahora fría y diplomática, entre esa provincia y ésta.
Con el precio que pagan los consumidores como caballito de batalla, el gobierno de la vecina provincia instaló su reclamo para eliminar la barrera sanitaria ante Nación y lo transformó en uno de los ejes del encuentro del Parlamento Patagónico.
Las consultas realizadas por éste medio, los constantes secuestros de asado con hueso ilegal dejan en evidencia dos situaciones: el precio que se paga en la región es tan alto que para algunos comerciantes vale la pena correr el riesgo y los productores pampeanos no tienen dónde vender su producción dentro de su provincia. Así, ese gobierno insiste en la búsqueda para derribar la barrera que garantiza que la carne de Río Negro es libre de fiebre aftosa sin la necesidad de vacunar los animales.
Según publicó un medio que realizó la cobertura del Encuentro Patogénico, de saco y corbata y, por ahora, sin perder las formas, ambos gobiernos se enfrentaron en el Parlamento por el asado.
Pedro Pesatti fue el encargado de defender la postura rionegrina y afirmó: “Con esfuerzo del productor y del consumidor, que pagó más cara la carne durante dos años, alcanzamos el status de zona libre de aftosa sin vacunación, acá no hubo subsidios del Estado”, y en ese sentido aseguró: “Nos parece que la barrera debe mantenerse inflexible para mantener el status alcanzado, lo que nos permitirá poner en marcha varios proyectos de inversión”.
Desde La Pampa aseguran que la diferencia de precio sigue siendo elevada entre el kilo de carne para la parrilla que se paga en 25 de Mayo -casi en el límite con Catriel- y lo que pagan los vecinos del valle. En las carnicerías rionegrinas, el asado ronda los 150 pesos, mientras que en La Pampa no llega a $100.
La ofensiva pampeana fue liderada por el vicegobernador Mariano Fernández, quien aseguró: “Valorando la relación fraterna que caracteriza a las provincias que integramos esta región, con mucha humildad queremos solicitarles nos acompañen a lograr la autorización del tránsito de carne con hueso plano, el corte de asado concretamente, al sur del río Colorado”.
Ese mismo pedido ya lo había efectuado a Nación, aunque por ahora no tuvo respuesta favorable.
La prohibición incide directamente en los costos que pagan los consumidores y en el desarrollo de la actividad productiva propia en la provincia.
En La Pampa saben que su planteo tiene el visto bueno de la mayoría de los consumidores rionegrinos, y por eso insisten. Fernández planteó que “la barrera impuesta ya no es una medida de protección sanitaria y fitosanitaria, sino que se ha convertido en una eficaz barrera al comercio”.
En el Parlamento no hubo acuerdo y las provincias dejaron en claro que no darán el brazo a torcer con facilidad.
Con el precio que pagan los consumidores como caballito de batalla, el gobierno de la vecina provincia instaló su reclamo para eliminar la barrera sanitaria ante Nación y lo transformó en uno de los ejes del encuentro del Parlamento Patagónico.
Las consultas realizadas por éste medio, los constantes secuestros de asado con hueso ilegal dejan en evidencia dos situaciones: el precio que se paga en la región es tan alto que para algunos comerciantes vale la pena correr el riesgo y los productores pampeanos no tienen dónde vender su producción dentro de su provincia. Así, ese gobierno insiste en la búsqueda para derribar la barrera que garantiza que la carne de Río Negro es libre de fiebre aftosa sin la necesidad de vacunar los animales.
Según publicó un medio que realizó la cobertura del Encuentro Patogénico, de saco y corbata y, por ahora, sin perder las formas, ambos gobiernos se enfrentaron en el Parlamento por el asado.
Pedro Pesatti fue el encargado de defender la postura rionegrina y afirmó: “Con esfuerzo del productor y del consumidor, que pagó más cara la carne durante dos años, alcanzamos el status de zona libre de aftosa sin vacunación, acá no hubo subsidios del Estado”, y en ese sentido aseguró: “Nos parece que la barrera debe mantenerse inflexible para mantener el status alcanzado, lo que nos permitirá poner en marcha varios proyectos de inversión”.
Desde La Pampa aseguran que la diferencia de precio sigue siendo elevada entre el kilo de carne para la parrilla que se paga en 25 de Mayo -casi en el límite con Catriel- y lo que pagan los vecinos del valle. En las carnicerías rionegrinas, el asado ronda los 150 pesos, mientras que en La Pampa no llega a $100.
La ofensiva pampeana fue liderada por el vicegobernador Mariano Fernández, quien aseguró: “Valorando la relación fraterna que caracteriza a las provincias que integramos esta región, con mucha humildad queremos solicitarles nos acompañen a lograr la autorización del tránsito de carne con hueso plano, el corte de asado concretamente, al sur del río Colorado”.
Ese mismo pedido ya lo había efectuado a Nación, aunque por ahora no tuvo respuesta favorable.
La prohibición incide directamente en los costos que pagan los consumidores y en el desarrollo de la actividad productiva propia en la provincia.
En La Pampa saben que su planteo tiene el visto bueno de la mayoría de los consumidores rionegrinos, y por eso insisten. Fernández planteó que “la barrera impuesta ya no es una medida de protección sanitaria y fitosanitaria, sino que se ha convertido en una eficaz barrera al comercio”.
En el Parlamento no hubo acuerdo y las provincias dejaron en claro que no darán el brazo a torcer con facilidad.
Publicado en Diario "De La Costa" de Viedma, 6 de junio de 2016.
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