Los acontecimientos comenzaron el 19 de junio de 1996,
cuando el entonces gobernador Felipe Sapag frenó la construcción de una planta
de fertilizantes que daría empleo a los pobladores de Plaza Huincul y Cutral
Co, zona donde la privatización de YPF había dejado en la calle a unos 4.000
trabajadores.
20 DE JUNIO DE 1996: DESDE ESTE DÍA AL 26 DEL MISMO MES EXISTIERON MOVILIZACIONES POPULARES EN LAS CIUDADES NEUQUINAS DE CUTRAL CO Y PLAZA HUINCUL.
MIÉRCOLES 19 DE JUNIO
El gobernador Sapag anunció que no construiría una planta de
fertilizantes en Cutral Co y Plaza Huincul acordada por Sobisch.
JUEVES 20 DE JUNIO
Radio Victoria de Cutral Co transmitió la noticia y se
transformó en vocera del descontento. A las 20 se cortó totalmente la Ruta 22.
Nacían los “piquetes”.
VIERNES 21 DE JUNIO
Los municipios declararon asueto. Pidieron la presencia del
gobernador, quien dijo: “No iré mientras haya cortes, no negocio con
delincuentes”.
SÁBADO 22 DE JUNIO
La FM Victoria dejó de transmitir, pero la protesta siguió
creciendo.
DOMINGO 23 DE JUNIO
Con la Ruta 22 cortada, Sapag ofreció dialogar, pero con una
delegación que viajara a Neuquén. Intervino la jueza federal Margarita Gudiño
de Argüelles.
LUNES 24 DE JUNIO
La jueza ordenó el desalojo y pidió el envío de gendarmes.
Una asamblea debatió si una delegación viajaba a Neuquén a negociar.
MARTES 25 DE JUNIO
A las 8:30 - Llegaron la jueza y 400 gendarmes al primer
piquete.
A las 10 - Los gendarmes pasaron el primer piquete pero una
multitud de 20.000 personas los enfrentó.
A las 11 - La jueza aceptó dialogar en la torre, pero
finalmente se declaró incompetente y se retiró del lugar.
A las 15 - Los gendarmes se retiraron definitivamente. Hubo
caravanas de festejos.
17:30 - Sapag llegó a Cutral Co y se instaló en el
municipio. Anunció que no iría a la torre.
20:30 - Sapag cedió y aceptó dialogar con los piqueteros en
la vieja torre de YPF. Se acordó un encuentro para el día siguiente.
MIÉRCOLES 26 DE JUNIO
Una comisión liderada por Laura Padilla le entregó a Sapag
un petitorio y firmaron un acuerdo.
Veinte años atrás, Cutral Co y Plaza Huincul estallaban en
una manifestación social de la que no se tenía registro hasta el momento y que
permitió que se conociera a lo largo de la provincia y el país el reclamo por
trabajo.
El gobierno central, a través del entonces presidente Carlos
Menem, había tomado las medidas económicas que golpearon al corazón de la
economía local.
De la mano de la privatización de las empresas nacionales
YPF y Gas del Estado, llegó la desocupación y con ellos miles de familias que
hasta entonces, mantenían un estándar de vida tranquilo, quedaron sin la
posibilidad de un ingreso fijo. El motor de la economía, afectado, no tardó en
repercutir en el comercio y la construcción privada, por sólo nombrar otros dos
sectores que se mueven al ritmo de la actividad hidrocarburífera.
El fin de las negociaciones con la empresa Agrium por parte
del gobierno de Felipe Sapag, para la construcción de una planta de
fertilizantes, fue el detonante para salir a la calle e iniciar la protesta.
Aunque en un primer momento, un ala del Movimiento Popular Neuquino impulsó y
alentó el reclamo, el liderazgo duró poco, casi nada. La necesidad era real y
palpable.
La desocupación estaba en un gran número de hogares, por lo
que cualquier intento de los partidos políticos de “adueñarse” de la
manifestación se desdibujó y fue sobrepasada por el reclamo genuino. Los 5.000
desocupados que admitían los registros oficiales, se habían traducido en cortes
diarios de energía y gas natural. Y entonces, las familias se repartieron en
los piquetes a lo largo de las Rutas 22 –hacia Neuquén y Zapala– y 17 (en
sentido a Picún Leufú y Añelo).
Los testimonios
El exintendente y parlamentario del Mercosur, Ramón Rioseco,
en ese momento tenía 34 años y era concejal por el Frente Grande. “Nos
privatizaron YPF, nos dejaron en una semejante y explosiva crisis que el
pueblo, casi sin organización salió de forma espontánea a luchar sin tener nada
para perder”, subraya hoy. “Es que no había nada: no había trabajo, había una
ruptura de la familia y la economía”.
Rioseco evalúa que “lo más importante de la Pueblada fue la
espontaneidad con que se desarrolló”, y los 17 piquetes que hicieron
inaccesible a la comarca petrolera más la imposibilidad de sacar los refinos de
la destilería de YPF.
Entonces, hoy dos décadas después considera que fue una
“lucha histórica que cambió el rumbo del neoliberalismo en el país, porque a
partir de ahí todo el mundo se le animó al modelo de (el expresidente Carlos)
Menem y eso fue el principio del fin de ese modelo, porque en el 2001 hizo
explosión en la Casa Rosada”.
“La pueblada, después de mis hijos, es lo más grande en mi
vida. Todos los años siento una profunda emoción y una reivindicación hacia mí
mismo”.
Diario "Río Negro", 24 de junio de 2016.
Laura Padilla, la maestra que fue acompañar y resultó líder.
Laura Padilla jamás pensó que en 1996 iba a transformarse en
el primer líder piquetero del país. En su hogar, en Cutral Co, escuchó en la
radio sobre una protesta con corte en la ruta, un lugar insólito para
manifertarse por entonces. Por su condición de maestra, ni bien llegó
comenzaría su militancia a pedido de sus vecinos desocupados. Fue elegida para
que los representara porque todos habían descubierto que “los políticos
intentaban copar la parada”.
“Para la historia quedé como la madre de los piqueteros”,
reconoció Laura tiempo atrás. “Pensar que fui a comer un asado a la ruta y
nunca más me fui”, agregó esta vecina que ayudó a definir la agenda de
negociación con el gobierno neuquino. Y que el 26 de junio de 1996, firmaría
con el gobernador Felipe Sapag el acuerdo para liberar la ruta y dar subsidios
a los manifestantes.
Al principio, Padilla intentó que la multitud volviera a su
casa; como nadie la escuchó se fue quedando para asistir a cada uno, casi
maternalmente. “No nos deje solos”, le pedían, recordó. “Cuando llegué, la
gente que me conocía me pidió que, como yo trabajaba con adolescentes, le fuera
a hablar a un grupo de chicos que habían tomado bastante vino y estaban
borrachos. Fui y los convencí de que comieran, tomaran mate cocido, algo
caliente, era pleno invierno. Convencí a un grupo, después a otro. Y cuando del
corte principal, Grittini pidió representantes de los piquetes, la gente me
dijo: ‘Andá, Laurita, vos que sabés hablar un poco más’ . Había muchísima gente
y yo pensaba que estaban cometiendo un delito, que los iban a matar a palos.
Entonces, me volví a mi piquete y empecé a aconsejar a la gente que se fuera,
porque en cualquier momento los iban a venir a sacar. Pero me empezaron a
decir: ‘la gente no se va a ir, Laura, la gente está comiendo’. No tenía
trabajo y en la casa no tenía comida ni gas, ahí estaban calentitos porque sea
como sea las cubiertas daban calor”, le contó a la periodista Mariana Carbajal,
en el 2002. Con otros líderes, intentaron “hacerles ver eso: que nos estaban
usando y que estaban corriendo peligro. Todos estuvieron de acuerdo, pero era
imposible sacar a la gente. Así que ahí empezamos a cuidar gente. Fueron seis
días en los que no dormí una sola noche”, contó Laura, hoy radicada en Roca.
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