Manuel Belgrano fue uno de los más notables economistas
argentinos, precursor del periodismo, impulsor de la educación y la industria.
Después de todo lo que hizo por la patria naciente y las
donaciones que hizo de su patrimonio para la educación fallece el Gral.
Belgrano en la pobreza a pesar de haber pertenecido a una de las familias más
ricas del Virreynato del Río de La Plata, y olvidado. El 25 de mayo de 1820, el
mismo día en que se cumplían tan solo 10 años de la Revolución Don Manuel Belgrano,
uno de los grandes patriotas que dieran esta tierra argentina nuestra, dicta al escribano Narciso de Iranzuaga su
testamento. Sus bienes materiales se los legó a su hermano, el canónigo Domingo
Estanislao, a quien le hiciera el personal pedido de que todo fuera a manos de
su hija natural Manuela Mónica no tenía ni dinero en efectivo ni bienes raíces
y sí, en cambio, le sobraban los deudores.
En su lecho de muerte le entrega a su médico su reloj como
pago de honorarios ante la carencia de otros recursos económicos.
20 de junio de 1820 antes de morir y superando el dolor que
le producía su enfermedad padecía aún más por el estado de anarquía que se vivía
en Buenos Aires, cerró sus ojos exclamando: "Si es necesaria mi vida para
asegurar el orden público aquí está mi pecho: Quítenmela”… Y con un "¡Ay
patria mía!”. A las siete de la mañana pasa a la Inmortalidad. El mismo día de
su muerte es recordado como el “Día de los tres gobernadores” pues se desataba
una crisis política en el gobierno ejecutivo de la provincia. Esto ayudó a que
su fallecimiento pasara casi inadvertido. El único diario que publicó la
noticia fue "El Despertador Teofilantrópico", que era redactado por
el fraile franciscano Francisco de Paula Castañeda. Para los demás no fue noticia.
Cumpliendo con su última voluntad, su cadáver fue amortajado
con el hábito de los dominicos tal como era costumbre entre los terciarios
dominicos, de los que formaba parte.
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