Luis Majul, big data y la ética periodística Por Javier Cantarini.
La crisis que atraviesa el periodismo no tiene que ver con
la función social del oficio sino con la responsabilidad con la que sus
intérpretes lo ejecutan. Las reglas están claras, pero llevarlas a la práctica
requiere de otra categoría que es la ética periodística.
“Un periodista ético
es alguien a quien se le puede creer”, expresó Javier Darío Restrepo, en una
entrevista que le realizaron cuando el Centro Internacional para Periodistas se
reunió para crear el Manual de ética periodística en la era digital.
Un sector del periodismo calificado por el prime time de la
TV dejó de ser creíble cuando se mostró con asombro ante la crisis social,
política y económica que transita Argentina. La nueva e inducida devaluación de
la moneda local por el salto previsto del dólar se sumó al descontento masivo
de la población expresado en las PASO lo que los obligó a fijar una nueva
agenda mediática.
Tras una noche de insomnio revelador empezaron a
multiplicarse las voces críticas hacia la actual gestión de gobierno por parte
de periodistas que hasta ese momento argumentaban que los problemas del país se
debían a la herencia K. De repente en las pantallas de los distintos canales
aparecieron como temas de relevancia las dificultades de amplios sectores de la
población para encontrar trabajo, para comer dos veces al día, o pagar los
remedios.
¿No lo sabían? ¿Necesitaron de un Presidente aleccionando al
pueblo por su decisión en las urnas para dejar de ver el árbol y empezar a
contemplar el bosque? ¿O se están reacomodando ante un inminente cambio de
gestión?
Un caso que grafica lo expuesto es el de Luis Majul en su
programa La Cornisa: “no llegué a dimensionar en toda su envergadura e
intensidad el daño que el ajuste, los tarifazos y la política económica en
general le termino haciendo a vastos sectores de la clase media y también a los
más pobres", dijo en su editorial.
Mirando a cámara agregó: “Quizás me encerré en una postura
cómoda: no investigué en materia política y económica lo necesario, preferí
poner el acento en la mega-corrupción de Cristina y los amigos del poder, que
la sigue habiendo, y minimicé el daño, el dolor, y la necesidad de mucha
gente".
Sin embargo, ¿cómo creer que un grupo de periodistas
referentes en distintos medios masivos de comunicación no supieron dimensionar
la tragedia que significa que la mitad de los niños y niñas en Argentina sean
pobres? No considerar el problema que se origina con altas tasas de
desocupación; impacto que significa para la población una inflación cercana al
50%; lo que representa la caída del consumo de leche; el costo de la deuda
contraída una vez más con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
No se puede tapar el sol con las manos ni engañar para
siempre a la población. No existe big data ni Durán Barba que le puedan hacer
creer a las personas que es mentira que tengan frío. Ni pasar por alto el rol
de periodistas que adoptaron distintas estrategias comunicacionales para
ocultar el presente con el fin de darle continuidad a una gestión de gobierno
que lógicamente nunca empatizó con la población.
No sería ético ocultar el engaño ni creíble mirar hacia otro
lado.
* Periodista. Integrante de la RED PAR. Diplomado en
Comunicación con Perspectiva de Género y Derechos Humanos.
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