La ironía K.
Sr. Director:
Nestor Kirchner, luego de la crisis de 2001, recibió el país de manos de Duhalde con los indicadores de actividad económica por el piso, pero con las variables fundamentales de la economía saneadas. Lo que restaba era que comience a crecer, y así fue.
Posteriormente, durante gran parte de los mandatos de Cristina Kirchner, la soja estuvo por encima de los 600 dólares la tonelada, llegando al récord de u$s 649. Si le calculamos la inflación internacional, desde ese entonces, esos u$s 600 serían equivalentes a más de 1000 hoy. Por todo esto, los primeros años del kirchnerismo, el país crecía a tasas chinas.
El kirchnerismo le debe mucho al campo, pero en cambio de aliarse o favorecerlo buscaron obsesivamente doblegarlo.
Si los gobiernos k hubiesen ahorrado en la época de “vacas gordas”, mediante políticas anticíclicas, ahora, en la época de “vacas flacas” podrían subsidiar las consecuencias de la sequía. Pero claro, fueron populistas, dilapidaron todo, y más también. Por eso, estamos pasando lastimosamente la gorra por el mundo y encendiéndole una vela a cada santo.
El kirchnerismo es un movimiento efímero que ha luchado contra “molinos de viento” y que se perpetuó mediante relatos cada vez más infantiles.
La ironía es un recurso lingüístico en el que alguien da a entender lo contrario de lo que dice para mostrar un error y que así su interlocutor pueda deducir la verdad. También la vida la usa: se podría decir figuradamente que la bonanza del campo creó al kirchnerismo y la sequía del campo se lo está llevando. Tal vez algún día la letra de algún tango lo recuerde.
Ps. Jorge Ballario - DNI 10.858.926
Marcos Juárez (Cba)
psicologo.ballario@gmail.com
Publicado en Diario LA PRENSA.
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