De dar clases en la cantina de un club a las aulas de la UNCo.
Néstor Tkaczek se despidió de las aulas universitarias como
profesor de Literatura Española con una clase sobre el escritor Federico García
Lorca poniendo fin a 38 años de labor docente.
Por Pablo Montanaro.
“Me convertí en
docente antes de recibirme de docente”, advierte Néstor Tkaczek en una de las
aulas de la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional del Comahue
minutos antes de dictar su última clase como profesor de Literatura Española
II.
Este hombre nacido en la localidad de San Pedro del Atuel en
la provincia de Mendoza, explica que cuando cursaba el cuarto año de la
Facultad de Filosofía y Letras en la Universidad Nacional de Cuyo lo convocaron
para cubrir una suplencia en una escuela de Tres Porteñas, un pequeño pueblo
ubicado entre las viñas a 60 kilómetros de la ciudad de Mendoza, donde vivía
con su familia. A pesar que le faltaba un poco más de un año para recibirse,
aceptó la propuesta de reemplazar por tres meses a la profesora de Literatura
que estaba embarazada. Los tres meses se convirtieron en cinco años. Viajaba
todos los días 120 kilómetros para dar clases sobre lo que le apasionaba desde
muy joven. Lo que no sabía aquel joven “profesor” era que la escuela no tenía
edificio por lo tanto las clases se dictaban en las instalaciones del Club
Social, Cultural y Deportivo Tres Porteñas. “La escuela eramos los docentes y
los alumnos. Las aulas eran las distintas dependencias del club. El club nos
había reservado las últimas mesas que daban a la entrada y habíamos puesto un
pizarrón en el costado. Mi aula la compartía con la cantina donde los alumnos
se mezclaban con los parroquianos que tomaban algo acodados en el mostrador”,
describe entre risas.
Recuerda aquellos momentos en que los estudiantes y también
algunos parroquianos que jugaban al truco en silencio escuchaban las
explicaciones que daba sobre los cuentos y poemas de Jorge Luis Borges. “Ahí
estaban esos hombres que tomaban su vino y jugaban al truco que me escuchaban
hablar de literatura. No me lo olvido más. Espero que hayan aprendido algo de
Borges”, expresa.
El jueves pasado Néstor Tkaczek dio su última clase de
Literatura Española en la Facultad de Humanidades de la UNCo.
Luego de recibirse de profesor y licenciado en Letras en el
verano de 1989, había terminado el año anterior pero una huelga de la Conadu
que se extendió por varios meses lo obligó a tener que postergar los últimos
exámenes, le ofrecieron trabajar como profesor de Lengua en dos escuelas de
Catriel, Río Negro; en 1994 se desempeñó en el Instituto de Formación Docente
de esa localidad y por más de veinticinco años en el Colegio Secundario José
Alfageme en 25 de Mayo, La Pampa, donde se jubiló de director.
Su vínculo con la Universidad Nacional del Comahue (UNCo),
donde el pasado jueves brindó su última clase, se inició por su tarea como
tutor de una carrera a distancia del Centro Universitario Regional Zona
Atlántica (CURZA) de Viedma y por haber realizado diversos cursos de posgrados
en la Facultad de Humanidades en Neuquén. A instancias de Gloria Siracusa,
docente de Letras, egresada de la última generación de la Universidad
Porvincial de Neuquén, antes que se convirtiera en Nacional, y titular de la
cátedra de Literatura Española, Néstor concursó para ingresar a la universidad.
“En 2005 se produce una vacante en la facultad, Gloria Siracusa me llama,
concursé y empecé a dar Literatura Española”, resume sobre su ingreso al
plantel docente en las materias Literatura Española I y II.
“Siempre había querido dar clases en la universidad. De
alguna manera entré siendo grande, a los 42 años. Mi carrera universitaria fue
muy rara en ese sentido y podría decir que corta”, confiesa. Y agradece el
apoyo y facilidades que le otorgaron las autoridades de la facultad ya que
todas las semanas durante todos estos años Néstor viajaba los 266 kilómetros,
entre ida y vuelta, que separan la localidad de Catriel con Neuquén. “Estaré
por siempre agradecido a las autoridades de la facultad por haberme acomodado
los horarios, concentrado los días y horas de clase. Yo viajaba de Catriel para
dar clases los jueves y viernes. Además he tenido una muy buena relación con
colegas y estudiantes. Todos estos años en la universidad han sido
fantásticos”.
En 2018 decidió presentar su renuncia a la universidad sin
goce de haberes pero con la idea de volver en algún momento y en marzo de este
año se jubiló. El regreso a las aulas universitarias nunca se concretó porque
“consideré que era el momento de dejar, de darle paso a los profesores más
jóvenes además ya estaba cansado de viajar en la ruta”.
“A lo largo de todos estos años como docente me he
caracterizado en hacer foco en los textos después podemos leer toda la crítica
literaria sobre los mismos”, explica. Se define, no como un experto en teoría o
crítica literaria, "lo mío ha sido desde siempre la transmisión de
lecturas, tratar de darle al estudiante una lectura personal de los textos y
ponerlo en discusión en el sentido de compartir los diversos puntos de vista
sean concurrentes o divergentes”.
Confiesa que el hecho de haber dado clases en escuelas
secundarias le permitió llevar un cierto dinamismo para llevar adelante la
clase que requieren los estudiantes “para que no se duerman a los quince
minutos o te tiren por la ventana” a las aulas universitarias. “Nunca mis
clases fueron netamente teóricas, siempre fueron teóricas-prácticas. Puede
contar ciertos aspectos de la vida de un autor porque eso me va a servir para
explicar algo que me llamó la atención en sus textos”, describe.
Además de su labor docente, Néstor es autor de numerosos
artículos académicos y libros como "Teatro y Literatura",
"Nuevas escrituras europeas", "El teatro y sus fronteras. Nuevas
escrituras teatrales en diálogo", "Teatro, nuevo siglo y
tradición", "La dramaturgia de Neuquén en la memoria", "La
tercera orilla, sobre literaturas migrantes", entre otros. Es autor,
además, de "Escritos en la frontera", libro que reúne una selección
de las columnas que desde octubre de 2001 hasta 2006 publicó semanalmente en el
diario Río Negro y participó de "Fuerte al medio", un libro de
relatos, historias y crónicas futboleras escritas por veinte escritores,
escritoras y periodistas de la región, y de "Gente con swing II" con
un artículo sobre jazz.
Más de 80 personas, entre estudiantes y público en general,
asistieron el jueves pasado a la última clase dictada por Tkaczek.
Dice que le sorprendió la organización que se armó alrededor
de la última clase que brindó el jueves pasado sobre la figura del escritor
español Federico García Lorca. Una clase que, como señalaron desde la facultad
de Humanidades, constituyó un homenaje a la figura del gran poeta granadino,
asesinado por la dictadura franquista en el mes de agosto de 1936 y la
despedida de Tkaczek del ejercicio activo de la docencia en la facultad.
“Hablé con Lorena Pacheco que está a cargo de la cátedra de
Literatura Española porque me gustaba despedirme de las aulas dando una clase.
Me preguntó qué tema quería dar y yo le dije que siguiéramos el programa. Ahí
surgió el tema de Federico García Lorca, poeta en la ciudad. De repente se
sumaron a la convocatoria el Departamento de Alumnos y la Secretaría de
Extensión de la Facultad de Humanidades quienes extendieron la invitación no
solo a los estudiantes sino al público que quisiera asistir. Fue toda una
sorpresa para mí y al mismo tiempo un enorme desafío. Pero, sin lugar a dudas,
dar clases ha sido para mi una maravilla y lo disfruté muchísimo”, concluye.
“Un profesor con una inmensa calidad humana y académica”.
"Los y las estudiantes que cursaron la materia en el
transcurso de estos años pudieron percibir un gesto distinto en el profesor que
tiene que ver con su gran formación en el área, pero también con su modo de
transferir el conocimiento. Había algo que era diferente, un profesor que venía
desde otro lugar, desde el lado del periodismo y la escritura. Creo que esa
faceta permitió una vinculación distinta que apostó a la creatividad”,
describió a Néstor Tkaczek, Lorena Pacheco, licenciada en Letras y especialista
en Literatura Hispanoamericana del siglo XX y actualmente profesora de
Literatura Española en la Facultad de Humanidades de la UNCo. Pacheco fue una
de las organizadoras de la última clase que brindó el jueves este docente ante
los estudiantes.
"Dar clases en los colegios y en la universidad ha sido
para mi una maravilla y lo disfruté muchísimo", afirmó Néstor Tkaczek.
“En este momento tan
crítico, en el que nos toca más que nunca la defensa de la educación pública,
hemos querido rendir homenaje a su pasaje por la universidad”, señaló Pacheco.
Recordó que con Tkaczek trabajaron juntos por diez años
aproximadamente. “Hicimos un gran equipo de trabajo junto a Gloria Siracusa. No
sólo compartimos el aula sino que fueron muchos momentos de compartir
proyectos, porque la cátedra de Literatura Española se caracterizó desde
siempre por su vinculación con la comunidad en general, no sólo la académica”.
Y señaló algunos de esos proyectos compartidos como un ciclo de cine y
literatura española, un homenaje al poeta Miguel Hernández y diversas
presentaciones de libros.
“Como Néstor, la facultad de Humanidades ha tenido, tiene y
tendrá profesores de inmensa calidad académica y humana. Agradezco haber hecho
camino al andar junto a Néstor durante tantos años. Y el camino sigue, aunque
por otros rumbos”, concluyó.
Publicado en La Mañana del Neuquén.
https://www.lmneuquen.com/neuquen/de-dar-clases-la-cantina-un-club-las-aulas-la-unco-n1053303
Imágenes: Maria Isabel Sánchez.
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