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...." el pueblo recoge todas las botellas que se tiran al agua con mensajes de naufragio. El pueblo es una gran memoria colectiva que recuerda todo lo que parece muerto en el olvido. Hay que buscar esas botellas y refrescar esa memoria". Leopoldo Marechal.

LA ARGENTINA DEL BICENTENARIO DE LA PATRIA.

LA ARGENTINA DEL BICENTENARIO DE LA PATRIA.
“Amar a la Argentina de hoy, si se habla de amor verdadero, no puede rendir más que sacrificios, porque es amar a una enferma". Padre Leonardo Castellani.

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"La historia es la Patria. Nos han falsificado la historia porque quieren escamotearnos la Patria" - Hugo Wast (Gustavo Martínez Zuviría).

“Una única cosa es necesario tener presente: mantenerse en pie ante un mundo en ruinas”. Julius Evola, seudónimo de Giulio Cesare Andrea Evola. Italiano.

sábado, septiembre 09, 2023

¿Usted conoce el Padre Castellani?

 


¿Usted conoce el Padre Castellani?

Mentor de escritores de derecha a izquierda, de Hugo Wast a Rodolfo Walsh, y prolífico en las letras sin norma, en la actualidad no aparece ni en un pie de página. Mejor, el Padre siempre estuvo del lado de la Argentina auténtica, la Argentina de la Unidad.

Por: Mariano OROPEZA.

Esto podría acabar de otro capítulo por los 40 años de la Democracia. Pero no. O también. Porque la democracia argentina no fue magia hecha el 10 de diciembre de 1983 sino un largo proceso histórico, con sus hechos y sus hombres. Uno de ellos, aunque no de la democracia liberal que promovería el presidente Alfonsín, sería el Padre CastellaniLa otra Democracia, enraizada con los procesos ancestrales de un pueblo indiviso.  Corrían los primeros meses de la cruenta dictadura militar y algún genio edecán tuvo la brillantez de organizar un almuerzo entre el presidente de facto Videla y cuatro escritores. Que se suponían representaban el país derecho y humano, ahora reorganizado y libertario. Ernesto Sábato y Jorge Luis Borges no necesitaban justificar sus sillas. Un poco más el poeta Horacio Ratti, solamente convocado por su escritorio gremial. Y nada justificaba la presencia del desconocido jesuita padre Leonardo Castellani; quien desde mediados de los sesenta vivía prácticamente recluído en el sur porteño, “el ermitaño de San Telmo”, alejado de las polémicas con nacionalismos, liberalismo y peronismos que marcaron su madurez. Probablemente nadie sabía, ni el edecán brillante, que Castellani era uno de los “padres del policial argentino”, decía Rodolfo Walsh. Y que era la mente más brillante que dio el catolicismo en la Argentina en 400 años.  Pero el diablo metió la cola, la democracia popular. 

Todo venía viento en popa. Mientras Sábato anhelaba la “purificación por la guerra”, -sí; es el mismo Sábato que integró luego la CONADEP donde sentó las bases para juzgar al Terrorismo de Estado, encabezado por su genocida anfitrión del 19 de mayo de 1976-, con la anuencia del siempre tímido Borges, el poeta devenido en presidente de los escritores hablaba de leyes y cargos, en tanto daba cheque en blanco a los militares en el poder. Lo interesante es que el presidente -ilegítimo- Videla, que es un general, un profesional de la guerra, los interrumpió para manifestar su desacuerdo. Creo que eso le desagradó mucho, pues motivó una de sus pocas intervenciones. A mí también eso me cayó como un balde de agua fría, por lo tremendo que eso significa. Además, por lo incorrecto: se olvidan que la Argentina atravesó varias guerras internacionales, como la de la independencia, la del bloqueo anglo-francés, la del Paraguay, y más bien que de esas contiendas no salió purificada”, comentó Castellani a la revista Crisis en julio de 1976, en uno de los últimos números de la publicación que sufrió en carne propia la “purificación por la guerra”, con una lista de detenidos-desaparecidos. Ah!, pero nuestros grandes escritores!

“Que nos dejaban divertirnos, afanarnos y matarnos”.

Y agregó Castellani, intelectual acusador del liberalismo y la modernidad, y de un tipo de democracia que caía en el juego de “Los partidos liberales (…) que tienden a convertirse en una clase de hombres homogéneos moral, intelectual y hasta caractéricamente, que se adjudican como prebenda la función de gobernar, y luchan continuamente (…)que nos dejaban divertirnos, afanarnos y matarnos con los triquitraques sórdidos de la ‘política interna’”; decíamos afirmó luego del infame encuentro:  “Para mí fue un hecho agradable, pero no muy trascendente. A menos que los hechos posteriores demuestren lo contrario, como por ejemplo que aparezca el escritor Haroldo Conti. Algunos me habían pedido que intercediera también por varios ex funcionarios cesanteados aparentemente en forma injusta. Pero no quise hacerlo, pues me pareció que esos casos desdibujarían la dramaticidad de la situación de Conti, por cuya vida se teme...”, cerraba. Recordemos. Mayo de 1976. Buenos Aires, no París, ni el DF. Castellani, cura, antiliberal y enemigo de la izquierda. Y pidió públicamente al todopoderoso Videla por el “zurdo” Conti, a quien había tenido de seminarista en Villa Devoto, algunas semanas, nomás. El general y el edecán, atragantados, acorralados, acusados por el valiente Castellani. Esto también hizo democracia, muchaches. 

Castellani solicitó en vano, algunas fuentes indican que los genocidas permitieron dar la extremaunción al enorme escritor Conti, otro detenido-desaparecido. Las mismas fuentes que señalan a un Castellani que no saldría más de su humilde casa, de la calle Constitución, hasta su muerte en 1981. Gritaba “tomad mi libertad” en medio del horror procesista. Gritaba el democrático padre porque la democracia auténtica no tiene boina blanca ni bombo ni globos ni cruz, es una sola clamaba el padre Castellani, es la concordia y el bien común de la Nación.

¿Quién era el Padre Castellani?

Nacido el 16 de noviembre de 1899 en Reconquista, Santa Fe, Leonardo Castellani significa rara avis en la cultura argentina. No siendo un “escritor maldito” por la amplitud de su vasta obra, desperdigada en miles de artículos y una cincuentena de libros; muchos que además fueron ampliamente discutidos en su época. Podríamos decir que Castellani fue escritor y periodista -hijo de un periodista liberal asesinado en su propia casa a balazos por la policía local-, con una ingente producción de ensayos religiosos, filosóficos y socio-políticos -la mayoría centrados en la filosofía tomista, del cual el padre Castellani es uno de los principales renovadores-; así como de novelas, cuentos y poesía. Todo muy Google pero empecemos a decir que Castellani fue más bien “​un deshollinador”. Se ensució para brillar en el fondo profundo de los procesos y fuerzas nacionales, que había conocido en sus años mozos en el norte santafesino -presentes en su debut literario en 1931, “Camperas”, de lenguas y personas marrones-, y que lo ubicaría en un espacio fundacional del cuento policial argentino.

Mientras Biorges, Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares, se divertían encerrados en el cuarto recoleto con su Isidro Parodi, el joven cura jesuita Castellani arrojaba al mundo hostil al padre Metri. Que no era un simple homenaje al padre Brown de G. K. Chesterton -a quien conoció Castellani en Londres y con quien compartía la repulsión a la idea de progreso-, ni tampoco al pulp de Nick Carter, sino que buscaban las raíces espirituales del crimen. Y el fondo social, asociado a lo humano y lo conflictivo, a la imperfección, con verdaderas joyas del relato breve como “El degüello de San Antonio”. Quien lea esta semblanza del Chaco, y sus sufrimientos históricos, entenderá un poco más el diario del lunes. Walsh no sería Walsh sin Castellani; al igual que Haroldo Conti o; en el otro andarivel, la ensayista Alicia Eguren, detenida-desaparecida, parte esencial de la resistencia peronista. En varios aspectos, yendo a lo ideológico, el Padre Castellani fue el principal y más sólido pensador nacionalista del mediados del siglo XX.

Argentina en los caminos del Martín Fierro.

Cuestionado por su misma Compañía de Jesús debido a su pensamiento que inventaba un género, una revolución, en cada renglón, la misma que lo expulsó a fines de los cuarenta, el pico polemista de Castellani, “Cuá, cuá, cuá, cantaba la rana/Cuá, cuá, cuá, debajo del río/La democracia, cuá, cuá,/Justicia social, cuá, cuá, /Y la Humanidad, cuá, cuá/ Canta el diabólico trío” (Los papeles de Benjamín Benavides (1954)), y lo reincorporó de malagana en los sesenta; al padre Castellani poco importó y dejó páginas admirables, a pesar de su marginalidad y soledad de los tiempos postreros, sobre la argentinidad.

“Historia actual. El país sigue impostando aún en el eje de la “ilegitimidad política”; uno de los polos la revolución popular, el otro polo el fraude; o la chirinada militar; todos repudiables. Aquí están las causas de la inestabilidad política, origen del atraso nacional. Más el antiguo guerrillero, hoy senador y político (derrotado casi siempre) no les tiene miedo. Él mira el Norte y ve la estrella polar inamovible. Tropieza, pero ve el camino. Y camina…el amoldarse a la vida, al ambiente y al Destino sin dejar de ser uno mismo, es una de las características de su genio. José Hernández es el ejemplo máximo de la adaptación a la Argentina. ¿A cuál Argentina? ¡Porque hay DOS! Bueno, a mí me parece que a la mejor- a la auténtica”, cierra quien auguraba que “la unión se consigue con la verdad”.Por eso agregaba en ese análisis del autor del “Martín Fierro”, en el que discute literatura y sociedad como en su imprescindible “Lugones. Sentir la Argentina” (1964), y terminaba así la payada nacional y popular, de a deveras el padre Castellani, “A uno a quien nunca se adaptó Hernández fue con Mitre. Hoy sabemos que Mitre estaba adaptado a Inglaterra”. Es la hora Argentina de conocer al padre Castellani.

Fuentes: Castellani, L. Castellani por Castellani. Buenos Aires: 1999; Bentivegna, D. Prólogo a “Lugones”. Buenos Aires: Biblioteca Nacional. 2011; Gutiérrez, G. Padre Castellani. “Un oficio parecido al deshollinador” en revista Crisis Nro. 37 Mayo 1976. Buenos Aires.

Imagen: Infobae.

Publicado en Ser Argentino.

https://www.serargentino.com/gente/historias-de-gente/usted-conoce-el-padre-castellani



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