Muriel Mercedes Wabney, una modelo argentina.
La enfermera que pide silencio: la argentina que se
transformó en ícono de hospitales, clínicas y sanatorios.
La imagen nació en 1953 gracias a una ocurrencia de Juan
Craichik, publicista de un laboratorio en Rosario. La ya desaparecida revista Paralelo 38 en los
70 cuentan que la idea fue de un tal Juan Craichik, jefe de visitadores médicos
de la empresa Taranto, fábrica de instrumental y laboratorio cansado del
bullicio en una sala de espera, imaginó una señal silenciosa y poderosa.
Reclutó modelos, probó rostros, y eligió el de Muriel: dulce, armoniosa, pero
con la firmeza suficiente para imponer respeto sin palabras.
La empresa Taranto no lucró con la distribución mundial de
esa imagen: “La regaló a hospitales, maternidades, clínicas, etcétera”.
Wabney fue una modelo que pertenecía al staff del diseñador
Jean Cartier –creador del programa de tevé El arte de la elegancia- que durante
la década del 40 había firmado un importante contrato con Harrods, la
emblemática tienda londinense con sede en la calle Florida en la Argentina.
De Muriel se sabe poco. Fue modelo exclusiva de Harrods
Argentina, Posó para diseñadores y textiles de prestigio. modeló para Ducilo,
una empresa y marca de telas, para el modisto Jean Cartier y su programa “El
arte de la elegancia” (Canal 7, finales de los 50), y en un desfile paseó los
vestidos que usó Linda Darnell en el film Por siempre ámbar: Twenty Century
Fox, 1947, dirigida por Otto Preminger.
Wabney fue una modelo que pertenecía al staff del diseñador
Jean Cartier –creador del programa de tevé El arte de la elegancia- que durante
la década del 40 había firmado un importante contrato con Harrods, la
emblemática tienda londinense con sede en la calle Florida en la Argentina.
También formó parte de una importante campaña para Ducilo, histórica empresa
textil.
"Durante una charla telefónica la modelo le contó al
cronista más detalles de su vida personal y profesional: era casada, sin hijos,
su carrera había comenzado en 1947 y en aquel momento se desempeñaba como
mannequin, luciendo tapados de piel, prenda que causaba furor por esos años.
Con motivo de una nueva conmemoración del Día Internacional
de la Enfermería celebrado el pasado 12 de mayo -fecha de nacimiento de
Florence Nightingale, considerada precursora de la enfermería profesional
contemporánea y quien estableció en 1860 su escuela de enfermería en el
hospital Saint Thomas de Londres-, el periodista Mariano Buren contó en una
nota que escribió en el sitio del diario La Nueva Provincia de Bahía Blanca la
historia que motivó al cronista, quien por entonces se desempeñaba en el
semanario Paralelo 38 de dicha ciudad, a ponerse en contacto con la modelo.
“Se encontró un poco por la casualidad, otro poco por suerte
con Juan Craichik, por entonces jefe de los laboratorios porteños Taranto y
Cía. SRL, minutos antes de que emprendiera el viaje de regreso a Buenos Aires.
En medio de una conversación que posiblemente giraba en círculos previsibles de
cortesía profesional, Craichik le reveló de manera inesperada que él era el
artífice de una de las fotos más famosas de la segunda de la mitad del siglo
XX”, escribió Buren con referencia al origen de la imagen que terminó siendo un
clásico en los centros de asistencia médica del planeta.
El testimonio de Craichik se reprodujo en el número 321 de
la revista del 5 de septiembre de 1970, que describe que se convocó a modelos
para realizar una sesión fotográfica en el estudio fotográfico Graf &
Kitzler con el objetivo de encontrar el retrato buscado por el laboratorio.
En Paralelo 38 -que fue parte de La Nueva Provincia desde
1964 hasta fines de los 70 todos los domingos- publicó así los detalles que
brindó Craichik: “La idea nació visitando un hospital en Rosario, en 1953. La
sala de espera se encontraba atestada de gente y una enfermera, de tanto en
tanto, se veía obligada a pedir silencio. Yo creo que en ese instante surgió
todo. Se me ocurrió que una fotografía mostrando a una enfermera en el típico gesto
del silencio no necesitaba otra explicación para su entendimiento. Elevé la
inquietud a los directivos de Taranto y, poco después, trabajamos en el
proyecto. Tras observarlas a todas y a cada una detenidamente, elegí a Muriel
Mercedes Wabney. Es un rostro distinto, suave, armonioso, de mirada dulce...
Diría autoritariamente dulce, que se avenía perfectamente a la idea...Fue toda
una tarde en la que se tomaron distintas poses. Después revelamos los negativos
y elegimos la que todo el mundo conoce”.
Buren detalla en su nota del último 6 de abril que hasta que
Paralelo 38 lo publicó, nadie se había preguntado públicamente de quién se
trataba pese a que “se habían distribuido gratuitamente más de 60 mil copias en
centros de salud, consultorios y maternidades de América Latina, Estados Unidos
y Europa... De hecho, la mayoría de los argentinos creía que se trataba de una
imagen de catálogo proveniente del exterior” (Publicado en Diario LA NACIÓN).
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