La colonización del Valle del Río Negro nació como consecuencia de la Campaña al Desierto del General Julio Argentino Roca, en 1879.
Cuando la expedición llegó a la barranca izquierda del río Neuquén, poniéndose de espaldas al río y mirando las dos bardas que corrían paralelas hacia el este dando lugar a este valle de bajo plano en estado desértico, observando la altura del río y su caudal el General Roca pensó que por medio de un embalse del río este valle se podría regar completamente.
La prueba estaba en que, sin ninguna represa, la primera colonia, Fuerte General Roca, fundada por el Coronel Lorenzo Vinter, tuvo un canal de riego desde el río Neuquén. Ese canal, dirigido por el sanjuanino Hilarión Furque con el trabajo de los soldados fue llamado "el canal de los milicos".
Ese canal tuvo poco resultado: una porque la bocatoma se llenaba de arena, y otra que, cuando el río bajaba se quedaba sin agua. Pero sirvió para demostrar que regando estas tierras daban buenos resultados.
Cuando el General Roca fué Presidente de la Nación, mandó a llamar al ilustre ingeniero en obras hidráulicas César Cipolletti, quien se encontraba trabajando en nuestro país desde hacía 11 años, para que hiciera un estudio sobre el río Neuquén con la finalidad de construir un dique para regar este gran valle y luego hiciera el proyecto y el presupuesto. Roca confiaba en él porque Cipolletti ya había hecho varias obras hidráulicas en Argentina (en Mendoza, Tucumán y Córdoba) con mucho éxito.
El ingeniero Cipolletti dijo que era posible, pero primero quiso conocer de dónde provenía el agua, qué reservas tenía en su origen, y para eso recorrió la cordillera a caballo en un sector de 800 km para estudiar las afluencias que fueran seguras y permanentes.
Cuando vió la gran cantidad de lagos inagotables y las reservas de nieves permanentes aseguró su obra. Hizo el estudio en todo el valle y sobre el río Neuquén, cómo debía ser la obra y dónde ubicarla. Realizó todos los proyectos y el presupuesto y los presentó al Gobierno, que estuvo de acuerdo con la obra. Pero Cipolletti tuvo que viajar a Italia, y a su regreso se pondría al frente de la obra.
La cuestión se demoró. El ingeniero Cipolletti permaneció ocho años en Italia. Se embarcó de regreso en 1908 rumbo a la Argentina. Traía con él a veinte ingenieros, además de su propia familia. Entre esos ingenieros venía uno que se llamaba Felipe Bonoli. Siendo jóven y soltero, durante el viaje se enamoró de la hija del Gran Jefe Ingeniero: María Benedicta.
También venía entre los ingenieros el Ing. Jacobacci, perpetuada su memoria años más tarde con su apellido aplicado a un pequeño pueblo de la línea sur de Río Negro.
Lo lamentable fue que durante el trayecto en barco al ingeniero Cipolletti le atacó un mal que lo llevó a la muerte. Fué embalsamado y al llegar a la Argentina sus restos fueron depositados junto al dique construído por él en Luján de Cuyo, tal como había sido su deseo. Luego de lo cual el resto de la familia y el Ing. Bonoli retornaron a Italia y celebraron el casamiento de Benedicta y Felipe. Y poco tiempo después el joven matrimonio regresó a Argentina.
La muerte del Ing. Cipolletti no alteró los planes del Gobierno. La piedra fundamental del dique se colocó el 1 de Enero de 1910. La obra fue realizada por ingenieros italianos y argentinos, con el Ing. Severini a la cabeza, secundado por el Ing. Gunardo Lange. Todo ello siguiendo los proyectos que realizara el Ing. Cipolletti.
Lo primero que debió hacerse fué construir un ramal del ferrocarril, desde Cipolletti hasta el sitio donde se emplazaría el futuro dique para poder así transportar los materiales.
Mientras la obra se estaba ejecutando ocurrió la creciente de 1914, la cuál arrastró una parte de los trabajos realizados. En 1915 la obra debió detenerse por falta de materiales que no llegaban desde Inglaterra por causa de la 1º Guerra Mundial. Los trabajos fueron reanudados al finalizar la guerra hasta casi atravesar el río. En ese entonces era suficiente para la cantidad de tierra a irrigar, pero a medida que la colonización del valle se extendía se precisaba cada vez más agua. Todo el sistema de riego quedó concluido en 1928.
Cuando la colonización ya había llegado a General Enrique Godoy, Villa Regina no existía. El suelo estaba virgen de toda explotación agrícola.
Fue en 1924 cuando se organizó la Compañía Italo Argentina de Colonización (CIAC), que reunió 3 tres millones de pesos para colonizar este lugar con inmigrantes italianos. A la cabeza de las operaciones de la CIAC en Villa Regina estaba en Ing. Felipe Bonoli.
Primeramente se colonizaron 5.000 hectáreas que habían pertenecido al Sr. Marcos Zorrilla, quien siendo secretario privado del Presidente Julio A. Roca las había recibido en donación del Poder ejecutivo en una extensión aún mayor.
Villa Regina se empezó a construir (con otro nombre) en 1924, con un solo colono, el Sr. Juan Mión. Este empezó por hacerse un rancho de paja amasada con barro, ya que todavía no se contaba con ningún material de construcción.
Tanto es así que los ladrillos para construir la casa del ingeniero Bonoli fueron traídos de Ingeniero Huergo.
Enseguida, al empezar la colonización se despertaron todos. Plata no faltaba y debido a la pobreza que reinaba en Europa a causa de la guerra, comenzaron a ingresar hombres desde Europa.
El que no fabricaba ladrillos, fabricaba bloques de cemento, hacía carpintería de puertas y ventanas para las casas o era albañil o alambrador.
En 1925 se sistematizó la I Zona, que comprendía unas 1300 hectáreas. La CIAC instaló una proveeduría de víveres y pan que se traía de Huergo, y una carnicería y ya empezaron a desmontar viviendo en cuadrillas bajo campamentos construídos en el mismo monte.
La I Zona fue adjudicada en primer lugar a italianos o austríacos, otro poco a colonos italianos que venían de otros lugares de Argentina, y en menor medida a quienes ya estaban en el Alto Valle. La II Zona se colonizó en 1926. Tenía una superficie de unas 1400 hectáreas. Casi la totalidad eran ex combatientes recién llegados. La III Zona se colonizó en 1927, con una superficie de 1100 hectáreas. La IV Zona se colonizó en 1928, con una superficie de 1200 hectáreas. En general todos los lotes se vendieron en fracciones de 5, 10 y 15 hectáreas y fueron desmontados, arados y provistos de una vivienda y un pozo.
Informe extraído de: http://www.villareginadigital.com.ar
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