“¿Lograremos exterminar los indios? Por los salvajes de
América siento una invencible repugnancia sin poderlo remediar. Esa canalla no
son más que unos indios asquerosos a quienes mandaría colgar ahora si
reapareciesen. Lautaro y Caupolicán son unos indios piojosos, porque así son
todos. Incapaces de progreso, su exterminio es providencial y útil, sublime y
grande. Se los debe exterminar sin ni siquiera perdonar al pequeño, que tiene
ya el odio instintivo al hombre civilizad”.
Así pensaba Domingo Faustino Sarmiento (“El Progreso”, 27 de
septiembre de 1844).
Más de la pluma de Sarmiento que era hijo de José Clemente
Quiroga Sarmiento y Ana Paula Albarracín, sus nombres de bautismo eran Faustino
y Valentín nacido en nació el 15 de febrero de 1811 en una casa del barrio
Carrascal, uno de los más humildes de la ciudad de San Juan.
“Los argentinos somos pobres hombres llenos de pretensiones
y de inepcia, miserables pueblos, ignorantes, inmorales y apenas en la
infancia. Somos una raza bastarda que no ocupa, sino que embaraza la tierra”.
“Nuestro pueblo no está preparado sino para degollar, robar,
haraganear, desvastar y destruir”.
"Si algo habría de hacer por el interés publico seria
tratar de contener el desarrollo de las universidades... En las ciudades
argentinas se han acumulado jóvenes que salen de las universidades y se han
visto en todas las perturbaciones electorales... Son jóvenes que necesitan
coligarse en algo porque se han inutilizado para el comercio y la industria. La
apelación de ´Doctor´ contribuye a pervertirles el juicio... El proyecto de
anexar colegios nacionales a la universidad es ruinoso y malo, pues contribuirá
a perturbar las cabezas de los estudiantes secundarios e inutilizarlas para la
vida real que no es la de las universidades ni de los doctores. La educación
universitaria no interesa a la nación ni interesa a la comunidad del país...
Generalmente en todo el mundo las universidades son realmente libres. Nada
tiene que ver ni el estado ni nadie con las universidades" (Senado
Nacional, 27/7/1878 y 19/9/1878).
En 1842, el Ministro Montt (chileno) adquirió y subvencionó
un diario, "El Progreso", que encomendó al Sanjuanino. Desde el
primer número, el 11 de septiembre de 1842, Sarmiento desarrolló una campaña
"demostrando" los derechos chilenos sobre el estrecho de Magallanes e
insistió en la necesidad de que su país de adopción se adelantara a la
Argentina en la ocupación del territorio.
Decía del Libertador: "San Martín, el ariete desmontado
ya que sirvió a la destrucción de los españoles; hombre de una pieza; anciano
batido y ajado por las revoluciones americanas, ve en Rosas el defensor de la
independencia amenazada y su ánimo noble se exalta y ofusca... Fastidiado estoy
de los grandes hombres que he visto... Hace tiempo que me tienen cansado los
héroes sudamericanos (como si el fuera europeo), personajes fabulosos todos...
La expatriación de San Martín fue una expiación. Sus violencias se han vuelto
contra él y lo han anonadado... Pesan sobre él ejecuciones clandestinas...
Dejemos de ser panegiristas de cuanta maldad se ha cometido. San Martín,
castigado por la opinión, expulsado para siempre de la América, olvidado por
veinte años, es una digna y útil lección". (Año 1845. La Crónica,
26/12/1853; carta a Alberdi 19/7/1852; y año 1885).
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