Natalia Oreiro cumplió un sueño compartido con la directora Lorena Muñoz: recrear la historia de Miriam Alejandra Bianchi, quien entre 1992 y 1996 rompió los moldes del singular mundo de la movida tropical. Lo hicieron en “Gilda. No me arrepiento de ese amor”, que se estrenó el jueves pasado en la Argentina y Uruguay.
Oreiro, que es uruguaya, pero vive y trabaja en la Argentina hace dos décadas, acredita una larga lista de éxitos tanto en televisión como en cine, que le permitieron ganar dos premios Cóndor de Plata -por “Infancia clandestina” y “Wakolda”- y ser sinónimo de éxito.
El desafío no fue solo para ella sino para la directora Lorena Muñoz y su coguionista, Tamara Viñes, así como para el elenco en el que se recortan Lautaro Delgado, Javier Drolas, Susana Pampín, Angela Torres, Roly Serrano, Daniel Valenzuela y Daniel Melingo, para recrear aquel momento.
Después de filmes que la marcaron, Oreiro se convirtió ahora en Gilda, con la meta de no frustrar a sus seguidores, según explicó en diálogo con Télam.
P: ¿Cuándo nació tu sueño de interpretar a Gilda?
R: Mi sueño por interpretar a Gilda nació cuando yo era muy chica, fui fan de ella cuando tenía 19 años, y a partir de ese momento fue muy importante en mi vida. La reversioné muchas veces en “Muñeca brava”, la imitaba en las bailantas y cuando fuimos una vez al carnaval de Gualeguaychú nos paramos en su santuario para ver su vestuario. A partir de ese momento imaginé interpretarla en cine. Fueron muchas las propuestas de muchos directores, pero creo que en la vida todo llega en el momento justo, para poder comprenderla en su lugar, porque ahora tengo su misma edad y soy mamá. De la madre que sufre cuando tiene que dejar a sus hijos para ir a trabajar de noche nació la idea de una Gilda más real, más humana.
P: ¿Qué cosas fueron las que más te impactaron?
R: Lo que más me impactó fue su desafío al prejuicio social. Ella decidió dar un giro de 180 grados, con un amor pasional por su público, lo hizo todo por él, y por eso a 20 años de su partida la gente la quiere y la recuerda tanto.
P: Si bien muchos de los personajes que hiciste hasta ahora tuvieron lo suyo ¿qué dimensión le das a este?
R: Mis películas anteriores me ayudaron mucho en el sentido de construir este personaje, pero pude entenderla mucho más cuando me relacioné con su familia, aquello de la Gilda maestra jardinera, la Gilda mamá, Gilda amiga... y comprendí lo difícil que fue para ella no renunciar a su sueño. Y lo logró. Sin lugar a duda lo que más amó fueron sus hijos, pero el gran amor pasional lo sintió por su público, lo hizo todo por él y se entregó a él.
P: ¿Creés que Gilda fue completamente feliz, o sólo lo era cuando subía a un escenario?
R: Creo que realmente fue feliz arriba de los escenarios, donde más brillaba, donde sentía que era ella, donde estaba la gente que la quería y la comprendía, que cantaba sus canciones. Creo que Gilda es una mujer con la que todos nos identificamos, un gran símbolo de perseverancia, de lucha personal, en una sociedad machista donde dicen que deberán pasar noventa años para que las mujeres tengamos las mismas oportunidades que los hombres.
P: ¿Fue clave la relación que tuvo con su público?
R: Era una persona igual arriba que abajo del escenario, que le daba su teléfono a los fans, que se acordaba de sus cumpleaños, que le importaba el otro. Creo que el hecho de haber sido fiel a sí misma y el ser sapo de otro pozo hizo que la gente viera en ella a alguien distinto que permanece hasta el día de hoy. Es una artista transgeneracional, transcultural, reversionada por músicos de rock, que la cantan en las canchas de fútbol , y todos los estratos sociales aman la cumbia, porque ella fue una artista popular en el mejor sentido de la palabra.
Publicado en Diario "Río Negro", 17 de Septiembre de 2016.
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