No se trata de un fantasma más, en medio del vacío y la aridez extrema del paisaje.
Justo en el cruce de las rutas 6 (que lleva a El Cuy) con la 74 (conecta con Cerro Policía y es de tierra), este perro vagabundo monta guardia frente a una casita del Gauchito Gil.
No se sabe muy bien desde cuándo está allí, cómo hizo para llegar, quién lo abandonó a su suerte y por qué entabló estrecha relación con el santito de las rutas. Lo real y concreto es que tampoco será fácil sacarlo. Y que goza de muy buena salud, pese a su aspecto depresivo, típico de los galgos.
En medio de los restos de cigarrillos, papeles con plegarias, cintas rojas y velas derretidas, el perro luce como un protector de un lugar sagrado.
Sólo se mueve unos metros cuando alguno de los viajeros se acerca a dejarle algún alimento. Y por las bandejas desparramadas en el lugar, se nota que ya han sido varios.
Publicado en Diario "Río Negro", 10- 09-2016.
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