Delfina Bunge Arteaga nació un 24 de diciembre en la Nochebuena del año 1881 en una casa de la
calle Tacuarí en el barrio San Telmo (Capital Federal), en la Belle Época de la
Argentina.
Delfina Bunge pertenecía a una familia de clase acomodada
que residía en la Ciudad de Buenos Aires. Su abuelo, Karl August Bunge,
inmigrante de Prusia, comerciante y botanista aficionado que participó en el
gobierno de Juan Manuel de Rosas. Era hija de Octavio Bunge y de María Luisa
Rufina Arteaga. Por parte de madre sus
dos abuelas, Genara Peña y Lezica de Bunge y Luisa Sánchez de Arteaga, eran muy
amigas de Mariquita Sánchez. Su padre fue un prestigioso abogado que integró la
Corte Suprema de Justicia argentina. Contrajo matrimonio con María Luisa
Arteaga en 1874, con quien tuvo nueve hijos, varios de ellos fueron
personalidades destacadas: Alejandro, economista, Augusto, diputado socialista,
el Arq. Jorge Bunge que fue fundador de la ciudad de Pinamar y Carlos Octavio Bunge, sociólogo y
jurisconsulto de prestigio.
Delfina Bunge conoció a Manuel Gálvez en Francia en 1904, cuando
él tenía 22 años y era director de la "revista Ideas". Ella quería
publicar su artículo "¿La joven de hoy, es feliz?".Y se casó con el
escritor argentino el 21 de abril de 1910.
Fue madre de la arquitecta Delfina
Gálvez Bunge. A partir de su matrimonio y siguiendo las estrictas normas
sociales de esa época firma sus libros como "Bunge de Gálvez".
Delfina Bunge colaboró con los principales diarios y
revistas de su tiempo como: Ideas, Criterio, Ichtys, El Pueblo, Vida Femenina,
El Hogar, La Nota, Nosotras, La Nación.
La familia solía pasar sus vacaciones en la ciudad de Alta
Gracia, provincia de Córdoba (Argentina) para aprovechar el aire seco de las sierras que era recomendado
por los médicos en esa época para combatir la tuberculosis que afectaba a los
jóvenes de cualquier clase social en ese entonces.
Tuvo una gran repercusión el artículo titulado de
Delfina Bunge: “Una emoción nueva en Buenos Aires” sobre el 17 de octubre de 1945 publicado en el diario “El Pueblo”
que se proclamaba “diario Católico”.
Decía Delfina Bunge: ““Emoción nueva la de este 17 de
octubre: la eclosión entre nosotros, de una multitud proletaria y pacífica.
Algo que no conocíamos, que, por mi parte, no sospeché siquiera que pudiese
existir…..Las calles presenciaron algo insólito. De todos los puntos suburbanos
veíanse llegar grupos de proletarios, de los más pobres entre los proletarios.
Y pasaban debajo de nuestros balcones. Era la turba tan temida. Era
–pensábamos- la gente descontenta….” “... Con el antiguo temor, nuestro impulso
fue el de cerrar los balcones. Pero al asomarnos a la calle quedábamos en
suspenso... Pues he ahí que estas turbas se presentaban a nuestros ojos como
trocadas por una milagrosa transformación. Su aspecto era bonachón y tranquilo.
No había caras hostiles ni puños levantados, como lo vimos hace pocos años. Y
más aún, nos sorprendieron sus gritos y estribillos. No se pedía la cabeza de
nadie. Esas turbas parecían cristianas
sin saberlo. Y sabiéndolo, eran argentinas... Sí, Jesús debió efectuar su
milagro en favor de turbas semejantes a éstas, de desarrapados... A nosotros
nos toca no defraudar a un pueblo pacífico en sus esperanzas de buena acogida y
de un mínimo siquiera de justicia social.”
Cantidad de suscriptores se borraron, el director debió
renunciar y algunos conocidos llegaron a negar a Delfina el saludo. Ella
recibió cartas hirientes firmadas y cartas anónimas infames. Por teléfono le
decían insolencias. Amigas y amigos se nos alejaron. Y lo que fue el colmo, el director
de ‘El Pueblo’ tuvo que renunciar y jubilarse….”
Delfina Bunge de Gálvez falleció en forma repentina en Alta
Gracia, Córdoba, el 30 de marzo de 1952 cuando se estaban celebrando los 25
años de la consagración de la capilla de la gruta de Lourdes de esa ciudad.
Junto a su marido, Manuel Gálvez, integró la lista de
intelectuales que apoyaron el naciente peronismo.
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