Diego Maradona se desvivía por los seleccionados argentinos. Por todo aquel que llevara la camiseta celeste y blanca. Y por los Pumas, por supuesto. Los acompañó en Mundiales, les dio charlas emocionantes y movilizadoras. Durante su estadía en Dubai, visitó a los jugadores de seven en cada etapa del circuito mundial.
Ese afecto genuino que sabía transmitir para con sus compatriotas fue siempre un mensaje inspirador. Por eso extraña más todavía ese homenaje frío. Esas cintas negras casi imperceptibles y que a muchos de los jugadores se les despegaron en pocos minutos. Algunos las perdieron.
La camiseta negra con el número 10 y el apellido Maradona que Sam Cane, el capitán de los All Blacks, depositó frente a los jugadores argentinos antes de realizar el tradicional haka, fue una ofrenda de respeto conmovedora en Newcastle. La imagen quedará guardada para la eternidad.
Aunque algunos, desde una mirada distante lo pueden considerar marketing, o un acto hipócrita. No lo fue. Se trató de una caricia a un país dolorido por la pérdida de un ídolo. Una demostración que dejó aún más expuestos a los jugadores argentinos. Fue la otra lección, además del 38-0 deportivo.
Dicen que a los jugadores se les ofreció una serie de variantes para homenajear a Maradona. Que fueron ellos los que decidieron que sólo llevarían el improvisado brazalete.
Fuente de información:
Diario "La Nación".
https://www.lanacion.com.ar/deportes/rugby/maradona-pumas-all-blacks-nid2523925
Autor de la nota: Juan Manuel Trenado.
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