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...." el pueblo recoge todas las botellas que se tiran al agua con mensajes de naufragio. El pueblo es una gran memoria colectiva que recuerda todo lo que parece muerto en el olvido. Hay que buscar esas botellas y refrescar esa memoria". Leopoldo Marechal.

LA ARGENTINA DEL BICENTENARIO DE LA PATRIA.

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“Amar a la Argentina de hoy, si se habla de amor verdadero, no puede rendir más que sacrificios, porque es amar a una enferma". Padre Leonardo Castellani.

“
"La historia es la Patria. Nos han falsificado la historia porque quieren escamotearnos la Patria" - Hugo Wast (Gustavo Martínez Zuviría).

“Una única cosa es necesario tener presente: mantenerse en pie ante un mundo en ruinas”. Julius Evola, seudónimo de Giulio Cesare Andrea Evola. Italiano.

sábado, febrero 19, 2022

Conte Mac Donell, Augusto María.

 

Desapareció: 7 de julio de 1976


Nació el 4 de Junio de 1955
En plena dictadura de la desaparición, el departamento de su hijo Augusto María fue allanado por una patota del Ejército. El joven no estaba. Como de costumbre, se robaron todo y el resto lo destruyeron. 
Esto causó verdadera consternación en Augusto Conte, el padre. Se puso en contacto con el hijo para preguntarle si él pertenecía a alguna organización perseguida. El hijo le contestó que no, que evidentemente se trataba de un error. Entonces Augusto Conte cometió el más grande error de toda su vida. El había sido amigo o compañero de colegio del general Suárez Mason, en ese momento comandante del 1º Cuerpo de Ejército. Le resultaba un asco ir a verlo, pero estaba en juego la vida de su hijo. Fue así como le dijo a su hijo Augusto María: bien, a ese error hay que aclararlo, si no te va a costar la vida. Yo conozco al general Suárez Mason. Le voy a pedir una entrevista. Vamos los dos y vos le aclarás personalmente que contigo están siguiendo una pista falsa. Y así se hizo. 
El general de la Nación -como gusta llamarse- aceptó que lo fueran a ver. Los recibió muy amable. Escuchó al hijo de Conte y a su padre. Y entonces les puso la trampa. Un general argentino tramposo, deleznable, despreciable por los siglos de los siglos de la historia de la humanidad. Le pidió a Conte que el hijo permaneciera unas horas en el cuartel del 1º de Infantería para limpiar todos los antecedentes y dejar todo aclarado. Y ellos aceptaron, crédulos, la palabra del general argentino. Augusto Conte dejó el despacho del artero. Su hijo quedó. Y desapareció para siempre. 


Conte Mac Donell, Augusto María

El Escuadrón Perdido, por José Luis D'Andrea Mohr. 
  
Nació: 4 de junio de 1955 
Desapareció: 7 de julio de 1976 
Unidad: Base Aeronaval de Punta Indio
Jefes: 
Capitán de fragata MEDICI 
Capitán de corbeta Luis DUPEYRON 
Comandante de Zona: General Carlos G. SUAREZ MASON 
Comandante de Subzona: General Adolfo SIGWALD 
Comandante de operaciones navales: Contraalmirante Luis María MENDIA
Comandante de Subzona del domicilio: General Jorge OLIVERA ROVERE
Jefe de Inteligencia Naval: Capitán de navío Lorenzo de MOUNTMOULLIN
Director de Justicia Naval: Capitán de navío Julio O. GARAVAGLIA


Por alguna razón propia del terrorismo de Estado, durante el mes de julio de 1976 fueron desaparecidos cinco conscriptos de la Armada, comandada por el almirante Emilio E. MASSERA: Eduardo GUERCI, Javier Antonio OTERO, Sergio TARNOPOLSKY, Horacio Daniel MARGELI y Augusto María CONTE MAC DONELL.
El 30 de enero de 1976 el domicilio de la familia CONTE MAC DONELL fue allanado por "personal de seguridad" que se llevó diez libros y documentos del padre de familia. Ese mismo día, Augusto María se presentó en el Distrito Militar, y desde el 1º de febrero pasó a formar parte como conscripto de la Base Aeronaval de Punta Indio. Al ser incorporado, personal del Servicio de Inteligencia Naval lo sometió a un interrogatorio en el cual el joven narró que había estado detenido en 1974 por cuestiones políticas, causa en la cual había sido sobreseído por la Justicia. Ese episodio también fue advertido por el doctor Augusto CONTE a las autoridades de la Base durante una visita al hijo recién incorporado; para tranquilidad del padre, los marinos restaron importancia a ese episodio "juvenil".

Como lo destinaron a la Contaduría de la Base, debió cumplir frecuentes comisiones en la Capital Federal. Nada hacía suponer alguna situación anormal, pero el domingo 11 de julio, el doctor CONTE, preocupado por la inexplicable ausencia de su hijo, viajó a la Base Aeronaval. Allí se entrevistó con el capitán de corbeta contador TRABUCCO, superior inmediato de Augusto María, quien le comunicó que había enviado en comisión al conscripto a la Capital Federal el 7 de julio a las tres de la tarde.

TRABUCCO aclaró que el soldado debía haber regresado al día siguiente por la noche.

El martes 13 el doctor CONTE se entrevistó con el jefe de la Base, capitán de fragata MEDICI, y con su segundo, el capitán de corbeta Luis DUPEYRON. Además de ratificar lo ya narrado por TRABUCCO, los oficiales ampliaron la información. El soldado CONTE, explicaron, salió en comisión el 7 a las tres de la tarde, con boleto ferroviario para llegar a la Capital Federal a las ocho. Ya que a esa hora la comisión no podía ser cumplida iría a su casa y realizaría la tarea al día siguiente. Como la misión estaba incumplida y el soldado no había retornado, se lo daba de baja por desertor.
El doctor CONTE, que sabía perfectamente que su hijo no había desertado, percibió claramente que se trataba de un secuestro entre la Base Aeronaval de Punta Indio y su propio domicilio. Sin embargo, no pudo demostrarlo ni logró, pese a todo lo que hizo por su hijo y por otros desaparecidos, obtener certezas sobre lo ocurrido. El habeas corpus presentado el 26 de agosto de 1976 fue rechazado por el juez de sentencia doctor Raúl BARCELO.
Augusto Conte (padre)

La lucha por conocer el destino de su hijo llevó al doctor CONTE a convertirse en un líder de los derechos humanos. Enfrentó todas las adversidades durante años, hasta que, abrumado por leyes que dejaron asesinos y otros criminales libres de castigo, decidió ir a reunirse con su hijo y se suicidó. Ante el Dios de su profunda fe habrá quedado satisfecha su pregunta. ¿Por qué?.


Zonceras Argentinas
Osvaldo Bayer


La rabia y la inmensa tristeza. Recordar aquel 24 de marzo. Que será para siempre la fecha de la gran vergüenza argentina. Videla. El ridículo asesino repitiendo ante los periodistas extranjeros: "No están ni muertos ni vivos, están desaparecidos". La crueldad y el cinismo son insuperables. Como los grandes crímenes de la historia de la humanidad. Pero tal vez más refinados, más truculentos, más perversos. Sádicos. Castrenses, beatos.

Están desaparecidos. Los niños del enemigo se roban para criarlos en familias católicas. Esto basta. Y los flojos, los pusilánimes de siempre apostaron a la obediencia debida y el punto final. La Argentina. Mi país. País con desaparecidos y con niños con padres putativos asesinos de sus padres. La Argentina, cristiana y católica. Videlas, Baseottos, Masseras, Camps, Plazas...
Los asesinos están entre nosotros, se llamó un desesperado film alemán de posguerra, de esa Berlín devastada. Tratar de explicar lo inexplicable. En la Argentina, veintinueve años después. Los asesinos están entre nosotros.
En ese aniversario veintinueve voy a recordar a un buen amigo. Se llamó Augusto Conte. Fue dirigente del Partido Demócrata Cristiano. En él se exacerbó la tragedia. En Alemania nos encontramos en un congreso de derechos humanos. Y una noche me dijo que la única forma de superar esa tragedia era la muerte. Y no la vida como habían preferido las Madres de Pañuelo Blanco al ganar las calles. El, sí se había dedicado a la lucha por la verdad al desaparecer su amado hijo mayor. Augusto María.
Me miró con enorme tristeza, y agregó: "Pero mi error fue tan grande que el único futuro mío es ir en búsqueda de mi hijo, allí desde donde no se regresa".
No hubo forma de convencerlo. Poco después él mismo buscó su muerte. No encontró otro remedio para "pagar mi culpa" como él definía su error. La cosa fue así. En plena dictadura de la desaparición, el departamento de su hijo Augusto María fue allanado por una patota del Ejército. El joven no estaba. Como de costumbre, se robaron todo y el resto lo destruyeron.
Esto causó verdadera consternación en Augusto Conte, el padre. Se puso en contacto con el hijo para preguntarle si él pertenecía a alguna organización perseguida. El hijo le contestó que no, que evidentemente se trataba de un error. Entonces Augusto Conte cometió el más grande error de toda su vida. El había sido amigo o compañero de colegio del general Suárez Mason, en ese momento comandante del 1º Cuerpo de Ejército. Le resultaba un asco ir a verlo, pero estaba en juego la vida de su hijo. Fue así como le dijo a su hijo Augusto María: bien, a ese error hay que aclararlo, si no te va a costar la vida. Yo conozco al general Suárez Mason. Le voy a pedir una entrevista. Vamos los dos y vos le aclarás personalmente que contigo están siguiendo una pista falsa. Y así se hizo.
El general de la Nación -como gusta llamarse- aceptó que lo fueran a ver. Los recibió muy amable. Escuchó al hijo de Conte y a su padre. Y entonces les puso la trampa. Un general argentino tramposo, deleznable, despreciable por los siglos de los siglos de la historia de la humanidad. Le pidió a Conte que el hijo permaneciera unas horas en el cuartel del 1º de Infantería para limpiar todos los antecedentes y dejar todo aclarado. Y ellos aceptaron, crédulos, la palabra del general argentino. Augusto Conte dejó el despacho del artero. Su hijo quedó. Y desapareció para siempre.
El llanto desesperado acompañó el relato. "Yo soy el culpable", me lo repitió cien veces. Mil veces.
El general desleal, cuando cayó la dictadura, se fue a vivir a Estados Unidos, basándose en sus "antepasados" norteamericanos. Pero los Estados Unidos no lo aceptaron y lo expulsaron. Total ya lo habían usado para la represión y el cuidado de sus intereses: les había resultado muy útil. Pero ya bastaba y lo tiraron por la borda como basura. Así paga el diablo.Pero hete aquí que lo que queremos decir es otra cosa: la lenidad con que ciertos sectores de la sociedad argentina toman a los represores.
Si lo mencionamos a Augusto Conte es para lamentar profundamente cómo su partido, el Demócrata Cristiano, por el cual él luchó tanto e hizo tantos esfuerzos en su vida, hoy acepta la afiliación de un represor, nada menos de un agente del Batallón 601, cueva del plan de la desaparición de miles de hombres, mujeres y niños.
El mayor Carlos Antonio Españadero, que actuó al servicio de la sangrienta represión bajo el seudónimo de mayor Peirano, es nada menos que miembro de ese partido. Sí, es demócrata y cristiano. El llamado "mayor Peirano" es el mismo que actuó en la embajada alemana para atender a los parientes de desaparecidos de origen germano. Parece un film de horror: la embajada alemana permitió y respaldó en darle al "mayor Peirano" el puesto de consejero de los desesperados. Los familiares -ya en el tiempo de la democracia- lo denunciaron como a alguien que trataba de obtener todos los datos posibles de las acciones que estaban haciendo esos parientes para saber algo de sus desaparecidos.
Un oficio infame el del mayor Peirano. Lo denuncié al tal mayor Carlos Españadero alias Peirano en una contratapa de este diario, en una nota titulada "El amable mayor Peirano", y cómo la embajada alemana le había dado esa tarea. Dije: el citado oficial "tuvo la misma función que cumplió en el vicariato castrense el conocido monseñor Graselli. Se hacía atender a los desesperados familiares de los desaparecidos, por los lobos. Disimulados como consejeros, de aire bonachón y palabras de consuelo. Los lobos. Feroces, cínicos, que pasaban de inmediato los datos a sus superiores". Denuncié en esa nota el caso del teólogo alemán profesor Käsemann, cuya hija Elisabeth fue asesinada por la dictadura de Videla. Este catedrático vino a la Argentina a rescatar el cadáver de su hija. La embajada alemana lo puso en contacto con "un oficial del ejército argentino", me relató el profesor Käsemann. "Ese oficial me dijo que sí, que era posible dar con el cuerpo de Elisabeth, pero que eso costaba 26.000 dólares".
El padre de Elisabeth, cuando me relató este episodio me dijo "siento ira, vergüenza y duelo" y agregó: "Me avergüenzo de haberme prestado a ese sucio negocio cuando tendría que haberlo rechazado indignado y haberme conformado con el recuerdo de mi hermosa hija viva". Cuando le pregunté si iba a hacer un juicio por ese dinero, me contestó: "A Judas no se le reclamó jamás que devolviera sus dineros". Sentí una profunda vergüenza que dura hasta hoy.
Cuando denuncié esto en este diario, el mayor Españadero publicó en Internet (http: //home.ba.net/-gastonsa) una desaforada diatriba contra mi persona donde me califica con sorna de "justiciero". Como "justiciero" él define a una persona "atractiva hasta seductor, diestro en el uso de cualquier arma", pero que actúa "al margen de las leyes que es una manera de suponer que son delincuentes" y, "por supuesto, el justiciero no está solo, como los terroristas sabe que a través de otros justicieros organizados en grupos de poder pueden aterrorizar hasta a la Justicia". El mayor Españadero reconoció sin problemas que prestó servicios en el Batallón 601, de 1970 a 1980, y como si fuera poco fue jefe de Situación General. En la Alemania de posguerra, los jerarcas nazis que cubrieron esos puestos fueron condenados a prisión perpetua en cárceles comunes. Aquí, en la Argentina, están libres o presos en sus domicilios, cobrando jubilaciones y pensiones. Y el tal mayor Españadero, además, participa en congresos sobre "Seguridad". Obediencia debida y punto final.
Yo denuncié al mayor Españadero al comandante del Ejército general Balza en ese tiempo. Para que iniciara las investigaciones del caso. Pero, como escribí: "Pero Balza ese día no leyó el diario, faltó, estuvo ocupado o tal vez dedicado a la natación". Y hoy es embajador en Colombia. Zonceras argentinas.
Por eso, por el respeto a Conte y por lo que significa que Españadero perteneció al Batallón 601 en la desaparición de personas, les pido a los dirigentes de la democracia cristiana que lo expulsen del partido al mayor Españadero, alias Peirano. Será justicia. Será dignidad.


http://martiresargentinos.blogspot.com/2012/08/conte-mac-donell-augusto-maria.html#:~:text=La%20lucha%20por,pquiacristoredentor.blogspot.com

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