GRACIAS POR ESTAR AQUÍ...

GRACIAS POR ESTAR AQUÍ...
...." el pueblo recoge todas las botellas que se tiran al agua con mensajes de naufragio. El pueblo es una gran memoria colectiva que recuerda todo lo que parece muerto en el olvido. Hay que buscar esas botellas y refrescar esa memoria". Leopoldo Marechal.

LA ARGENTINA DEL BICENTENARIO DE LA PATRIA.

LA ARGENTINA DEL BICENTENARIO DE LA PATRIA.
“Amar a la Argentina de hoy, si se habla de amor verdadero, no puede rendir más que sacrificios, porque es amar a una enferma". Padre Leonardo Castellani.

“
"La historia es la Patria. Nos han falsificado la historia porque quieren escamotearnos la Patria" - Hugo Wast (Gustavo Martínez Zuviría).

“Una única cosa es necesario tener presente: mantenerse en pie ante un mundo en ruinas”. Julius Evola, seudónimo de Giulio Cesare Andrea Evola. Italiano.

miércoles, junio 18, 2025

La quema de las iglesias de 1955.

La quema de las iglesias de 1955. 


Por Myriam Mitrece y Carlos Ialorenzi. 

La renombrada escritora Alicia Jurado, gran amiga de Jorge Luis Borges y frecuente colaboradora de este diario, siempre recordó entre sus anécdotas con el autor de El Aleph, el día que este le pidió que la acompañara a ver los estragos sufridos en las Iglesias atacadas por las turbas peronistas, el 16 de junio de 1955. Borges quiso compartir su indignación y su tristeza, como ocurrió a toda persona de bien fuese o no creyente.

Contaba que fue un momento de gran dolor y tristeza ver la cantidad de imágenes religiosas rotas o quemadas, las cuales parecían pilas de cadáveres después de una batalla. De pronto alcanzaron a ver entre los escombros una imagen de Santa Teresa de Ávila que sostenía un libro abierto. Borges que ya casi no veía le pidió que lo leyera y así reconocieron uno de los poemas de la Santa:

“Nada te turbe

nada te espante

todo se acaba

Dios no se muda.

La paciencia

todo lo alcanza.

Quien a Dios tiene

nada le falta.

Sólo Dios basta”.

LA “CORRECCIÓN POLÍTICA”.

El 16 de junio de 1955 fue una jornada trágica de la historia argentina. De ese luctuoso día se ha sepultado uno de los hechos más aberrantes causados por la dictadura peronista: La quema de las iglesias.

Han pasado 70 años y entristece ver que los medios de comunicación y la “corrección política” todavía vigente, de ese día solamente mencionan la tragedia del bombardeo a la Casa de Gobierno. También duele que la Iglesia Católica Argentina ni siquiera mencione este gravísimo hecho.

LOS HECHOS.

Ese día se profanaron, saquearon e incendiaron la Curia Metropolitana y doce Iglesias de nuestra Ciudad: Santo Domingo, San Francisco, San Ignacio, La Merced, San Roque, la Catedral, San Miguel, La Piedad, Nuestra Señora de Las Victorias, Del Socorro, San Nicolás de Bari y San Juan Bautista. En la Iglesia de Las Victorias fue herido gravemente el Padre Jacobo Wagner quien falleció pocos días después.

Además del aberrante sacrilegio, entre las grandes y cuantiosas pérdidas sufridas cabe mencionar al Archivo histórico que contenía las partidas de nacimiento, matrimonio y defunción que se remontaban hasta fines del siglo XVI. Se perdieron obras de arte antiguo, cerámicas, pinturas al óleo, tallas y gran cantidad de objetos de culto.

La Curia metropolitana poseía además de imágenes religiosas y obras de arte, un valioso archivo con más de 80.000 legajos que contenían la historia del Río de la Plata y varias bibliotecas con miles de volúmenes. Tres siglos y medio de historia de la vida colonial e independiente perdidos para siempre. La Catedral sufrió el saqueo y el incendio de su sacristía se llevó su riquísimo tesoro de arte e historia.

El libro “El llanto de las ruinas” editado por la librería Don Bosco en 1955 enumera detenidamente los destrozos producidos; sería muy extenso mencionar a cada una de las imágenes, objetos de arte y documentos coloniales que se han perdido.

PROCESIÓN DE CORPUS CHRISTI.

Cinco días antes, el sábado 11 de junio, se realizó la celebración de Corpus Christi a la que asistió una masiva concurrencia. Se calcula que unas 200.000 personas se dieron cita en la Catedral, la Plaza de Mayo y en las calles adyacentes.

El gobierno culpó a la multitud de haber quemado una bandera nacional. Tiempo después se comprobó que este ultraje a la enseña patria fue ordenado desde el Ministerio del Interior y ejecutado por un policía.

LOS CABECILLAS.

El recordado escritor e historiador Enrique Díaz Araujo hizo un pormenorizado relato sobre cómo se organizaron los atacantes. En la Escuela de Ciegos de la calle Bolivar 431 funcionó la central operativa. De allí partieron, las columnas de la Alianza Libertadora Nacionalista, la cegetista y los militantes peronistas provistos de bidones de nafta y lanzallamas, dirigidos por comisarios de la Policía Federal y de la División Bomberos, salieron a atacar la Curia Metropolitana y los templos antes mencionados. Al mediodía siguiente se reunieron en la sede de la calle Bolívar, para celebrar con un almuerzo lo que habían realizado.

El citado autor da cuenta de cómo se organizaron y da los nombres de los principales cabecillas. Menciona que en la Escuela de Ciegos instaló su comando el vicepresidente de la Nación Alberto Tessaire, en el Departamento Central de Policía se estableció el ministro del Interior Ángel Borlenghi y en el Ministerio de Salud estuvo el ministro de Salud Pública Conrado Bevacqua. También informa los nombres de varios de los responsables, entre los que se encuentran altos jefes de la Policía Federal y del cuerpo de bomberos.

Díaz Araujo hace mención de los ataques previos que venía sufriendo la Iglesia Católica por parte del gobierno peronista: la sanción del divorcio vincular, la prohibición de procesiones, la supresión de la enseñanza religiosa y de fiestas religiosas, entre otras disposiciones.

Pese a que la agresión se dio en un radio céntrico y que las Iglesias se encontraban a corta distancia unas de otras, la policía y los bomberos recién actuaron cuando ya todo había terminado.

Díaz Araujo cita a Winston Churchill: “Perón es el único militar que ha quemado su bandera y el único católico que ha quemado sus templos”.

Publicado en LA PRENSA.

https://www.laprensa.com.ar/La-quema-de-las-iglesias-de-1955-560985.note.aspx 

18.06.2025

Instituto Nacional Sanmartiniano. Celebra su noventa aniversario el decano de los institutos nacionales. SE VUELVE A PUBLICAR.

 Celebra su noventa aniversario el decano de los institutos nacionales.

Por Roberto Elissalde.

Celebrará el próximo 5 de abril su 90 aniversario el Instituto Nacional Sanmartiniano, que como en la mayoría de estas instituciones nació en forma privada hasta que posteriormente alcanzó su nacionalización algo que sucedió con sus similares: Browniano, Belgraniano, Juan Manuel de Rosas, Yrigoyeniano y Juan Domingo Perón.­

A iniciativa de don José Pacífico Otero, se reunieron un grupo de interesados en la difusión y estudio de la figura del Libertador, en la sede del Círculo Militar no en la actual del Palacio Paz frente al monumento a San Martín que la entidad adquirió en 1938, sino en la anterior ubicada en la tradicional calle Florida 770. Era el 5 de abril y se conmemoraba el 115 aniversario de la batalla de Maipú.­

Otero tenía por entonces 59 años, había recibido una sólida formación intelectual, sacerdote de la Orden Franciscana, mostró una afición a la historia y dedicó no pocos estudios a la misma y a algunos destacados miembros como frailes Luis Bolaños, Cayetano Rodríguez y el Francisco de Paula Castañeda, entre otras. Desvinculado en 1910 del estado sacerdotal, comenzó con meticulosidad a estudiar al general San Martín, no sólo en nuestro país en archivos y bibliotecas, sino que recorrió otros países americanos y europeos. Con un acervo no menor de información, publicó la Historia del Libertador Don José de San Martín, en varios volúmenes que mereció la reedición por el Círculo Militar. A ello debemos agregar no pocos trabajos, artículos y conferencias, hoy casi inhallables que merecen una edición aunque sea en forma digital.

DEUDA IMPAGA­.

Otero dedicó su existencia a San Martín, por eso en esa conferencia hace nueve décadas afirmó que había una deuda "todavía impaga'' para con el héroe, "que no la pagarán los bronces, ni los mármoles, ni los colores de la paleta, es la deuda del espíritu''. Por eso el Instituto se presentaba esa tarde respondiendo "a los dictados de una razón primordial y sagrada, con los vivos deseos de dar forma tangible a esta ejecutoria''.

Por eso pocos días después reunió a un grupo de estudiosos y en el Museo Histórico Nacional rubricaron el acta de fundación y nombraron la primera Comisión Directiva que Otero presidió por lógica gravitación. Lo acompañaron en las vicepresidencias el general Francisco Medina y el vicealmirante Daniel Rojas Torres; secretario: Antonio Apraiz; bibliotecario: Ismael Bucich Escobar; vocales: Nicolás Accame , Juan Esteban Vaccareza, Adrián Ruiz Moreno, Francisco Beverina, Héctor Pelerson, Héctor M. Ratto, Pedro Etchepare, Benjamín Villegas Basavilbaso, Rodolfo Medina, Federico Santa Coloma Brandsen, Enrique de Gan´dia, Rómulo Zabala, Juan Pablo Echagüe, Máximo Soto Hall y Ricardo Staud.

Ricardo Levene, Carlos Alberto Pueyrredon, José Torre Revello y Julio César Raffo de la Reta, formaron parte al poco tiempo entre otros de ese grupo fundacional, que presidió Otero hasta su fallecimiento el 14 de mayo de 1937.

Su mujer Manuela Stegmann fue la generosa donante de la casa que se levanta en Palermo, réplica de la de Grand Bourg, que hoy es la sede el Instituto Nacional.­

El coronel Bartolomé Descalzo, el capitán Jacinto R. Yabén, los generales Ernesto J. Florit, Carlos A. Salas, Joaquín Aguilar Pinedo, Manuel Laprida, Tomás Sánchez de Bustamante y Diego A. Soria, se sucedieron en la presidencia de la entidad en la mayoría de los casos por largos años; cargo que ocupa hoy el Lic. Eduardo García Caffi. Alguna vez la vacancia de la presidencia fue desempeñada por los distintos vicepresidentes: escribano Oscar Carbone, el profesor José Carlos Astolfi y el Dr. Rodolfo Argañaraz Alcorta.

Otero, con visión trascendente hace 90 años afirmaba que el Instituto con "su creación llena un vacío en nuestras agrupaciones culturales, históricas y docentes. No la pide a nuestro entender, una razón de fortuito interés. La pide el progreso de nuestra nacionalidad, la pide el crecimiento de nuestro acervo histórico y documental''.

La entidad lo ha cumplido, de manera cabal. La revista San Martín en la primera época, la edición junto con el Museo Histórico Nacional y después por su parte de los Documentos para la Historia del Libertador, y numerosos folletos y publicaciones han poblado las bibliotecas públicas de escuelas y pueblos del interior, dando a conocer la figura de San Martín. Las Asociaciones Culturales en el país cumplen esa meritoria función y en el exterior: Bélgica (Bruselas); Bolivia (La Paz); Brasil (Río de Janeiro); Colombia (Bogotá); Costa Rica (San José y Puerto Limón); Chile (Santiago); Ecuador (Quito y Guayaquil); El Salvador (San Salvador); España (Madrid, Sevilla y Cádiz); Estados Unidos (Washington DC, Nueva York y Los Angeles); Francia (París y Boulogne-sur-Mer); Guatemala (Guatemala); Honduras (Tegucigalpa); Italia (Roma); México (México DF); Nicaragua (Managua); Paraguay (Asunción); Perú (Lima y Cuzco); Panamá (Panamá); Uruguay (Montevideo y Colonia del Sacramento) y Venezuela (Caracas).

A esto se debe agregar la creación del Colegio de Estudios Superiores Sanmartinianos en 1958 convertido en Academia Sanmartiniana en 1960, que con sus 20 volúmenes de los Anales ha dado a conocer valiosos aportes sobre la figura del Libertador, sus colaborades, su iconografía, las piezas museológicas, su relación con las provincias, la numismática y otros tantos temas. Rescatar los nombres de sus miembros fallecidos, además de los ya mencionados, es un homenaje a quienes trabajaron en ella y supieron enriquecerla: Adolfo Espíndola, Carlos A. Courtaux Pellegrini, Humberto F, Burzio, Rosauro Pérez Aubone. Ernesto J. Fitte, Leopoldo R. Ornstein, Ricardo Piccirilli, Belisario J. Otamendi. Juan Angel Fariní, José A. Oría, Oscar H. Elía, César Díaz Cisneros, Marcos de Estrada, Julio César González, José Luis Molinari, Leoncio Gianello, Carlos Heras, Gustavo Martínez Zuviría, Alberto Palcos, Joaquín Pérez, Carlos J. Mosquera, Raúl de Labougle, Leonidas de Vedia, Atilio Cornejo, Enrique M. Barba, Bonifacio del Carril, Alfredo González Filgueira, Exequiel César Ortega, Cayetano Bruno, Juan Draghi Lucero, Antonio J. Pérez Amuchástegui, Laurio H. Destéfani, Horacio J. Cuccoresse, Marco Aurelio Risolía, Luis Santiago Sanz, Ricardo Zorraquín Becú, Julio César Gancedo, Jorge M Ramallo, Aníbal Luzuriaga, Mario S. Dreyer, Mario Phordoy, Osiris Villegas, Federico Ibarguren, Emilio A. Bidondo, Héctor J. Piccinalli, Patricia Pasquali, Luis González Balcarce, Enrique Mario Mayocchi y Carlos Guzmán.­

Al celebrar este aniversario, en un día tan trascendente como fue el que selló la libertad de Chile, el Instituto Nacional Sanmartiniano, renueva su compromiso con el futuro enorgulleciéndose de este pasado que lo honra y al que honra en forma permanente.

PUBLICADO EN DIARIO LA PRENSA.

https://www.laprensa.com.ar/Celebra-su-noventa-aniversario-el-decano-de-los-institutos-nacionales-527625.note.aspx

30/3/2023.

José Pacífico Otero (1874-1937), fundador y primer presidente del Instituto Nacional Sanmartiniano.

Roberto Elissalde. 

Historiador. Vicepresidente de la Academia Argentina de Artes y Ciencias de la Comunicación.

¿Se acuerda del Austral? ₳ El austral se convirtió en moneda de curso legal de la República Argentina el 15 de junio de 1985.

 


El austral se convirtió en moneda de curso legal de la República Argentina el 15 de junio de 1985, cuando el entonces presidente Raúl Alfonsín firmó el decreto 1.096, anunciando un nuevo plan económico (llamado Plan Austral) del entonces ministro de Economía Juan Vital Sourrouille para contener una inflación que venía siendo creciente. Su símbolo era una A con el detalle de que la línea horizontal era doble (₳).

El plan incluyó la creación de una nueva moneda, equivalente a 1.000 pesos argentinos, a 10 millones de pesos ley, a 1.000 millones de pesos moneda nacional y a 25.000 millones de pesos moneda corriente. En un principio el plan pareció exitoso para contener la alzada inflacionaria, pero hacia 1986 comenzó a devaluarse con respecto al dólar y nunca más logró recuperarse. El austral se llegó a depreciar un 5.000% anual con respecto al dólar en 1989. Frente a la llegada de la convertibilidad alcanzó a cotizar a 7.000 unidades por dólar. El ministro de economía Domingo Cavallo generó entonces una devaluación (corrida) que llevó la cotización a ₳10.000 por USD. Es a este valor que en 1992 el austral fue reemplazado por una nueva unidad monetaria, el Peso convertible, quitando cuatro ceros.
Originalmente se emitieron monedas por ½, 1, 5, 10, y 50 centavos y billetes por 1, 5, 10 y 50 australes. Pero a medida que la inflación fue avanzado, se empezaron a emitir valores muchos más grandes. Se llegaron a emitir monedas de 1.000 australes y billetes de 500.000 australes. Una curiosidad es que en los años 1989 y 1990, debido a la hiperinflación, debieron emitirse billetes provisionales de emergencia de 10.000, 50.000 y 500.000, que consistían en utilizar el diseño de Pesos Ley 18.188 resellados a australes.
Los billetes de las distintas denominaciones de australes llevaron la imagen de doce presidentes argentinos, en el mismo orden en que ejercieron ese cargo; desde Bernardino Rivadavia llegando hasta Manuel Quintana. En el reverso se adoptó la imagen del Progreso, que había sido utilizada en los billetes de pesos moneda nacional.
Publicado en SOMOS ARGENTINA.

martes, junio 17, 2025

LOS GRANADEROS DE MALVINAS.


LOS GRANADEROS DE MALVINAS.

Nota cortesía Granaderos Bicentenario.
Para éstas horas hace 43 años, diez soldados argentinos eran capturados por los ingleses, y tomados prisioneros.
Muchos más lo fueron, ya que el 14 de junio de 1982, se decretaba el cese del fuego en las Islas Malvinas.
Pero queremos referirnos especialmente a esos diez.
Porque esos soldados tenían una distinción especial. Eran Granaderos a Caballo.
Poca gente sabe que hubo ocho Granaderos de Tropa y dos suboficiales combatiendo en Malvinas.
Y como no podía ser de otra manera, lo hicieron con Honor y Entrega, respetando las más sagradas tradiciones del Regimiento creado por el Gran Capitán.
Eran ametralladoristas, apuntadores y abastecedores de MAG. Estuvieron en lo peor del conflicto, combatiendo en Monte Longdon y Monte Harriet.
Tanto daño causaron esas armas Sanmartinianas, que los gringos les tiraron con todo. Dos de ellos fueron heridos en combate.
Pero gracias a Nuestra Señora del Carmen de Cuyo, Patrona y Generala del Ejército de los Andes, que los cubrió con su manto, todos regresaron con vida.Verdaderos Héroes Malvineros.
Domingo Ángel Novaro
Carlos Argentino Acuña
Miguel Angel Plaza
Daniel Flores
Aldo Gabriel Apecechea
Jorge Eduardo Vega Luján
Miguel Ángel Piaggio.
Ernesto Raúl Ponce.
Estos son los nombres de los Granaderos Conscriptos que combatieron al inglés con bravura en 1982.
Con ellos, estuvieron los Cabos 1ros. Campoy y Rivero.
A todos ellos, nuestro reconocimiento y gratitud.
Nota: la foto que acompaña éstas líneas son de los Granaderos Novaro (izq), y Piaggio (de Rojo). Es de 2009, cuando tuvieron oportunidad de volver a Malvinas. Posan junto al pie de su ametralladora, que no rindieron al invasor. Cuando el final era inevitable, despiezaron la ametralladora y arrojaron sus partes a los cuatro vientos, para que no fuera capturada por el inglés.


Nota cortesía Granaderos Bicentenario.
Redes sociales.

17 de junio del año 1795: nacía el General Manuel José de Escalada de la Quintana.

 



UN DIA COMO HOY...

Un 17 de junio del año 1795 nacía el General Manuel José de Escalada de la Quintana.
Tenemos el honor y gran satisfacción de reproducir aquí la semblanza de su vida redactada por el historiador Roberto L. Elissalde, que fuera publicada en La Prensa el 13 de diciembre de 2021 con motivo de cumplirse el sesquicentenario de su fallecimiento, acaecido el 13 de diciembre de 1871.
"Se cumplió hoy el sesquicentenario del fallecimiento del general Manuel de Escalada, que comenzó su carrera militar a los 17 años en el Regimiento de Granaderos a caballo creado y comandado por el teniente coronel José de San Martín, que en setiembre de ese año de 1812 habría de casar con su hermana María de los Remedios; y el 24 de dicho mes fue ascendido a alférez.­
Manuel nació en el hogar de don Antonio José de Escalada y de doña Tomasa de la Quintana el 17 de junio de 1795, y recibió la educación propia de los niños de su clase. Decidido a participar en la milicia, estuvo en la acción de San Lorenzo como ayudante de San Martín, cuando éste fue herido le gritó: "Reúna Ud. Regimiento y vayan a morir". Al frente de un escuadrón de esa unidad participó de la toma de Montevideo, y fue condecorado con la medalla de plata acordada por el Director Posadas.­
Trasladado al Ejército del Norte, estuvo en la sorpresa del Tejar y en Puesto del Marqués, Venta y Media y Sipe Sipe, fue ayudante de campo del general Rondeau. Luego fue destinado al Ejército del los Andes, y se batió en Chacabuco, en la famosa carga comandada por el Libertador sobre la caballería enemiga. Recibió en esa oportunidad la misión de trasladar el parte al director Pueyrredon: "En 24 días hemos cruzado las más altas cordilleras del globo y hemos batido al enemigo". Hizo la travesía a Buenos Aires en 14 días, Beruti recuerda en sus `Memorias Curiosas' que el 26 de febrero llegó a Buenos Aires el capitán Escalada con el parte y la bandera coronela del Regimiento de Talavera que habían tomado, bandera que fue expuesta esos días de festejos que siguieron y que "se remite al Cabildo de Mendoza, para que la coloque en el templo que tenga por conveniente; gracia que el Supremo Director hace a esa ciudad, por sus relevantes servicios, en los que ha contribuido a nuestro éxito para la conquista de Chile".­
De regreso a Santiago, participó en la campaña del Sur (Talcahuano) al mando del general O'Higgins, en Cancha Rayada y Maipú, tocándole nuevamente volver a Buenos Aires con el parte de la batalla, tardó 12 días en recorrer las 330 leguas, batiendo su propio record, alguna vez escuché que los paisanos y los propios camaradas a estos jinetes excepcionales los llamaban "cu... de fierro". El 17 de abril de 1818 según Beruti "a las 4 de la tarde se oyó una descarga general de fusilería por las tropas que al frente de sus cuarteles se hallaban formados, en seguida la fortaleza y los buques de guerra hacían salva, a lo que respondieron las iglesias con un repique general de campanas que duró hasta las 9 de la noche; siendo precedido de la grande y plausible noticia, que trajo don Manuel de Escalada con los pliegos y oficio del general San Martín".­
Se quedó unos días en la ciudad para formalizar su matrimonio con su prima tercera Indalecia Mercedes Oromí Lasala el 18 de mayo, ceremonia que se realizó con la más estricta intimidad, ya que había muerte tres meses antes el padre de la novia don Ramón de Oromí. Inmediatamente Manuel volvió a Chile, donde ascendido a coronel fue jefe de granaderos, batiéndose en Bío Bío.­
De vuelta a Buenos Aires, pidió el retiro, pero volvió cuando la guerra con el Brasil a incorporarse. Ministro de Guerra de Viamonte en 1829 y después de Caseros, de Vicente López y Planes y Pastor Obligado, fue legislador, y gobernador delegado en 1854.­
De su matrimonio nacieron 12 hijos, algunos de los cuales llegaron a edad adulta, de los que descienden los Escalada Oromí, Wilde Escalada, Oromí Saavedra Escalada, Oromí Nougués, Oromí Mackinon, Espezel Berro Oromí, y muchas otras. Según el censo de 1869 vivía en la calle San Martín 137, con su mujer y sus hijos Manuel María, Mercedes, Tomasa, Pedro, Indalecia, Mariano y Ramón; además de su hija Dolores casada con Wilde y un nieto, mas tres personas de servicio para esa casa sin duda bulliciosa que recordaba la vieja residencia de sus padres.­
Completamente ciego falleció en Buenos Aires el 13 de diciembre de 1871, sus restos fueron sepultados en la Recoleta. Sus contemporáneos lo describen "de elevada estatura, aspecto imponente, trato áspero aunque de modales desenvueltos y conversación amena; tenía ojos negros de profundo mirar, nariz aguileña, pelo crespo y un pequeño bigote"."

BELLE EPOQUE - La Argentina del Centenario
Maximo Puskovas 17 de junio de 2022. 

Semblanza de Martín Miguel de Güemes Por Jorge Martín Flores.

 


Semblanza de Martín Miguel de Güemes. 

Por Jorge Martín Flores.

El General Martín Miguel Juan de Mata de Güemes Montero de Goyechea y la Corte nació en Salta el 8 de febrero de 1785, en el entonces Virreinato del Río de la Plata. Pertenecía a una tradicional familia de raigambre hispano católica, aristocrática, conformada por nueve hermanos, acomodada, prestigiosa y sobresaliente por sus orígenes y servicios al Rey y a la América Española. Su padre era Gabriel de Güemes Montero, oriundo de Santander España y tesorero de las Cajas Reales de España. Y su madre María Magdalena de Goyechea y la Corte, nacida en Jujuy, era descendiente directa del fundador de ésta última ciudad.

Su formación educativa esencial la recibió en su familia y a través de maestros particulares. Era un hombre de amplia y elevada cultura. No solamente creció vinculado a los sectores acomodados de la ciudad, sino que se codeaba con la peonada de gauchos a los que trataba de igual a igual. Aprendió a montar caballos con excelencia y ¡hasta lograba domarlos con presteza!

CARRERA MILITAR.

Siguiendo el ejemplo de su abuelo materno, se abrazó a la carrera de las armas. El 13 de febrero de 1799 se incorporó como cadete a la 7ma Compañía del III Batallón del Regimiento de Infantería Fijo de Buenos Aires, que tenía su asiento en la ciudad de Salta. Tenía solamente 14 años. Y allí conoció la provincia como la palma de su mano.

En 1805 por disposición virreinal fue trasladado a Buenos Aires en donde tiene una distinguida participación contra las invasiones inglesas, siendo ayudante del General en Jefe de la Reconquista Don Santiago de Liniers.

COMBATIENDO A LOS INGLESES (1806-1807).

El 12 de agosto de 1806 día de la Reconquista de Buenos Aires ante las invasiones inglesas al Río de la Plata, Güemes realizó una hazaña gigantesca, conocida como “La toma del Justina” (12-8-1806). El joven Martín Miguel de Güemes, cadete de 21 años llevó a cabo su bautismo de fuego: junto con sus compañeros jinetes de los Húsares de Pueyrredón, se metieron en el Río de la Plata con el agua de sus caballos hasta el cuello, abordaron un barco ingles tripulado por más de 100 personas y armado con 26 cañones y que se había encallado en el puerto de Buenos Aires y lo obligaron a rendirse.

¡Ficción dirán! Para nada, historia pura… ¡Güemes a pura guapeza gaucha obligó a un barco inglés a rendirse!

Este hecho es reconocido por los mismos británicos. Decía el entonces capitán británico Alexander Gillespie, quien en su diario de guerra editado en Londres en 1818 como Gleanings and remarkes (traducida en 1921 bajo el título de Buenos Aires y el Interior):

“El Justina, de 26 cañones, tripulado con oficiales y cien marineros, de la escuadra de Popham, además de la propia dotación, que se había acercado a tierra, lo más posible, peleó bien y sus cañones impidieron todos los movimientos de los españoles, no solo por la ribera, sino también en las diferentes calles que se ocuparon, expuestas a su fuego. Y ofrece un fenómeno en los acontecimientos militares, el haber sido abordado y tomado por caballería al terminar el 12 de agosto de 1806, a causa de una bajante súbita del río.”

Durante la segunda etapa de la invasión inglesa (1807) fue designado para combatir el contrabando realizado por los comerciantes criollos corruptos aliados al usurpador inglés en Montevideo. Cumpliendo con honor su misión. De regreso en Salta el gobernador de esa provincia dispuso su incorporación a la guarnición de la Plaza con el grado de teniente. Luego la Suprema Junta Gubernativa del reino en Sevilla en 1809, lo ascendió a subteniente efectivo del Regimiento de Infantería de Buenos Aires.

ANTE EL PRONUNCIAMIENTO DE MAYO (1810).

Tras el estallido de la Revolución de Mayo, se encontraba en Buenos Aires. Salta fue la primera provincia que respondió a la autonomía proclamada por la Junta Provincial Gubernativa de Mayo, la cual había jurado fidelidad al rey preso Fernando VII.

Güemes se incorporó a las fuerzas que la Junta de 1810 sobre el Alto Perú, para enfrentar a las tropas favorables al Consejo de Regencia Español, contribuyendo con una partida de 70 hombres a la victoria de la batalla de Suipacha, el 7 de noviembre de 1810, primer triunfo de las armas patriotas.

COMANDANTE DE LAS AVANZADAS DE SALTA.

En 1814, José de San Martín fue nombrado como Jefe del Ejército Auxiliador del Norte – reemplazando a Manuel Belgrano- nombró a Martín Miguel de Güemes comandante de las avanzadas de Salta, para defender la frontera norte de las invasiones realistas provenientes del Perú y del Alto Perú (actual Bolivia). Convirtiéndolo en una pieza clave para su proyecto estratégico de lucha por la independencia.

GOBERNADOR DE SALTA.

El 6 de Mayo de 1815 el Cabildo de Salta, a petición del pueblo de la ciudad, designa a Güemes “Gobernador de la Intendencia de Salta”, que comprendía las actuales provincias de Salta y Jujuy y la región boliviana de Tarija.

El Director Interino Álvarez Thomas lo reconoce a mediados de junio de 1815.

LA GUERRA GAUCHA (1814-1821).

Es conocida la prolífica acción de nuestro héroe en la guerra por la independencia, llenándose de laureles con la denominada Guerra Gaucha (1814-1821), que manifestó su visión de estadista y militar americano. Consistió en una guerra de desgaste o guerra de guerrillas. Conocedores del terreno (sus ríos, valles y quebradas) los gauchos de Güemes atacaban por sorpresa y a gran velocidad a las tropas realistas que invadían el territorio norteño. Golpeaban y desaparecían. Causando gran descalabro en las fuerzas enemigas. Desgastándolo permanentemente, privándolos de recursos para subsistir, quitándoles el armamento y venciéndolos por el agotamiento causado con estos enfrentamientos.

Decía Güemes a Belgrano en 1818: “¿No he de alabar la conducta y la virtud de los gauchos? Ellos trabajan personalmente, y no exceptúan ni aún el solo caballo que tienen, cuando los que reportan ventajas de la Revolución no piensan otra cosa que engrosar sus caudales”.

ESPERANZA SE PRONUNCIA GÜEMES: EL RECHAZO A LA TERCERA INVASIÓN REALISTA.

La tercera invasión realista al mando del General realista De la Serna se produjo en un momento en que América del Sur había sido reconquistada por el Ejército Español, excepto la actual República Argentina, el Uruguay que había sido ocupado por los portugueses y el Paraguay que se mantenía en su aislamiento.

Durante seis meses Güemes y sus milicias gauchas destrozaron un ejército que sólo controlaba el suelo que pisaba, habiendo sido acosado en no menos de 50 combates, debiendo retirarse “militarmente vencido en lucha franca, moralmente humillado y hecho materialmente pedazos en su personal y material”.

El 28 de mayo de 1817 el Director Supremo de las Provincias Unidas de Sudamérica Juan Martín de Pueyrredón dicta un decreto, reconociendo los excepcionales servicios prestados por Güemes; y en mérito a su brillante actuación, el gobierno lo premió con una medalla de oro y una pensión vitalicia para su primer hijo; una medalla de plata con trazos de oro para los jefes, una puramente de plata para los oficiales y para la tropa un escudo de paño con la inscripción: “A los heroicos defensores de Salta”

¿QUÉ IMPORTANCIA TUVO LA GUERRA GAUCHA PARA LA INDEPENDENCIA SUDAMERICANA?

Resistiendo con su escudo humano de montoneras de a caballo, le abrió el camino a San Martín que luego de conformar su ejército de los Andes, cruzaba las alturas de la cordillera para librar los combates por la independencia de la América del Sud. Güemes y sus gauchos infernales rechazaron sucesivamente ni más ni menos que ¡ocho invasiones de las mejores fuerzas realistas! Y ello permitió que la causa de la independencia en nuestras tierras siguiera de pie.

Como las fuerzas realistas no podían vencerlo con el poder de las armas. Intentaron corromperlo a través del soborno. El virrey La Serna envió tres emisarios ante don Martín Miguel, ofreciéndole dinero para abandonar la contienda. Güemes los despachó con el temple de un verdadero caballero cristiano hispanoamericano:

“Decid a vuestro virrey, señores -arrojando al suelo la carta con ademán suave y majestuoso-, que Martín Güemes, rico y no me por su nacimiento, ha sacrificado su fortuna entera al servicio de la Patria; y que para él, no hay títulos más hobrossos que el amor de sus soldados y la estimación de sus conciudadanos”.

Sintetizamos este punto, con los hermosos versos por Gustavo García Saravi en su poemario “Cómo se canta a la Patria”: "Allá en el norte, altivo, intransferible, como un torreón de furia, como un hito mágicamente eterno e infinito enarbola su muerte indestructible, iza su batallón -la fe temible- su silencio, sus lágrimas, su grito, sus oscuros caballos de granito, y este país de entonces, invisible, tierra desarrollada, madre seca, se aguanta en asombrosos y pedazos, imprecación la paz, ir la rueca. El caudillo del monte y la bravura muele en su triunfo penas y lanzazos. (Y en su sangre, la patria se inaugura).”

LOS ENEMIGOS DE GÜEMES.

En palabras del Dr. Antonio Caponnetto: “Los enemigos de Güemes eran internos y externos. Los último obviamente, lo componían los llamados ejércitos realistas. Pero los primeros eran aún peores. Porque no combatían al caudillo en batalla frontal y campal abierta, sino que se aliaban secreta, reptílicamente con los enemigos. Porque no lo combatían por razones políticas, sino de oportunismo financiero, egoísta en particular. Eran en un sentido estricto de la palabra una oligarquía altiva”.

Güemes, servidor del bien común había ordenado su gobierno en la Intendencia de Salta hacia la causa de la libertad. Para ello perdonó las deudas de sus guachos y pidió contribuciones a los hacendados y comerciantes para que colaborasen con la lucha. En primera instancia todos habían servido a la Patria con gusto.

Pero con la prolongación de la guerra y con la falta de contribución económica de Buenos Aires (que había dejado a Salta a su suerte), se hizo notar el descontento de aquellos que tenían mayores riquezas y que ya no quisieron seguir colaborando con las necesidades de la Patria.

Tildaban a Güemes de “tirano” y “déspota” y estaban vinculados a los intereses centralistas y liberales de Buenos Aires. Crearon un Partido llamado “Patria Nueva” y aprovechando la ocasión en que el Gobernador de Salta, presionaron al cabildo y nombraron un nuevo gobernador afín a sus intereses.
Continúa nuestro maestro y amigo Don Antonio Caponnetto: “Una facción que privilegiaba la riqueza por encima de todo, cuya ideología distintiva era el liberalismo y el modernismo cultural y espiritual, esto es, el desarraigo. Por eso se llamaron a sí mismos “La Patria Nueva” por desdén a la Patria antigua y eterna, a la de la cruz y el sable, a la del poncho y la tacuara. Fue este enemigo interno el que hacía de informante de los realistas, el que propiciaba las invasiones, el que incluso las solventaba económicamente”.

Cuando el 29 de mayo de 1821 Güemes retornó a la ciudad de Salta, era esperado por una partida para detenerlo y enfrentarlo. Pero cuando lo vieron y escucharon su voz de mando, fue aclamado por la mayoría de los salteños bajo el grito “¡Viva Güemes!”. Era el líder indiscutido de Salta.

Los revolucionarios se habían ocultado o huido hacia el norte, llegando algunos hasta el cuartel general de Olañeta, jefe realista.

No dados por vencidos, los enemigos internos de Güemes abrieron las puertas de Salta a los realistas, traicionando a la Patria.

LA TRAICIÓN.

El 7 de junio de 1821 una partida española, comandada por José María Valdés, apodado “el Barbarucho”, entró por sorpresa en la ciudad de Salta, produciendo una emboscada, en la que participan los 400 hombres de infantería. Y utilizando la información que le prestara Mariano Benítez, se cerraron todas las salidas y esquinas de la plaza, no quedando a Güemes más que montar en su caballo y saltar por sobre dos pelotones enemigos; pero al cruzar el Tagarete del Tineo (actual Avenida Belgrano), recibió un balazo. El heroico gaucho, sin apearse de su cabalgadura instigó a su caballo a que lo llevase al galope hasta el Campo de la Cruz. Allí, acompañado de un pelotón de leales e irreductibles hombres pidió ser transportado al campamento de la zona del Chamical en la Quebrada de la Horqueta, donde agonizaría sin un quejido, durante diez días, para entregar después su alma a Dios.

EL PASO A LA INMORTALIDAD.

Así lo ha cantado el gran poeta e historiador Don Antonio Caponnetto: “Ha salido Güemes de la casa de Macacha. La oscuridad es casi total Monta de un salto y de memoria su caballo. Desenvaina el sable, viva dos veces a la Patria ¡Y carga! Carga solo contra las sombras. Un tiro del infierno le parte la espalda. Sus gauchos lo ven recostado sobre el cuello del caballo. Observan el gesto mudo de sus labios sellados por el dolor. ¿Puede seguir General? ¡Claro que puedo! -Dice Güemes- Penosa marcha que dura la noche y la mañana del día siguiente. Hasta que su cuerpo desangrado reposa en un modesto catre de campamento gaucho. Lloraron los hombres y las cosas de Salta aquella noche. Las lágrimas de las cosas, las cosas que tienen lágrimas. Lloraron los rostros desgajados y negros de sus infernales. Los ponchos empezaban a cruzar sus bandas negras. Y toda Salta la lloró en vidalas y entró en el ámbito triunfal de la leyenda. Y entre el sollozo de su gente, Salta lo devolvió a la tierra. En mineral visión surgió la luna por el azul sendero de la noche. Y en caminos de sangre fue corriendo por la fibra al hombre. Y palpitó la caja su mensaje y la quena se alzó redonda y alta. Y hasta el fondo mineral del cerro esa noche el dolor se llamó Salta.”

En la Cañada de la Horqueta, Salta, el 17 de junio de 1821 moría con honor Martín Miguel de Güemes en la Cañada de la Horqueta. Cumpliendo su palabra: “A nada temo, porque he jurado defender la Independencia de América, y sellarla con mi sangre.” (21-10-1816). Luego de agonizar durante 10 días.

Durante su agonía, nuevamente sobornado por emisarios realistas, quienes les ofrecían asistencia médica para retrasar su muerte con la condición de entregar las armas, pero su respuesta, nuevamente fue lacónica: “No quiero favores con perjuicio para mi país: éste ha de ser libre a pesar del mundo entero.” Clavó en cruz su sable en el suelo y pidió juramento a sus oficiales para que continúen librando batalla hasta que Salta se vea libre de todos sus enemigo, cual bastión de la libertad en América: “Voy a dejarlos, pero me voy tranquilo, porque sé que tras de mí quedan ustedes, que sabrán defender la patria con el valor del que han dado pruebas”.

Había dado hasta la última gota de su sangre por la Patria. Tenía 36 años.

LEGADO.

A 204 años de su paso a la eternidad, su legado sigue vigente y es un llamado de atención a nuestra generación para ser líderes, es decir, los primeros en el sacrificio y los últimos en las comodidades, sirviendo al bien común con el ejemplo personal:

"Trabajemos con empeño y tesón, que si las generaciones presentes nos son ingratas las futuras venerarán nuestra memoria, que es la recompensa a que deben aspirar los patriotas desinteresados". (Carta de Güemes a Belgrano).

"¡Venid todos! Que yo en la escuela de los trabajos donde aprendieron mis bravas legiones el arte de la pelea, os enseñaré la ruta del honor y de la gloria" (Manifiesto del Gral Martín Miguel de Güemes a los jujeños – 1819).

Jorge Martín Flores. Profesor de Historia. Diplomado en Conducción y Liderazgo Sanmartiniano por la Escuela Superior de Guerra Conjunta. Vicepresidente del Movimiento Jóvenes por Malvinas.

Publicado en LA PRENSA.

https://www.laprensa.com.ar/Semblanza-de-Martin-Miguel-de-Guemes-560923.note.aspx


lunes, junio 16, 2025

Maipú: la batalla que cambió el destino de América.

 


Maipú: la batalla que cambió el destino de América.

INSTITUTO NACIONAL SANMARTINIANO.

8 de abril de 2025.

Maipú fue el esfuerzo colectivo de hombres y mujeres comprometidos con la libertad y la emancipación de América que comenzó en Mendoza con la planificación de la campaña de liberación continental. Esta contundente victoria aseguró la independencia de Chile y abrió el camino a la Expedición Libertadora al Perú, objetivo final en el plan de San Martín. Artículo del miembro correspondiente por la provincia de Mendoza de la Academia Sanmartiniana, Lic. Juan Marcelo Calabria. Publicado en diario Los Andes en su edición del 05/04/2025

El 5 de abril de 1818, en los Cerrillos del Maipo al sur de Santiago de Chile, se libró la Batalla de Maipú, un episodio decisivo que selló el destino de la independencia chilena y consagró el genio estratégico de José de San Martín como uno de los grandes héroes de la gesta libertadora americana. Este acontecimiento no solo marcó un hito militar, sino que también dejó una profunda huella en la historia y en la integración de los pueblos sudamericanos, reflejada en la composición del heterogéneo Ejército Unido y en el inmortal abrazo entre los Libertadores O’Higgins y San Martín.

Maipú no fue simplemente una victoria militar más; fue el apogeo de un esfuerzo colectivo y un sueño compartido por hombres y mujeres comprometidos con la libertad y la emancipación de América que comenzó en Mendoza con la planificación de la campaña de liberación continental. Las tropas sanmartinianas, que inicialmente conformaban el Ejército Libertador de los Andes, junto a las tropas chilenas, integradas en el Ejército Unido, enfrentaron con valentía y determinación a los realistas, que intentaban perpetuar el dominio colonial. Esta contundente victoria aseguró la independencia de Chile y abrió el camino a la Expedición Libertadora al Perú, objetivo final en el plan de San Martín.

Entre los momentos emblemáticos de aquella jornada destaca el "Abrazo de Maipú", en el que José Francisco de San Martín y Bernardo O’Higgins sellaron con un gesto simbólico su compromiso con la libertad de América. Tras presentarse en el campo de batalla con refuerzos, a pesar de la herida recibida días antes en Cancha Rayada, O’Higgins protagonizó junto a San Martín una escena que trasciende lo militar, representando la unión y fraternidad de los pueblos en la causa emancipadora, y un legado de unidad latinoamericana que tuvo en ese momento su hito fundacional.

Recordemos que días antes, en medio de la adversidad tras la derrota sufrida en Cancha Rayada, San Martín había ingresado en Santiago de Chile y con palabras que aún resuenan en nuestra historia exclamó: “La Patria existe y triunfará, y yo empeño mi palabra de honor de dar un día de gloria a la América del Sur”. Con esta firmeza, y gracias al esfuerzo conjunto de oficiales como O’Higgins, Las Heras, Freire, O' Brien, Zapiola, Balcarce, Escalada, Rodríguez, Blanco Encalada, Guido, etc., se reorganizó el Ejército Unido, que en menos de un mes reunió a más de 5.000 hombres y 21 cañones listos para enfrentar al enemigo. San Martín comprendió que el momento era crucial y que no debían dar tiempo al adversario para consolidar su posición y que pudiese aprovechar los beneficios de la jornada del 19 marzo pasado.

El impacto histórico de esta proeza es incuestionable. La Batalla de Maipú no solo consolidó la independencia de Chile, sino que también aseguró el éxito de la estrategia libertadora de San Martín, permitiendo avanzar, dos años después, hacia la liberación del Perú reforzando la causa emancipadora en todo el continente, que había tenido en el Cruce de Los Andes y la inmediata victoria de Chacabuco su inicio destacado. Este triunfo inspiró y facilitó la acción de los ejércitos patriotas en el norte de Sudamérica contribuyendo al éxito de las campañas bolivarianas, dando luz y esperanza a la guerra de emancipación en todo el continente, bajo la expresión: “el día de la América ha llegado” de Simón Bolívar.

El libertador del norte, al enterarse de la victoria alcanzada en los llanos de Maipú, le escribe al coronel Justo Briceño: "…Creo como usted, que la ocasión es muy bella, y que es preciso aprovecharla, y me parece casi seguro el buen suceso del ejército que obre sobre la Nueva Granada, pues además de lo que he sabido por usted y por los amigos Vázques y Moreno, las gacetas inglesas contienen los detalles de la célebre jornada del 5 de abril en las inmediaciones de Santiago, entre las tropas independientes de Chile y los realistas del Perú.(…) El General San Martín batió y destrozó completamente allí 7000 españoles, les hizo 3000 prisioneros, entre ellos ciento noventa oficiales, les mató más de 2000 hombres y sólo se salvó el general en jefe, Osorio, con 200 hombres de caballería. San Martín lo hacía perseguir vivamente. Este ejército realista era el último resto de las fuerzas del Perú, y esta batalla ha producido la absoluta libertad del Alto y Bajo Perú... Los españoles, invadidos poderosamente por el Sur, por tropas victoriosas, a que ellos no pueden resistir, aún haciendo esfuerzos asombrosos, deben necesariamente concentrarse, y dejar descubiertas todas las entradas y avenidas del reino, en todas direcciones. Estimo, pues, segura la expedición libertadora de la Nueva Granada. (…) Yo volvería gustoso a tener la gloria de conducir ese ejér­cito, si el interés mismo de ambas repúblicas no exigiese ne­cesariamente mi presencia aquí, siendo este el punto de don­de deben partir todas las operaciones, todos los elementos, ar­mas y municiones de guerra, a las divisiones que obran en di­ferentes lugares y, sobre todo, hasta esperar el resultado que necesariamente deben tener los intereses de la Europa con los de América. Este resultado aparecerá muy pronto. El día de América ha llegado, y todo parece que anuncia un término a nuestra glo­riosa y terrible lucha. …”. Aunque, como es historia conocida, la lucha por la independencia de América se extendería unos años más hasta que finalmente los realistas fueran derrotados por las trapas bolivarianas con parte de los ejércitos sanmartinianos, definitivamente en Ayacucho en 1824.

Hoy, más de dos siglos después, la victoria de Maipú sigue siendo un heroico recordatorio del poder transformador de la unidad y el esfuerzo colectivo. Nos enseña que la independencia fue fruto no solo de la visión estratégica de líderes comprometidos, sino también del sacrificio de miles de hombres y mujeres que abrazaron la causa de la libertad. Este legado perdura como un símbolo de la importancia de honrar nuestra historia y transmitir sus valores a las nuevas generaciones

En palabras del propio libertador: “Al americano libre corresponde transmitir a sus hijos la gloria de los que contribuyeron a la restauración de sus derechos”. Recordar el sacrificio de los patriotas americanos en los llanos de Maipú es recordar el sacrificio y el liderazgo que cambiaron el curso de nuestra historia, reafirmando que la independencia no fue un acto aislado, sino el fruto de la determinación, el esfuerzo y la esperanza de los pueblos decididos a alcanzar su libertad bajo la guía de uno de los más grandes líderes de América: José Francisco de San Martín.

Lic. Juan Marcelo Calabria.

Miembro correspondiente por la provincia de Mendoza de la Academia Sanmartiniana.

Artículo publicado en diario Los Andes en su edición del 05/04/2025: 

https://www.losandes.com.ar/columnistas/maipu-la-batalla-que-cambio-el-destino-america-n5943299

https://sanmartiniano.cultura.gob.ar/noticia/maipu-la-batalla-que-cambio-el-destino-de-america/

... ... ... 

Un banquete en Nueva York por el triunfo de Ayacucho. Por Roberto Elissalde.

 


Recorrer viejos diarios nos permite encontrarnos con noticias que nos sorprenden. Hace poco escribimos sobre la noticia del triunfo de Ayacucho en Buenos Aires, pero en la Gaceta Mercantil del 31 de mayo de 1825, hace dos siglos.

La victoria del 9 de diciembre de 1824, llegó a los Estados Unidos y el 28 de febrero de 1825 una Gaceta de Nueva York daba a conocer esta noticia:

“Campo de Guamanguilla".

Unos ciudadanos de Nueva York, sensibles a los beneficios que le resultan a la raza humana en consecuencia de los triunfos últimamente conseguidos por los patriotas de Sud América, sobre sus antiguos opresores (cuyo último triunfo ha dado la independencia al Perú, restaurado sus valientes pueblos a la felicidad de la libertad) tratan de dar un banquete público, en honor del glorioso evento, en el City Hotel, el 5 de marzo próximo, en el que se combinan a nuestros conciudadanos.

A esto sigue la lista de los comisionados, que consta de 16 personas, de las más distinguidas de la ciudad. Si conseguimos los brindis, nos haremos un placer en publicarlos. En esa fecha no habían recibido aún la noticia de la gloriosa victoria de Ayacucho”.

Lamentablemente nosotros no encontramos los brindis, pero sin duda es una noticia curiosa de cómo el grito de libertad resonó en el norte del continente.

 Publicado en LA PRENSA.

https://www.laprensa.com.ar/Un-banquete-en-Nueva-York-por-el-triunfo-de-Ayacucho-560913.note.aspx