EL GENERAL PEDRO RAMÍREZ. |
EL CORONEL PERÓN AÑO 1944. |
De las revoluciones y golpes de Estado producidos en el país en el siglo XX, lo ocurrido el 4 junio de 1943 presenta características propias y excluyentes. Fue el único movimiento castrense, que tres años exactamente después, logró su propia descendencia política al asumir el 4 de junio de 1946 la presidencia de la Nación Juan Domingo Perón, hombre de la revolución juniana.
No se trató pues de una mera coincidencia; Perón asumió ese día para demostrar que su tarea de gobierno sería la continuación de lo planificado y llevado a cabo por los hombres del ejército que habían decidido terminar con un sistema plagado de corrupción, peculado y negociados, es decir la etapa transcurrida entre 1932-1943, denominada la "democracia ficta" o más bien llamada "Década Infame".
Este nuevo movimiento militar no se limitó a cambiar los nombres de los funcionarios, por el contrario, produjo a través de la descendencia política encarnada por Perón una verdadera revolución en lo político, económico y social.
Puede afirmarse que la Argentina de 1943 se encontraba presidida por un gobierno impopular y desacreditado, representado por una alianza política llamada la "Concordancia", que había llegado al poder por el llamado "fraude patriótico", cuya única finalidad era impedir el regreso de los radicales al poder. En la década del '40, la "Concordancia" estaba representada por el binomio Ortiz-Castillo, un radical antipersonalista y un conservador del Interior. A mediados de 1942, el presidente Ortiz renunció a causa de su ceguera, producida por una diabetes y Castillo asumió el PEN.
El nuevo presidente representaba lo más genuino de un régimen corrupto y fraudulento. Apoyándose en la estructura del Partido Demócrata Nacional comenzó a proyectar su propia decisión de elegir a su sucesor, para las elecciones de 1944. La figura designada fue un conservador salteño, Robustiano Patrón Costa, de filiación netamente aliadófila, su nominación significaba lisa y llanamente la institucionalización del fraude.
En pleno desarrollo de la Segunda Guerra Mundial, los militares veían con preocupación la necesidad de contar con recursos humanos y renovación de su aparato bélico. Al estar insertos en la sociedad, participaban de las divisiones ideológicas de ésta. Así, muchos de ellos creían que no se podía confiar en la capacidad política de la dirigencia civil, y que tarde o temprano tendrían que tomar el control político de la Nación.
Si bien la Argentina había declarado la neutralidad en el conflicto mundial, la presión ejercida por el Departamento de Estado de los Estados Unidos hacía cada vez más difícil mantenerla, máxime cuando hacia 1943, la ofensiva aliada sobre Alemania y sus partidarios se había vuelto contundente. El dilema de los militares consistió en tratar de compatibilizar la neutralidad con la posibilidad de un reequipamiento de todo el aparato militar, producto de la llamada política del "gift" (regalo), que el país del Norte ofrecía a 20 o más años de gracia.
En este contexto, debe insertarse la constitución de una logia militar el GOU (Grupo de Oficiales Unidos), integrada por 19 miembros, en su mayoría coroneles, dentro de los cuales figuraba Juan Domingo Perón. Su participación fue importante, pero no al punto de considerar que Perón y el GOU eran una misma cosa; hay en la logia una composición heterogénea, en la cual participaban oficiales de varias orientaciones y tendencias. Lo que sí puede afirmarse es que Perón fue creando dentro del grupo su propio círculo de poder, en vistas a una futura acción.
No había en la logia un jefe, los gouistas desconfiaban del generalato porque lo consideraban funcional al sistema político, sin embargo reconocían al Ministro de Guerra, Pedro Pablo Ramírez, como su jefe nato, jurándole obediencia y acatamiento. En 1943, de los 3.600 oficiales, 3.000 estaban unidos y juramentados, teniendo firmados ante el Ministerio de Guerra las respectivas solicitudes de retiro en blanco. En caso de deslealtad o traición, automáticamente eran dados de baja y excluidos de la fuerza.
¿Qué fue lo que produjo el derrocamiento de Castillo? El ministro de Guerra, el general Pedro Pablo Ramírez, fue tentado por la Unión Cívica Radical para ser candidato en las elecciones de 1944. Enterado de esto el presidente lo destituyó del cargo; la logia decidió entonces apurar la marcha del proceso revolucionario. Se buscó a un general que asegurara el mando de las tropas y la elección recayó en Arturo Rawson, que desconocía por completo la existencia de la logia militar; de este equívoco saldrán los problemas de los días y meses siguientes.
La adhesión de Campo de Mayo, la unidad militar más importante, fue fundamental para el éxito de los revolucionarios. El 4 de junio de 1943, al frente de casi 10.000 efectivos, Rawson inició la marcha hacia la Casa de Gobierno. Castillo, carente de todo apoyo militar y civil, se trasladó a La Plata y redactó su renuncia; de hecho había sido destituido.
La proclama revolucionaria expresaba conceptos puntuales e irrefutables, condenando el peculado, el enriquecimiento ilícito en la función pública; reafirmaba el mantenimiento integral de la soberanía de la Nación y el cumplimiento de los pactos y compromisos internacionales.
El 4 de junio comienza la que el historiador Robert A. Potash denomina "El Ejército en el Poder" y que se extenderá hasta el 4 de junio de 1946. En esos tres años, la figura de Perón comenzará a adquirir fuerza propia, constituyendo el germen y la semilla del peronismo, con el surgimiento de una nueva realidad social.
Los cargos que ocupó Perón durante el gobierno militar, esto es, Secretario de Trabajo y Previsión, Ministro de Guerra y Vicepresidente, influyeron de una manera notable en el proceso histórico iniciado el 4 de junio de 1943, proyectando su accionar en el sector obrero, militar y la opinión pública independiente logrando plasmar así una de sus ideas fundamentales: la justicia social, que perseguía como objetivo una relación armónica y más humanizada de las distintas clases sociales, alejada del individualismo capitalista y del colectivismo comunista.
Pocos de los principales hombres de la revolución percibieron que había algo que satisfacer en el pueblo, y que al hacerlo, éste iba a ser el elemento legitimador de la revolución. Esa persona fue Juan Domingo Perón, quien en los cargos que ocupó supo auscultar las necesidades populares y comenzó a urdir y pergeñar un movimiento de opinión.
Lo iniciado en 1943 es el comienzo de los liderazgos personales, de un sindicalismo institucionalizado y la irrupción de un tradicionalismo popular basado en un autoritarismo de tipo paternalista que permitió la opinión y consolidación de las masas populares en el escenario del poder.
Perón constituyó la descendencia política de la revolución y transformó en leyes sancionadas por el Congreso de la Nación, las reformas y decretos-leyes impulsados por la Secretaría de Trabajo y Previsión, en busca de la dignificación del trabajador.
Al cerrarse el ciclo de la llamada Restauración neo?liberal o conservadora, surgió lo que el propio Perón denominó la "Nueva Argentina". En sus palabras: "? las armas de nuestro Ejército vuelven a los cuarteles con la gloria de haber contribuido a implantar la justicia social".
De alguna u otra forma, este militar comenzaba a transitar el difícil camino del ejercicio de poder político. Quizás ignoraba un proceso histórico que lo tendría como referente en los próximos 30 años. Nada de lo que suceda en ese período podrá explicarse sin tener a Juan Domingo Perón como figura excluyente.
Publicado en el Diario "Los Andes" de Mendoza, martes 4 de junio de 2013.
Foto: Internet.
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