Carmen Funes de Campos, más conocida como La Pasto Verde, fue una figura célebre del siglo XIX.
Participó de la guerra del Paraguay y de la mal denominada por la historia oficial "Conquista del desierto" iniciada por Julio Argentino Roca.
En su camino a Plaza Huincul, donde establecería una famosa pulpería, participó de las fundaciones de los fuertes de Carhué, Puan y Trenque Lauquen.
En nuestros días es ampliamente conocida por la zamba de Marcelo Berbel que recuerda su apodo. En las cercanías de Plaza Huincul existe actualmente un parque-museo que lleva su nombre, que incluye una reconstrucción de su pulpería.
"La Pasto Verde", cuartelera y señora en Plaza Huincul
por Mariano Wullich | LA NACION (fragmento).
"La Pasto Verde", cuartelera y señora en Plaza Huincul
por Mariano Wullich | LA NACION (fragmento).
Aguada de los desiertos lejanos,/ tapera de un dulce ayer / tiempo de la Pasto Verde,/ zamba del coraje hecho mujer.
"Brava gaucha en los fortines sureños,/ bella flor del jarillal,/ mil soldados te quisieron,/ pero la tierra te quiso más."
En 1918 se descubrió en Plaza Huincul la gran cuenca neuquina de petróleo. Allí se levantó el primer campamento y a su alrededor crecieron los barrios de YPF. Hoy se puede visitar el histórico pozo y también el Museo Municipal Carmen Funes, que lleva el nombre de una mítica cuartelera, en cuyo campo se percibió por primera vez el sabor a querosene en el agua.
La señora Funes cumplía funciones en el Regimiento III de Caballería y llegó con un batallón a General Roca, Río Negro. A poco de su estada dejó la milicia y, "espantada" por el ruido del tren que terminaba en Roca, se mudó a un paraje en el que casi no había nada, Plaza Huincul.
Allí, junto a una aguada, se convirtió en posadera y levantó lo que se llamó la Posta de la Aguada, en 1890.
Tiempo después llegó el ingeniero Cánepa, para hacer noche antes de partir a Covunco, donde pensaba montar una máquina para extraer petróleo. Cuenta la leyenda que esa noche, observó cómo Carmen llenaba barriles con agua y le preguntó: "Doña Carmen ¿para qué junta tanta agua?"
"Porque está cambiando la luna y en vez de agua va a salir querosene." La luna cambió y al otro día, entremezclado con el agua, aparecieron manchones de petróleo. Cánepa dejó allí sus máquinas y comenzó a explotar el petróleo de la zona.
"Sobre la reja entre las piedras donde duerme tu voz,/ mi guitarra lloró,/ sola esta zambita por las noches quiere darte luz,/porque le duele que digan, /que el criollo neuquino te olvidó.
"Quien te llamó Pasto Verde fresquita,/tal vez tu aroma sintió,/ poema de los desiertos,/versos de un coplero que pasó.
"Tal vez hablen de tus años de moza,/ la aguada, el grillo, el sampá/ años de lanza y romance,/sangre que secó el viento al pasar."
Cuando Carmen Funes murió la enterraron por allí cerca, puesto que en Plaza Huincul todavía no había cementerio. Y cuando lo hubo, el párroco local se opuso a que fuera trasladada. Su tumba, cerca de una banquina, comenzó a ser tapada por los yuyos y una tarde, dos personas que trabajaban en la YPF, padre y suegro del poeta Marcelo Berbel, forjaron, en los talleres de la petrolera, una reja para proteger el sepulcro.
Decía Marcelo Berbel de La Pasto verde.
-Sí. Aunque tenía algunas cosas
grabadas, fue ella la me abrió la puerta de Buenos Aires. Cantada por algunos
como Cafrune, Larralde y los Andariegos, hice esa canción con la intención de
rendirle mi sencillo homenaje a una mujer mendocina que supo desde su ranchito
de adobe albergar los sueños de lanza y romance en épocas de fortines. Por
casualidad un día me quedé sin nafta en el lugar donde me habían criado. Ahí
estaba la tapera donde mis suegros habían pasado la luna de miel. Y el lugar
donde mi viejo conoció a mi madre estaba por ahí cerquita. Entonces vi una reja
antigua y recordé lo que había ocurrido…Resulta que cuando murió doña Carmen no
había cementerio y se la enterró allí. Cuando se hizo el cementerio la gente
quiso llevarla como referente, pero el cura no autorizó el traslado. Para que
esta pobre mujer descansara en paz mi tío y mi viejo hicieron una reja y
clandestinamente una noche la pusieron protegiendo la tumba en el campo. Aún yo
no había nacido, y cada tanto escuchaba la historia en mi infancia. Y fue ante
esa reja que me inspiré para hacer la zamba “La pasto verde”. Desde ese momento
doña Carmen Funes empezó a devolver la cachetada a aquellos que quisieron
hacerla pasar al manicomio llegando a ser en algún momento la mujer más conocida
del país.
Carmen Funes - La Pasto Verde
Ingreso a Plaza Huincul por RN 22 (*).
La Pasto Verde" del neuquino Don Marcelo Berbel.
Hombre Sabio del Sur llevaba la Patagonia en sus adentros.
Aguada de los recuerdos, lejanos
Tapera de un dulce ayer,
Tiempo de la "Pasto verde",
Zamba del coraje hecho mujer.
Tiempo de la "Pasto verde",
Zamba del coraje hecho mujer.
Brava gaucha en los fortines, sureños,
Bella flor del jarillal,
Mil soldados te quisieron,
Pero la tierra te quiso más.
Sobre la reja, entre las piedras
Donde duerme tu voz,
Mi guitarra lloró.
Sola, esta zambita por las noches
Quiere darte luz,
Porque le duele que digan
Que el criollo neuquino te olvido.
Quién te llamó "Pasto verde", fresquita
Tal vez tu aroma sintió,
Poema de los desiertos,
Versos de un coplero que pasó.
Quizás hablen de tus años, de moza,
La aguada, el grillo, el zampal,
Años de lanza y romance,
Sangre que secó el viento al pasar.
La Pasto Verde y el petróleo por Graciela Arancibia.
Cuando el autor de “La Pasto Verde”, Marcelo Berbel habla sobre la venganza de doña Carmen Funes, seguramente se debe referir a que jamás se mencionó su nombre como la responsable del descubrimiento de petróleo en lo que es hoy Plaza Huincul. Su rancho de adobe se encontraba a un costado de la ruta 22 en Neuquén. Una acequia cercana le proveía de agua y esta cada día venía con olor más fuerte. Ninguno de los distintos remedios empleados para hacerla bebible daba resultado y el olor persistía. De modo que cada viajero que pasaba por la posta se llevaba en la memoria las quejas de la Pasto Verde por el agua con olor a querosén.
Tanto insistió con el tema que el Ministro de Agricultura de la Nación decidió mandar técnicos a revisar la zona. Doña Carmen los guió en sus exploraciones. Se cree que los albergó en su caso y les facilitó la tarea al conocer ampliamente el lugar. El doctor Keidel como encargado decidió hacer las primeras perforaciones y es allí en el pozo número 1, donde brotó la sangre negra de la tierra. ¡Petróleo!!. La cuenca neuquina comenzaba a desangrarse.
YPF no le pagó a doña Carmen los servicios prestados y su nombre jamás apareció en las conmemoraciones como precursora de la industria petrolera en esa región. Su sobrenombre, se piensa, se lo dieron los milicos fortineros allá por el 1879, cuando su donosura desafiaba al mismo viento, año y señor de la zona. Entró a Neuquén desde Mendoza, casada con un soldado fortinero chileno, apellidado Campos. Supo de la lucha del cuartel, pero sus veinte años tenían la fuerza para soportar los embates del destino. Allá por 1960 se le hizo un homenaje, se levantó un monolito, cerca de la tumba enmarcada por las cuatro rejas. Una simple rosa roja fue el anónimo homenaje a su memoria, cuyos pétalos, fueron rápidamente deshojándose en la arena.
http://www.folkloretradiciones.com.ar/articulos/marcelo%20berbel.htm
otras fuentes:
http://www.lagazeta.com.ar/
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