En un rincón, Ítalo Luder, por el PJ. Cristalizado en el
formalismo. Sin la fuerza que transfiere la convicción de querer el poder por
el que se lucha. Gestualidad siempre bajo control.
En el otro Raúl Alfonsín, por la UCR. Lo nuevo nuevo. Puño
cerrado. Y manos abiertas, extendidas. Buscando a la gente con mirada directa.
Enojo duro si era necesario. También palabra suave, descansada. Persuasiva.
Intimista en el momento adecuado. Y el remate blandiendo aquel artículo que él
alguna vez definió de "poesía puesta en estado de Constitución".
Y luego el cierre con ese saludo que sigue tallando
historia.
Sí, fue "la campaña".
Con dos hombres alimentando ideas: los publicistas David
Ratto y Gabriel Dreyfus. Pero un estratega: Raúl Alfonsín.
El primero se fue hace ya más de una década. El segundo
–irónico, inteligente– recuerda con alegría aquel 83 que se hunde y hunde en la
historia. Y escribe.
"Una buena campaña publicitaria podría definir una
elección muy reñida, pero ningún publicitario puede 'vender' a un presidente",
dice en un excelente libro. (*)
Y acota: "La primera idea de campaña que le presenté al
entonces candidato Alfonsín estaba basada en una estrategia agresivamente
antiperonista: el gran responsable de la guerrilla y de la represión había sido
Perón. Él fomentó la primera desde el exilio y alentó la segunda desde el
poder: Firmenich y López Rega habían sido producto del peronismo y, luego de la
muerte de Perón, fueron Isabel y el propio Luder quienes ordenaron el
'aniquilamiento' de la subversión institucionalizando el 'terrorismo de
Estado'. Además, el último gobierno peronista nada había tenido que ver con las
virtudes del peronismo histórico.
"Alfonsín –continúa Dreyfus– leyó mis ideas durante
cinco minutos y después me dijo: 'Si hago esta campaña junto todos los votos
antiperonistas del país... y pierdo. ¡Ahora váyase a su casa y tráigame una
campaña peronista! Necesito una campaña que convoque a los peronistas en lugar
de agredirlos, porque los otros votos ya los tengo.
"Alfonsín fue el primer candidato antiperonista en
comprender que para ganarle al movimiento mayoritario hacía falta captar a sus
votantes. La muy profesional campaña sólo acompañó todo esto.
"Hoy, con el mismo equipo publicitario o con uno aún
mejor, el actual Raúl Alfonsín seguramente perdería una elección a intendente
de Chascomús".
(*) "Cuando el desencanto… encanta. Reflexiones sobre
comunicación política, sociedad y democracia en la Argentina 1999-2004",
compilado de Hans Blomeier y Daniela Blanco editado por la Fundación Konrad
Adenauer, Buenos Aires, 2005
Un radicalismo ganador con una campaña acertada.
El 30 de
octubre de 1983 encontraba a los radicales que ganaron en distritos
tradicionales al peronismo como la provincia de Buenos Aires con la fórmula:
Alejandro Almendariz-Elva Roulet.
Un radicalismo que después del fallecimiento de Hipólito
Yrigoyen y con nacimiento del peronismo solo sacaba el 25% sacara el 51,7% y el peronismo que llevaba en
la fórmula a Ítalo Argentino Luder-Deolindo Felipe Bittel el 40,1% similar
porcentaje al de la elección de Cámpora-Solano Lima.
Sectores heterogéneos votaron en 1983 al radicalismo
concentrando grupos antiperonistas de clase media, sectores de clase media
juveniles seducidos por en mensaje de líder de Alfonsín y su propuesta del
Tercer Movimiento Histórico y sectores populares antes vinculados al peronismo.
El país venía de una infausta dictadura militar donde el
colofón fue la guerra de Malvinas.
La ciudadanía quería la paz, las libertades públicas, la
construcción de una democracia donde “se coma, se cure y se educa” bajo la
vigencia de la Constitución y en eso se basaba la predica del radicalismo y
tenían como ejemplo la gestión de Arturo Umberto Illia.
Raúl Alfonsín apelaba a la moral y a la revalorización de la
convivencia democrática.
Y proponía terminar con las desuniones de juntar la libertad
y la justicia social esta bandera de lucha del peronismo que enarbolaba para sí
permitió captar a los peronistas que rechazaban del movimiento creado por el
Gral. Perón su costado autoritario, violento, su anarquía interna, su falta de
renovación. Denunció el supuesto pacto militar-sindical de dirigentes como
Lorenzo Miguel y Herminio Iglesias y se situó como la contra cara del “Proceso”
militar. Esta estrategia le dio buenos dividendos electorales.
El candidato justicialista, contrincante de Alfonsín en 1983: Ítalo Argentino Luder. |
"Hemos ganado, pero no hemos derrotado a nadie...todos
juntos hemos recuperado nuestros derechos", fue la declaración de Alfonsín
la emotiva noche del 30 de octubre de 1983, cuando la Argentina volvió a la
vida republicana que se consagró en la Constitución Nacional.
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