UN VICEPRESIDENTE DISTINTO.
En 1922 Elpidio González fue elegido vicepresidente de la
Nación acompañando a Marcelo T. de Alvear (1922-1928), luego de derrotar a la
alianza de partidos conservadores llamada Concertación Nacional. En 1928
durante la segunda presidencia de Hipólito Yrigoyen (1928-1930) fue Ministro
del Interior hasta el golpe militar del 6 de septiembre de 1930, que lo
encarceló durante dos años. Se rehusó a percibir la pensión que le correspondía
como vicepresidente de la nación; para ganarse la vida trabajó como corredor de
comercio de la firma de anilinas Colibrí y murió en la absoluta pobreza. A
principios de 1951 fue operado, estuvo internado seis meses porque no tenía
hogar ni quién se encargara de atenderlo. El 18 de octubre de ese año a las
4:25 falleció. Dejo aclarado en su testamento como debía ser sepultado:
"ser enterrado con toda modestia, como corresponde a mi carácter de
católico, como hijo del seráfico padre San Francisco, a cuya tercera orden
pertenezco, suplico con amor de Dios la limosna del hábito franciscano como
mortaja y la plegaria de todos mis hermanos en perdón de mis pecados y en
sufragio de mi alma".
Autor: Mario D. Barletta (Facebook).
Noble Elpidio, vos sí que fuiste ejemplo por Carlos Pistelli.
Fue diputado nacional, ministro de la Nación y Vice-Presidente de la República. Terminó viviendo vendiendo anililas Colibrí, y en una mugrosa pensión de calle Cerrito, que tiraron abajo cuando se construyó el Obelisco. Agustín P. Justo, entonces presidente, le mandó dineros por un personero para que no le faltara donde vivir, pero los rechazó altivamente. Un diputado presentó un proyecto, el famoso que dio inicio a las “jubilaciones del privilegio”, pensando en Elpidio González (Rosario, 1º de agosto de 1875), pero el viejo radical se negó rotundamente:
“Este país me ha dado el honor de ser diputado, ministro y vicepresidente de la República, y encima ahora quieren darme una jubilación? No, mi’jo, Un funcionario, aunque ya no lo sea, no debe recibir regalos de ningún tipo”, fueron las palabras que repitió infinidad de veces.
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