El Yrigoyenismo murió con Hipólito el 3 de julio de 1933. El pueblo lo despidió en una jornada extraordinaria, llevando sus restos a pulso. Algunos, bastantes, yrigoyenistas, hicieron las últimas patriadas, y luego dieron las hurras. Y todo se terminó.
Escucharon a Marcelo, en el funeral, que se quedaba con el partido y el radicalismo. Pobre Marcelo, La historia se ensañó con sus valores y sus defecciones, y hasta se le acusó de dejar de ser radical, ¡Él, justo él, el mejor presidente radical de la historia!. FORJA y Sabatini eran bandera de lo distinto, y en aquel marcelismo se forjaron, como contraparte, los cordobeses, y también Coulin, Frondizi, Balbín, Larralde y Lebensohn.
Cuando el partido volvió a ser radical, se les apareció el 17 de octubre. A empezar de nuevo.
Unos se hicieron gorilas, otros un poco menos.
Sabatini se encerró en Córdoba. El partido quedó en manos de Frondizi y Balbín. Lebensohn se murió sin llegar. Larralde, cuando llegaba.
Balbín, Frondizi e Illía eran amigos, El Arturo cordobés de Pergamino era padrino de la hija del Arturo porteño de Paso de los Libres.
En 1954 los unionistas conservadores se alzaron y rompieron el partido. Cayó Perón y el Radicalismo se rompió en dos. En 1958 hubo tres listas radicales: UCRI, UCR del Pueblo, y los últimos estertores de los “antipersonalistas”.
A Frondizi se le rompió el partido en el gobierno, y luego lo echaron de su propio partido. Tuvo que formar el “MID”.
Illía ganó en 1963, y lo voltearon en 1966. El jefe de granaderos y el actor Gerardo Romanos quisieron resistir. El viejo no quiso.
Para 1972 había tres partidos herederos de aquel de 1891. Pior en San Juan, donde eran cinco.
El chino se abrazó con el pocho, y el pueblo volvió a creer.
Todo terminó como el orto, como la propia historia argentina.
En 1983 el pueblo volvió a creer, y Alfonsín los condujo.
Todo terminó como el orto, como la propia historia argentina.
En 1999 ganó De La Rúa, con muchas dudas a cuestas.
Todo terminó como el orto, como la propia historia argentina.
Lo que queda de aquello que se llamó Radicalismo, en los escombros de un partido sin espíritu, vagó por curros, cargos, acomodos, casi que con desprecio por el pueblo. Quedan tres partidos herederos de aquel, y sumémoslen, cuatro desprendimientos más. ARI, RECREAR, GEN, MNA. En San Juan serían 9. Hoy algunos se acomodaron con MM, otros lo soportan, otros no lo soportan, otros ya no sabemos qué hacer. MM al menos honró a algunos de esos patriotas que hicieron al partido.
El Radicalismo es el partido más argentino que existe. Por eso es un desastre, porque falta argentinidad en la vida política.
Yrigoyen, no era radical, era argentino, que es mucho más importante. Y convirtió al Radicalismo, en el cauce de esa argentinidad que lo deposita en el Gobierno, y a pulso.
Y los yrigoyenistas que quedamos, líricos, ilusos, y cuando no tontos, como dijo Leandro allá por 1889, no se por qué, seguimos hablando de él, y de su tío, y de Marcelo, y de los que vinieron después.
¿Será que Leandro tuvo razón cuando dijo “no hay quien pueda matar esto que se llama radical”?.
Y a volver a empezar. Porque la Argentina, con el Radicalismo, es una esperanza que no se termina, jamás.
Cuadro de imágenes: BLOG DE LA PATAGONIA.
Tiene razón este buen hombre el Yrigoyenismo murió con Hipólito Yrigoyen el 3 de Julio de 1933 -analiza bien Carlos Pistelli- como el Peronismo terminó con Perón o cuando en Plaza de Mayo manifestó "mi único heredero es el Pueblo". ¿...y que sigue... en el 2016? No tengo "la bola mágica" y estimo que el Sr. Pistelli tampoco. Muy buena entrada de opinión Pistelli.
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