El terremoto destruyó el 80% de la Ciudad de San Juan y nunca
se supo exactamente la cantidad de muertos que dejó este desastre natural,
aunque se estima que fueron entre 5000
a 10 mil personas.
El terremoto de San Juan, un hecho lamentable, ocurrió el 15 de Enero de 1944 a las 20: 52, con
epicentro ubicado a 30 Km al Norte de la Ciudad de San Juan, en las
proximidades de La Laja, departamento Albardón. Se estimó que su magnitud
alcanzó 7,8 grados de la Escala Ritcher y su intensidad máxima de 9 en escala
Mercalli Modificada. Se produjo seis meses después de la revolución que
destituyó al presidente Castillo.
Desde la mañana los animales se habían comportado de manera
extraña: los gallos no cantaron al amanecer sino al atardecer, los caballos
relincharon inquietos y los perros, gimiendo de miedo, buscaron sin cesar algún
lugar oscuro donde refugiarse.
Lamentable evento que destruyó la Ciudad de San Juan puede
afirmarse que los efectos desastrosos del sismo se debieron no sólo a la
violencia del movimiento, sino a la pésima calidad de la edificación. El
llamado San Juan antiguo o viejo como el
Palacio Episcopal, la Casa España, la Iglesia de Santo Domingo y fachada de la Catedral se podrían haber sido
rescatados como pasó en Europa post segunda guerra mundial pero en la Argentina
se eligió la topadora.
El Regimiento 22 de Infantería de Montaña organizó en la
madrugada del 16 de enero los primeros socorros a la población y dos trenes,
uno mendocino y otro cordobés, llegaron de inmediato con personal médico para
asistir a los heridos.
En esos momentos era Secretario de Trabajo y Previsión el
coronel Juan Domingo Perón quien a través de la denominada red argentina de radiodifusión pide colaboración
"Se hace necesario ahora la colaboración del pueblo argentino que reclamo
en estos momentos y que descuento se concretará en los cuatro puntos
cardinales..."
Dos días después se realizó un acto en el estadio Luna Park,
organizado por la Secretaría de Trabajo y Previsión, el presidente el general
Pedro Pablo Ramírez, concurre con diversos funcionarios, con el objetivo
solidario de ayudar a las víctimas del terremoto. En ese ámbito se conocen Juan
Domingo Perón y joven actriz María Eva
Duarte.
San Juan pasó de ser ciudad colonial a una más moderna y antisísmica pero la
reconstrucción duró hasta la década del ´60 y demandó la ayuda suplementaria de
la Nación.
Mark Healey: “Perón se transforma en líder definitivo con el terremoto de San Juan”.
La peor catástrofe nacional mezcla precariedad social, e internas políticas y entre urbanistas, con una historia de amor que marca para siempre a la Argentina, según este investigador.
Antes del terremoto, San Juan era puro adobe y vino, una comunidad que no esperaba que ocurriera ninguna catástrofe natural. Pero la noche del 15 de enero de 1944 el suelo se sacudió, derrumbando todas las casas y causando miles de muertes. Al poco tiempo, Juan Domingo Perón inicia una campaña de solidaridad con las víctimas. Para Mark Healey, historiador e ingeniero alemán que ha vivido algunos años en la Argentina y se ha especializado en esta tragedia, en esa campaña, previa al 17 de octubre de 1945, nace Perón como definitivo líder político.
¿Cuándo ocurrió y qué fuerza tuvo el terremoto de San Juan?
Ocurrió un poco antes de las 21 del 15 de enero de 1944 y tuvo un impacto destructivo en el valle central de San Juan, pero se sintió en todo el país. La ciudad de San Juan se convirtió en un mundo de escombros. De las veinte mil casas que había, ninguna quedó intacta. Dejó un saldo cuantioso de muertos. No se sabe a ciencia cierta el número, por la intensidad de la tragedia y porque el Estado no pudo contar los muertos. El número que terminó imponiéndose es de diez mil muertos. Quizás fueron menos, pero nunca hubo una lista completa. Diez mil muertos sobre una población urbana de ochenta mil personas y, en la región afectada, con otras ciento treinta mil, implica un balance muy elevado.
¿Fue la peor tragedia del país?
En cantidad absoluta, fue la peor tragedia en la historia argentina, y una de las peores del siglo XX en América. En porcentaje de población, el terremoto de 1861 de Mendoza fue mayor, porque murió la mayoría de la población de la ciudad.
¿Qué impacto provocó?
Por la llegada de reporteros y la conexión radial, la tragedia fue vivida intensamente en todo el país. Y la gente sólo descubría la suerte de sus seres queridos por las listas de sobrevivientes y los mensajes que se daban en las radios nacionales.
¿Cómo fue la respuesta institucional?
Improvisada y oscilante. La provincia colapsó. En el país gobernaba una dictadura militar desde hacía medio año y los últimos interventores de la provincia habían tomado el poder cinco días antes del terremoto y no sabían qué hacer. La clase dirigente local tampoco. La primera noche fue terrible. El director de la cárcel liberó a los presos para que recogieran gente. El regimiento de San Juan estaba de maniobras, pero una parte volvió. No había ninguna tradición, ni del ejército, ni del Estado, de respuestas a emergencias de esa naturaleza. Se sacó a la gente del lugar del peligro con bastante rapidez, pero de forma desordenada, sin armar listas, a veces separando familias y bajo una gran sensación de miedo. Miedo al colapso de edificios, a la lluvia que caía, a las epidemias.
¿Cuándo intervino Perón?
Mientras el Estado empezaba a organizar la ayuda y sacar los escombros, y decidía quemar los cuerpos de los muertos -otro motivo por el cual no hay cifras adecuadas -, se lanzó una gran campaña de ayuda. El día después del terremoto, Perón -flamante secretario de Trabajo- en cadena nacional anuncia una gran colecta para ayudar a las víctimas. Esos fondos, dice, serán “índice de nuestra solidaridad”. Se produjo una gran movilización para recaudarlos; la gente hacía fila para dejar dinero o cosas; también se organizaron actividades para juntar fondos: carreras de bicis, el hipódromo pone un día de donación, etc. Había acciones coercitivas y otras espontáneas. Contribuían todos: los presos de Mendoza, la Asociación de Artistas Israelitas de Argentina, la Asociación Teosófica Argentina, etc. Se logró un altísimo nivel de participación. Esta campaña duró un par de meses y se mantuvo con tanta adhesión porque a partir del terremoto quedó en evidencia cómo eran las condiciones de vida de los sectores populares en el interior. Se reveló la fragilidad de las viviendas y de la estructura social sobre la que se había montado un orden excluyente.
¿Qué rasgos de Perón aparecen?
Perón se transforma en líder definitivo con el terremoto de San Juan. Demostró su olfato político y su visión de futuro, en contraste con otros militares gobernantes. Se hacían misas por las víctimas, ceremonias y discursos con un tono, desde el bando militar, de sumisión a lo sucedido. Para los más exaltados, se trataba de un sacrificio expiatorio por el pasado liberal del país, predicando el arrepentimiento de la población y la obediencia a los militares. Mientras que Perón, si bien participó en algo de ese estilo de discurso, apuntó a un proceso de movilización y transformación. Iba a las misas, pero mucho más operaba a través de los medios de comunicación reivindicando la presencia del pueblo en la reconstrucción, concibiendo al pueblo como sujeto activo, no siguiendo pasivamente a la autoridad. En ese momento Perón se volvió visible para la sociedad argentina. Cuando ocurrió el terremoto era influyente dentro del gobierno militar, pero su figura era poco conocida fuera de las filas castrenses. La colecta fue su presentación en sociedad, dio la primera señal de lo que sería su programa social y surgieron muchas iniciativas que fueron centrales en su primer gobierno, dos años después.
¿Cuánto de utópico tuvo el plan de reconstruir San Juan?
Desde el día después, Perón prometió una reconstrucción integral y el presidente Ramírez dijo “vamos a construir un lugar modelo, una ciudad jardín, antisísmica, segura de los embates de futuros terremotos”. Pero los militares no sabían cómo hacerlo y debieron escuchar a los técnicos. Perón contactó a un grupo de arquitectos que ya trabajaba en su Secretaría de Trabajo -había engullido a la antigua Comisión Nacional de Casas Baratas- y el grupo presenta una utopía técnica. Vieron en San Juan la posibilidad de una experiencia modelo que respondiera a necesidades de la población, que transformara el paisaje y la manera de actuar del Estado. Planearon reconstruir la ciudad y también una nueva forma de vida, repensando su estructura productiva, para hacerla más equitativa. Para ellos, todo se podía hacer mudando la ciudad a terrenos más altos y firmes, también de más fácil expropiación. Esta visión entró en conflicto con las prácticas políticas de San Juan, el lugar donde estaban los muertos, y con espacios, como la Plaza 25 de Mayo, de mucho significado local.
Y debe haber habido colisión con ingenieros ...
Claro. Estaban integrados a los bodegueros. Para los ingenieros no había que repensarlo todo: había que repensar las casas. No había que buscar otro lugar, ni otra forma de ciudad: había que buscar que las casas no se cayeran, atacando el adobe.
¿Con hormigón se resolvería todo?
Claro. Fue astuto elegir el hormigón, porque daba seguridad y estaba asociado a la modernidad. Pero se lo usó para evitar la modernidad inclusiva imaginada por los arquitectos. Luego de algunas idas y vueltas, la reconstrucción se emprende bajo ese declive de la ambición.
Mientras tanto, ¿cómo vivía la gente?
Mucha, debajo de los árboles. Aunque el Estado construyó barrios de emergencia. Fue el primer proyecto de viviendas colectivas masivas que hace el Estado argentino. Era una versión industrializada del rancho rural y de las casillas de las cuadrillas de trabajo de la Dirección de Vialidad. Fue un esfuerzo destinado a mucha gente que estaba viviendo bajo de los árboles, en carpas o chozas. Cuando el gobierno militar -a un año del golpe- hizo una exposición masiva en la avenida 9 de Julio, mostró como logro esas casillas de emergencia.
¿Adónde fueron los fondos de la colecta pública?
A ningún lado. Inicialmente se destinó a comida para los evacuados. Después cesó el desembolso. Y también la reconstrucción perdió impulso. En 1945 hubo manifestaciones en demanda de la reconstrucción: “Basta de planes, queremos casas”, se pedía. En ese momento, San Juan volvió a ser un asunto nacional por el destino final de la colecta. Uno de los cánticos de la oposición decía: “¿Dónde están, dónde están, los dineros de San Juan?”
¿Se lo responsabilizó a Perón?
¿Se lo responsabilizó a Perón?
Se intentó hacerlo, también para lesionar el capital político que Perón había ganado con San Juan. La verdad es que nada de ese dinero se robó. Fue terrible lo que pasó: nadie tocó ese dinero. Que no se usaran los recursos fue el resultado de la pelea política.
¿Cuándo termina el proceso de reconstrucción?
Los primeros barrios permanentes fueron construidos en 1949/50, pero ya había bastante edificación particular. Se hizo mucha obra bajo el peronismo, pero no se terminó, a pesar de que en 1949 se lanzó una campaña de prensa que decía que la ciudad estaba reconstruida. Cuando cae Perón, había sido reemplazado un tercio de las viviendas de la ciudad. Había bloques de esta nueva ciudad dentro de las ruinas y mucha construcción en un eje cívico que se fue formando, pero todavía estaban los barrios de emergencia totalmente ocupados y cuadras llenas de escombros.
¿Aramburu terminó las obras?
Aramburu, a 12 años del terremoto, de nuevo propone hacer una ciudad modelo. Presenta el caso de San Juan como víctima primero del terremoto físico y, luego, de otro “terremoto”, el peronismo. La dictadura logró terminar varios edificios grandes, iniciados bajo el peronismo, e impuso la línea municipal, pero fracasó en el intento de aprovechar políticamente la reconstrucción de la ciudad. Mucho más tarde, en la presidencia de Kirchner, terminó una “segunda reconstrucción”, en base a nuevas viviendas, un dique, la ampliación de un hospital y el final del centro cívico, aunque la sede del gobernador quedó en el edificio provisorio de 1944.
¿Cómo pudo tardarse tanto en reconstruir la ciudad?
Es cierto, se tardó, pero la de San Juan no es una historia de fracaso total. Hay lecciones de cómo responder a situaciones extremas, de la importancia de pensar los procesos naturales como parte de los procesos sociales, y cómo reconstruir una ciudad. Y se logró construir una ciudad antisísmica, una promesa habitual en esas situaciones, pero que muy pocas veces se cumple.
Publicado en Diario "Clarín", 9-9-2012.
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