Juan Domingo Perón con exilio forzado por las circunstancias y proscripto
en la Argentina intenta el retorno durante el mandato de Arturo Umberto Illia.
El 1º de diciembre de
1964, por la noche, para burlar a los espías de Francisco Franco que lo
vigilaban, Perón salió de su residencia oculto en el baúl de un automóvil Mercedes Benz 200 S de color gris.
Cuando se abrió el baúl dijo: "La puta, qué incómodo se viaja allí dentro".
En Barajas, mostró un pasaporte a nombre de Juan P. Sosa, abordó el avión.
Cuando se abrió el baúl dijo: "La puta, qué incómodo se viaja allí dentro".
En Barajas, mostró un pasaporte a nombre de Juan P. Sosa, abordó el avión.
La comitiva que lo acompañaba estaba compuesta por Jorge Antonio, Augusto Timoteo Vandor secretario de la Unión Obrera
Metalúrgica, que propiciaba un “peronismo sin Perón”, el dirigente de los
textiles Andrés Framini, por la rama gremial; Delia Deglioumini de Parodi, en
representación de la rama femenina, Carlos Lezcano y Alberto Iturbe, delegado personal de
Perón.
Jorge Antonio consiguió los pasajes para Perón y su comitiva
en un vuelo de Iberia.
Jorge Antonio Chibene era un empresario hijo de inmigrantes sirio libaneses (su padre, Elías Antun Esquef, había llegado desde Siria a finales del Siglo XIX); llegó a dirigir General Motors de nuestro país y Mercedes
Benz de Argentina presentado en 1951 por el barón Von Korff a la casa Matriz de
la compañía y otras empresas alemanas como Deutz, Thyssen, Siemens y Krupp.
La fortuna de Jorge Antonio creció, en paralelo a su amistad
con Juan Duarte, cuñado de Perón. En 1950, Antonio compra Radio Belgrano, Canal
7 y la agencia de noticias Telam.
Su fortuna creció en diez años desde 1955 a 215 millones de
dólares estadounidenses lo que lo convirtió en emblema del enriquecimiento
paralelo de los amigos de Perón.
Entre sus empleados estuvo Adolfo Eichman, bajo el nombre
falso de Ricardo Klement.
Con el derrocamiento de Perón en septiembre de 1955, se negó
a abandonar el país y fue arrestado.
En la prisión en sur argentino estuvo con José Espejo, John William Cooke, Héctor Campora, Pedro Gomis y Guillermo Patricio Kelly quienes se
fugaron el 18 de marzo de 1957.
Sus propiedades fueron confiscadas y vendidas por los
militares, vía jueces. Luego se exilió y
residió por 20 años en España. En España fue un asesor y financista del
Perón exiliado.
Así que el 2 de diciembre, en horas de la madrugada, el
general y sus acompañantes se embarcaron en el vuelo 991 de la mencionada
aerolínea con destino a Buenos Aires. Se trataba de un vuelo regular y el ex
presidente tenía su documentación en regla: teniendo en cuenta las
declaraciones del gobierno argentino, nada debía impedir su retorno.
La máquina de Iberia se posó en la pista del Aeropuerto El
Galeao en Brasil a las 9.45
Arturo Illia solicita a la la dictadura brasilera que el
avión sea detenido en Río de Janeiro y obligado regresar a España en compañía de su tercera esposa María Estela
Martínez de Perón (que años más tarde sería la primera presidente o presidenta
de la Argentina) y del empresario Jorge Antonio.
La contracara fue la consolidación de los los grupos
militantes peronistas con su lógica violenta
de “Resistencia Peronista” o “Luche y vuelve” ya que "como la
burocracia sindical no logró traer a Perón por las buenas, nosotros lo
traeremos por las malas" que desembocará, por fin, el 17 de noviembre de
1972, en el retorno del viejo general a la Patria y luego al poder.
Decía Perón con 69 años cumplidos, Juan Domingo Perón,
derrocado en 1955, llevaba ya nueve en el exilio:
"En 1964 llegaron a Madrid noticias de que podría
producirse en Argentina un movimiento militar. Pensé que en esas circunstancias
-y en todas, conociendo la médula de los gobierno militares- era lo peor que
podía pasarle al país. Por interpósita persona hice conocer allá esa
información, creyendo que así podría solucionarse. Yo estaba decidido a
trasladarme a la Argentina: allá tenía un movimiento con el que podía apoyar al
gobierno. ¿Por qué? Porque el gobierno de Illia era sólo a medias constitucional,
pero mejor que una dictadura [...] Hice los contactos por intermedio del doctor
Remorino, que era un hombre muy vinculado y muy capaz. Cuando mandé decirlo, a
los pocos días salió una declaración del presidente Illia: dijo que los
exiliados podían regresar con las garantías de las leyes y del gobierno. Yo me
dije: ésta es la contestación. Poco después el ministro de Relaciones
Exteriores, Zavala Ortiz, dijo lo mismo: que no había exiliados, que el
gobierno era constitucional y no tenía exiliados políticos, que los que están
afuera podían volver en cualquier momento. Y una semana más tarde, ya
claramente el ministro del Interior, Palermo, declaró: Si el general Perón está
en España es porque quiere estar en España. ¿Ah, sí?, dije yo: saqué el boleto
por vía aérea y me largué para allá" (declaraciones tomadas de lo
publicado en agencia de noticias Telam).
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