En unos pocos días, el equipo que perfora el pozo número 380
en el yacimiento Campamento Nº 1, en Plaza Huincul, destruyó tres trépanos. Los
dientes de la pieza de avanzada no resistieron al durísimo subsuelo de granito
de la formación Basamento, a unos 1.400 metros de profundidad. Se trata de una
roca de 310 millones de años, idéntica a la mesada de cualquier cocina; la
diferencia es que ésta contiene petróleo y desde hace un par de años se
convirtió en la estrella del yacimiento más viejo de la provincia, que resucitó
desde que YPF volvió a quedar bajo control del Estado y las inversiones se
multiplicaron.
Hace 96 años aquí mismo, a pocos metros del pozo 380, nacía
la historia petrolera neuquina. Lo recuerda un monolito instalado en el mismo
lugar donde un viejo equipo Fauk, que funcionaba a vapor, llegó al primer
reservorio de crudo que se explotó en la provincia. El tiempo es circular, como
decía Borges: en aquella época, la vieja y precaria torre de madera a percusión
batallaba contra la geología. Casi un siglo más tarde, y pese a todos los
avances tecnológicos, el subsuelo sigue haciendo de las suyas y se resiste a
ser fracturado.
ARQUITECTURA DEL PASADO.
Ingresar al Barrio Uno de Plaza Huincul, el viejo sector
donde YPF tiene su gerencia, implica un viaje al pasado. El edificio del Cine
Petroleum sigue casi intacto en su lugar. Ya no hay proyector ni butacas: como
una herencia de las épocas de crisis, permanece tomado, como la mayoría de las
viejas instalaciones de la firma estatal. Lo mismo ocurrió con la enorme
pileta, que todos recuerdan con especial nostalgia.
Pero el edificio central fue recuperado. Si se lo mira por
fuera, parece más bien extemporáneo, ajeno a la plana arquitectura de esta
joven provincia. Las viejas aberturas de madera se mantuvieron, al igual que
los detalles de la fachada. Pero adentro es una moderna oficina de estilo
minimalista donde se mueven unas 50 personas todos los días entre computadoras
y modernos escritorios. Manejan los yacimientos de lo que se conoce como activo
Plaza Huincul. Todo se modificó en los últimos dos años, cuando el CEO de la
empresa, Miguel Galuccio, tomó la decisión de descentralizar el manejo de los
pozos.
El gerente Hugo Signorile junto con otros cinco geólogos e
ingenieros recibieron a "Río Negro Energía" en una moderna sala con
proyector incluido. El jefe cuenta con orgullo cómo los técnicos recibieron el
primer premio en un congreso del IAPG por su trabajo de desarrollo en la
formación Basamento, una rara avis en el mundo petrolero.
"Cuando llegamos acá había poco y nada: sólo una
producción marginal de 23 metros cúbicos por día. Hoy tocamos picos de 400
metros", explica Diego Velo, geólogo de profesión. A su lado, Diego
Narrillos, Jorge Videla y José de la Iglesia, encargados del desarrollo,
producción y elaboración de proyectos en el campo, asienten. Todos remarcan el
hito que implicó poner en marcha un yacimiento abandonado y además poder
diagramar nuevos planes de explotación a futuro.
CAMBIO DE RUMBO.
Durante la gestión de Repsol, la decisión de YPF fue
exprimir al máximo los bloques más ricos y no apostar tanto a nuevos
desarrollos. Cuando desembarcó Galuccio a la Torre Madero, ordenó desempolvar
todos los proyectos encajonados que pudieran reportar resultados en el corto o
mediano plazo. La orden era aportar al autoabastecimiento: los dólares para la
aventura estaban garantizados.
Ahí fue cuando apareció el proyecto Basamento, formación que
también aparece en los libros como Huechulafquen.
"Había dos pozos que la habían punzado pero no estaban
estudiados. Cuando llegó la orden de buscar todos los proyectos, retomamos ése
y descubrimos que ahí había algo", contó Vela.
Los geólogos salieron a recorrer el campo a pie, como en las
viejas épocas. Encontraron un afloramiento de ese granito y dieron con la clave
de la roca: la formación, al menos en el perímetro de Campamento N° 1, está
totalmente fracturada. Las muestras tomadas del subsuelo se ven como una mesada
de cocina partida en millones de pedazos.
Esas microfisuras son las que permiten el milagro. Por esos
capilares conductos fluye el petróleo una vez que se punza en el lugar.
El logro de los geólogos e ingenieros de YPF fue haber
creado un modelo que permite predecir en cierto modo cómo se comportará este
granito y cuáles son las mejores zonas para ponerlo en producción. Se trata de
un proyecto que tiene escasos antecedentes en el mundo.
Pero no es ésta su única singularidad. Basamento es una
formación que tiene 310 millones de años. Esto implica que es más vieja que la
propia Cuenca Neuquina.
Su origen data de cuando todos los continentes estaban
unidos en eso que los manuales nombran como Pangea. Es decir que es más vieja
aún que la propia roca generadora de la provincia, que tiene como su principal
estrella a Vaca Muerta.
¿Cómo hizo entonces este granito para llenarse de petróleo?
Los geólogos creen que en algún momento se plegó y quedó por encima de Molles.
Desde allí habría migrado el crudo que por estas horas buscan con pericia los
técnicos de YPF.
No sólo Basamento permitió que multiplicar por 10 la
producción en el yacimiento más viejo de la provincia. También existe aquí un
complejo plan de recuperación secundaria, que es una apuesta para el futuro en
el mediano plazo.
Los viejos pozos, ya en franco retroceso, necesitan de
modernas técnicas para recuperar la presión y poder así volver a producir. Hay
varios mecanismos, pero el más habitual es el inyectar agua al subsuelo a
través de otro pozo para que ésta barra los vestigios de hidrocarburo que
quedan en las profundidades. Luego, una planta separadora livera el crudo, que
es acondicionado para inyectarse a los oleoductos y así seguir su camino hacia
las refinerías.
LOS NÚMEROS.
Los números del desarrollo hablan por sí solos. Este año,
toda la zona que se conoce como Octógono Fiscal, que incluye a todos los
"campamentos", tuvo picos de 400 metros cúbicos por día de petróleo.
Pero el gas también empezó a aparecer y hace un nada despreciable aporte de
550.000 metros cúbicos por día.
El programa completo para el yacimiento estimó una inversión
de unos 220 millones de dólares, de los cuales se vienen volcando unos 55 por
año.
El aporte no sólo va a los pozos, sino también a las
instalaciones, ya que la empresa debe revertir varios años de desinversión en
este campo. De hecho, una de las grandes limitaciones que tiene para el gas es
el transporte, ya que no hay facilidades para procesar un volumen mayor al
actual.
En el campo, una vieja cigüeña se mueve a intervalos
regulares. El pozo 530 es la estrella del lugar: desde junio, produce unos 50
metros cúbicos de petróleo por día. Está a unos pocos metros de donde Juan
Keidel colocó la estaca para marcar el Pozo N°1 en 1914. Juan Soufal, quien
arrastró a toda su familia hacia lo que entonces era un médano para sacar la
primera gota de petróleo neuquino, jamás hubiera imaginado este destino, casi
un siglo más tarde.
Diario "Río Negro", domingo 14/12/2014.
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