Cantinflas y el mensaje
para los jefes
y anoten que no son quejas
-diría Don Ata-.
SON VERDADES.
MARIO MORENO REYES "CANTINFLAS" (1911-1993).
Mario Fortino Alfonso Moreno Reyes, quien conociera desde pequeño
la pobreza, nació en el barrio
mexicano de Santa María la Ribera de la Ciudad de México, el 12 de agosto de
1911.
Conocido como Cantinflas (apócope de "cuanto inflas"
por su capacidad de sobreactuación) o “El Mimo de la Gabardina”, un cómico
personaje al que dio vida en todas sus producciones y también como el “Charles
Chaplin mexicano”.
Cantinflas, un hombre salido de los barrios pobres que se originó
del típico pelado. El personaje se asoció con parte de la identidad nacional de
México, sobre todo de las clases bajas.
Mario Moreno contribuyó a su florecimiento durante la Época de
Oro del Cine Mexicano.
Debido a la mala situación económica que vivía, tuvo que abandonar
la escuela para ganarse la vida. Fue lustra botas, maletilla, cartero, taxista.
En 1928 se alistaría en el ejército mexicano como soldado en
el batallón de la 3ª Compañía de Infantería en el que trabajaba como mecanógrafo.
Pronto su padre escribiría a las Fuerzas Armadas para dar de baja a su hijo Mario Moreno, por tener 16 años y no 21 como argumentaba. ¡las cosas que hacía para vivir!
Luego Mario Moreno quien lo apodaban "el Chato" se introduciría en el mundo del boxeo para intentar ganarse
el sustento económico pero no le fue bien pues resultó noqueado en su primer
combate.
Ingresando en una compañía ambulante por su carácter cómico trabajando
como payaso, funambulista y bailarín.
Cantinflas hizo su debut cinematográfica en 1936 con la película
“No te engañes corazón”.
En 1940 fundó la productora “Posa Film” junto a sus colegas Jaques
Gelman y Riachi, quienes consolidaron su carrera como actor.
Inventor de lo que se denomina “cantinflismo” que es una teoría
vacía, incongruente y disparatada de interpretar el lenguaje, con mezclas de
muletillas coloquiales y términos cultos mal empleados.
“A esta forma de hablar se le llamó cantinfleada y se convirtió
en español en una forma de decir ¡estás cantinfleando! cada vez que a alguien
le era difícil entender la conversación. La Real Academia Española incluyó el
verbo cantinflear y las palabras cantinflas y cantinflada en su diccionario en
1992. Posteriormente añadió los adjetivos cantinflesco, cantinflero y acantinflado
y el sustantivo cantinfleo (Wikipedia).
Discurso de Mario Fortino Alonso Moreno Reyes más conocido como “Cantinflas” ante la O. N. U. en la película “Su Excelencia” (Ciudad de México, 1967).
“Me ha tocado en suerte ser último orador, cosa que me alegra mucho porque, como quien dice, así me los agarro cansados. Sin embargo, sé que a pesar de la insignificancia de mi país que no tiene poderío militar, ni político, ni económico, ni mucho menos atómico, todos ustedes esperan con interés mis palabras ya que de mi voto depende el triunfo de los Verdes o de los Colorados.
Señores Representantes: Estamos pasando un momento crucial en
que la Humanidad se enfrenta a la misma Humanidad. Estamos viviendo un momento
histórico en que el hombre científica e intelectualmente es un gigante, pero
moralmente es un pigmeo. La opinión mundial está tan profundamente dividida en
dos bandos aparentemente irreconciliables, que dado el singular caso, que queda
en sólo un voto. El voto de un país débil y pequeño pueda hacer que la balanza
se cargue de un lado o se cargue de otro lado. Estamos, como quien dice, ante
una gran báscula: con un platillo ocupado por los Verdes y con otro platillo
ocupado por los Colorados. Y ahora llego yo, que soy de peso pluma como quien
dice, y según donde yo me coloque, de ese lado seguirá la balanza.
¡Háganme el favor!... ¿No creen ustedes que es mucha
responsabilidad para un solo ciudadano? No considero justo que la mitad de la
Humanidad, sea la que fuere, quede condenada a vivir bajo un régimen político y
económico que no es de su agrado, solamente porque un frívolo embajador haya
votado, o lo hayan hecho votar, en un sentido o en otro.
El que les habla, su amigo... yo... no votaré por ninguno de
los dos bandos (voces de protesta). Y yo no votaré por ninguno de los dos bandos
debido a tres razones: primera, porque, repito que no sería justo que el solo
voto de un representante, que a lo mejor está enfermo del hígado, decidiera el
destino de cien naciones; segunda, estoy convencido de que los procedimientos,
repito, recalco, los procedimientos de los Colorados son desastrosos (voces de
protesta de parte de los Colorados); ¡y tercera!... porque los procedimientos
de los Verdes tampoco son de lo más bondadoso que digamos (ahora protestan los
Verdes). Y si no se callan ya yo no sigo, y se van a quedar con la sensación de
saber lo que tenía que decirles.
Insisto que hablo de procedimientos
y no de ideas ni de doctrinas. Para mí todas las ideas son respetables, aunque
sean “ideítas” o “ideotas”, aunque no esté de acuerdo con ellas. Lo que piense
ese señor, o ese otro señor, o ese señor (señala), o ese de allá de bigotico
que no piensa nada porque ya se nos durmió, eso no impide que todos nosotros
seamos muy buenos amigos. Todos creemos que nuestra manera de ser, nuestra
manera de vivir, nuestra manera de pensar y hasta nuestro modito de andar son
los mejores; y el chaleco se lo tratamos de imponérselo a los demás y si no lo
aceptan decimos que son unos tales y unos cuales y al ratito andamos a la
greña. ¿Ustedes creen que eso está bien? Tan fácil que sería la existencia si
tan sólo respetásemos el modo de vivir de cada quién.
Hace cien años ya lo dijo una de las figuras más humildes
pero más grandes de nuestro continente: “El respeto al derecho ajeno es la paz”
(aplausos). Así me gusta... no que me aplaudan, pero sí que reconozcan la
sinceridad de mis palabras.
Yo estoy de acuerdo con todo lo que dijo el representante de
Salchichonia (alusión a Alemania) con humildad, con humildad de albañiles no
agremiados debemos de luchar por derribar la barda que nos separa, la barda de
la incomprensión, la barda de la mutua desconfianza, la barda del odio, el día
que lo logremos podemos decir que nos volamos la barda (risas). Pero no la
barda de las ideas, ¡eso no!, ¡nunca!, el día que pensemos igual y actuemos
igual dejaremos de ser hombres para convertirnos en máquinas, en autómatas.
Este es el grave error de los Colorados, el querer imponer por
la fuerza sus ideas y su sistema político y económico, hablan de libertades humanas,
pero yo les pregunto: ¿existen esas libertades en sus propios países?
Dicen defender los Derechos del Proletariado pero sus propios
obreros no tienen siquiera el derecho elemental de la huelga, hablan de la
cultura universal al alcance de las masas pero encarcelan a sus escritores
porque se atreven a decir la verdad, hablan de la libre determinación de los
pueblos y sin embargo hace años que oprimen una serie de naciones sin
permitirles que se den la forma de gobierno que más les convenga. ¿Cómo podemos
votar por un sistema que habla de dignidad y acto seguido atropella lo más
sagrado de la dignidad humana que es la libertad de conciencia eliminando o pretendiendo
eliminar a Dios por decreto? No, señores representantes, yo no puedo estar con
los Colorados, o mejor dicho con su modo de actuar; respeto su modo de pensar,
allá ellos, pero no puedo dar mi voto para que su sistema se implante por la
fuerza en todos los países de la tierra (voces de protesta). ¡El que quiera ser
Colorado que lo sea, pero que no pretenda teñir a los demás! - Los Colorados se
levantan para salir de la Asamblea -.
¡Un momento jóvenes!, ¿pero por qué tan sensitivos? Pero si
no aguantan nada, no, pero si no he terminado, tomen asiento. Ya sé que es
costumbre de ustedes abandonar estas reuniones en cuanto oyen algo que no es de
su agrado; pero no he terminado, tomen asiento, no sean precipitosos... todavía
tengo que decir algo de los Verdes, ¿no les es gustaría escucharlo? Siéntese
(va y toma agua y hace gárgaras, pero se da cuenta que es vodka).
Y ahora, mis queridos
colegas Verdes, ¿ustedes qué dijeron?: “Ya votó por nosotros”, ¿no?, pues no,
jóvenes, y no votaré por ustedes porque ustedes también tienen mucha culpa de
lo que pasa en el mundo, ustedes también son medio soberbios, como que si el
mundo fueran ustedes y los demás tienen una importancia muy relativa, y aunque
hablan de paz, de democracia y de cosas muy bonitas, a veces también pretenden
imponer su voluntad por la fuerza, por la fuerza del dinero. Yo estoy de
acuerdo con ustedes en que debemos luchar por el bien colectivo e individual,
en combatir la miseria y resolver los tremendos problemas de la vivienda, del
vestido y del sustento. Pero en lo que no estoy de acuerdo con ustedes es la
forma que ustedes pretenden resolver esos problemas, ustedes también han
sucumbido ante el materialismo, se han olvidado de los más bellos valores del
espíritu pensando sólo en el negocio, poco a poco se han ido convirtiendo en
los acreedores de la Humanidad y por eso la Humanidad los ve con desconfianza.
El día de la inauguración de la Asamblea, el señor embajador
de Lobaronia dijo que el remedio para todos nuestros males estaba en tener
automóviles, refrigeradores, aparatos de televisión; ju... y yo me pregunto:
¿para qué queremos automóviles si todavía andamos descalzos?, ¿para qué queremos
refrigeradores si no tenemos alimentos que meter dentro de ellos?, ¿para qué
queremos tanques y armamentos si no tenemos suficientes escuelas para nuestros
hijos? (aplausos).
Debemos de pugnar para que el hombre piense en la paz, pero
no solamente impulsado por su instinto de conservación, sino fundamentalmente
por el deber que tiene de superarse y de hacer del mundo una morada de paz y de
tranquilidad cada vez más digna de la especie humana y de sus altos destinos.
Pero esta aspiración no será posible si no hay abundancia para todos, bienestar
común, felicidad colectiva y justicia social. Es verdad que está en manos de
ustedes, de los países poderosos de la tierra, ¡Verdes y Colorados!, el
ayudarnos a nosotros los débiles, pero no con dádivas ni con préstamos, ni con
alianzas militares.
Ayúdennos pagando un precio más justo, más equitativo por
nuestras materias primas, ayúdennos compartiendo con nosotros sus notables
adelantos en la ciencia, en la técnica... pero no para fabricar bombas sino para
acabar con el hambre y con la miseria (aplausos). Ayúdennos respetando nuestras
costumbres, nuestra dignidad como seres humanos y nuestra personalidad como naciones
por pequeños y débiles que seamos; practiquen la tolerancia y la verdadera
fraternidad, que nosotros sabremos corresponderles, pero dejen ya de tratarnos
como simples peones de ajedrez en el tablero de la política internacional.
Reconózcannos como lo que somos, no solamente como clientes o como ratones de
laboratorio, sino como seres humanos que sentimos, que sufrimos, que lloramos.
Señores representantes, hay otra razón más por la que no
puedo dar mi voto: hace exactamente veinticuatro horas que presenté mi renuncia
como embajador de mi país, espero me sea aceptada. Consecuentemente no les he
hablado a ustedes como Excelencia sino como un simple ciudadano, como un hombre
libre, como un hombre cualquiera pero que, sin embargo, cree interpretar el
máximo anhelo de todos los hombres de la tierra, el anhelo de vivir en paz, el
anhelo de ser libre, el anhelo de legar a nuestros hijos y a los hijos de
nuestros hijos un mundo mejor en el que reine la buena voluntad y la concordia.
Y qué fácil sería, señores, lograr ese mundo mejor en que todos los hombres
blancos, negros, amarillos y cobrizos, ricos y pobres pudiésemos vivir como hermanos.
Si no fuéramos tan ciegos, tan obcecados, tan orgullosos, si tan sólo
rigiéramos nuestras vidas por las sublimes palabras que hace dos mil años dijo
aquel humilde carpintero de Galilea, sencillo, descalzo, sin frac ni condecoraciones:
“Amaos... amaos los unos a los otros”, pero desgraciadamente ustedes
entendieron mal, confundieron los términos, ¿y qué es lo que han hecho?, ¿qué
es lo que hacen?: “Armaos los unos contra los otros”
He dicho....”
Fue miembro del Sindicato de Actores y al sustituir en la dirección de dicha institución a Jorge Negrete, fundó de forma benéfica la Casa del Actor. En 1952 emprendió una campaña a favor de los pobres para construir un habitat social.
En 1956, La Vuelta al Mundo en 80 Días, el debut
estadounidense de Cantinflas, lo hizo ganar un Globo de Oro en la categoría de
mejor actor de musical o comedia; en esta cinta actuó junto al actor inglés
David Niven. La revista Variety dijo en 1956 que su calidad chaplinesca
contribuyó al éxito de la película que recaudó 42 millones de dólares en
taquilla. Mientras que Niven apareció como actor principal en los países de
habla inglesa, Cantinflas lo fue en el resto de los países. Como resultado de
la película, Cantinflas se convirtió en el actor mejor pagado del mundo.
Falleció el 20 de abril de 1993 a causa de cáncer de pulmón en
la Ciudad de México. El día lluvioso de su funeral se transformó en un acontecimiento
nacional que duró unos tres días.
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