La ferretería que desde 1853 es testigo de la historia.

Luján

Sigue en la esquina donde abrió hace 162 años y desde principios del siglo 20 pertenece a la misma familia. Muchas de las casas de su ciudad se construyeron gracias a los créditos que daba para comprar los materiales.

Antes de que Luján fuera conocido por su imponente Basílica y aún antes de que el templo fuera construido, a unas pocas cuadras del actual ícono local ya se encontraba la ferretería Casa Freire. Siempre en la misma esquina de Lavalle y Rivadavia desde 1853, fue testigo del desarrollo de la ciudad a partir de la época en que los peones de estancia se acercaban allí en carretas, hasta la actualidad en la que la zona se convirtió en pleno centro. Y es por su historia y por la perfecta conservación del edificio que en 2014 fue declarada como Sitio Significativo de la Ciudad.

Mientras Santiago Freire (61) cuenta la historia de la ferretería, ligada íntimamente con la de su propia familia, está atento al movimiento del negocio y saluda por su nombre a muchos de sus clientes que no dudan en asegurar que se trata de “la mejor ferretería de Luján”. Y Santiago justifica: “Los conocemos hace tanto tiempo que ya son como amigos”.

Cuentan que en sus orígenes el lugar fue un corralón de materiales que abrió el maestro mayor de obras catalán Jaime Palet, quien llegó a Luján desde España para construir el puente que cruza el río. “En ese entonces todo era distinto, acá había cuatro o cinco casas”, relata Freire.

El corralón era visitado por gente de los pueblos cercanos que adquirían allí materiales y herramientas. Sus dueños fueron cambiando hasta que, en 1900, pasó a manos de la familia Freire, recién llegada de Galicia. “En esa época la gente empezaba a construir sus casas. Muchos están agradecidos de que lo pudieron hacer gracias a los créditos que dábamos. Hay un cliente de 90 años que se hizo la casa con nuestros materiales a los 18 y que hoy sigue viniendo”, señala.

El negocio nació como un corralón y los peones de las estancias cercanas iban en carretas a buscar materiales.

Los primeros Freire eran los hermanos Francisco y Enrique que, una vez instalados, trajeron a otros cuatro hermanos y una hermana. Algunos de ellos se radicaron en Carlos Keen y pusieron una sucursal de Casa Freire. “Mi padre, José o Don Pepe como lo conocía todo el mundo, vino a los 15 años a pesar de que su papá siguió viviendo en España. En esa época todos se venían. Trabajó siempre en la ferretería y nunca dejó de ir a su pueblo. Viajaba todos los años, inclusive a los 98, poco antes de fallecer”, recuerda el dueño.

A los 20 años Santiago empezó en el negocio junto con su padre y tras su muerte, tomó la posta. “Lo triste es que como no tengo hijos, no hay herederos Freire para seguir con la ferretería”,lamenta.

Uno de los recuerdos que guardan enmarcado junto con fotos antiguas y un retrato de Jaime Palet, es una factura de 1886, a nombre del dueño de la estancia Los Talas, que se encuentra camino a Navarro.“Allí estuvo protegido Esteban Echeverría en la época de Rosas y dicen que ahí escribió su libro La Cautiva”, explica Victor Tonini (78), el empleado más antiguo, quien luego de tantos años de esfuerzo conjunto ya es parte de la familia. Y destaca: “Toda la familia Freire fue muy trabajadora y responsable, a la par de uno. Nunca fueron de mandar a los demás a hacer las cosas porque eran los dueños”. 

“Con el paso de los años, la zona se fue poblando y se volvió céntrica. Transportar los materiales se volvió dificultoso. Por eso en 1990 Casa Freire dejó de lado la parte de corralón y siguió siendo sólo ferretería”, expresa Santiago. 

Pero a pesar de los cambios que hubo a su alrededor, el local conserva el mismo estilo que puede apreciarse en las fotografías de principios del siglo pasado: estantes llenos de cajitas hasta el techo y mercadería dispuesta en perfecto orden por todo el local, incluso en los tirantes del techo. “Acá siempre todos los empleados hemos sido flacos porque éste es un trabajo en el que hay que estar todo el tiempo en movimiento, subiendo y bajando escaleras. Es un gran entrenamiento que mejora cualquier físico”, bromea Tonini.

Publicado en Diario Clarín. Las imágenes son del mismo sitio.

http://www.clarin.com/zonales/ferreteria-ve-pasar-historia_0_1298870486.html