"El pueblo escucha,… mira, coteja y continúa en
silencio su tráfico habitual. El pueblo tiene esos desplantes de gran señor,
porque la conciencia del pueblo sabe adonde va aunque lo ignore cada uno de los
individuos que lo componen".
Pensamientos de Raúl Scalabrini Ortiz, Junio de 1931.
"Estos asuntos de economía… y finanzas son tan simples
que están al alcance de cualquier niño. Solo requieren saber sumar y restar.
Cuando usted no entiende una cosa, pregunte hasta que la entienda. Si no la
entiende es que están tratando de robarlo. Cuando usted entienda eso, ya habrá
aprendido a defender la patria en el orden inmaterial de los conceptos
económicos y financieros".
Pensamientos de Raúl Scalabrini Ortiz, año 1965.
"Todo lo que nos rodea…es falso e irreal, falsa la
historia que nos enseñaron, falsas las creencias económicas que nos impusieron,
falsas las perspectivas mundiales que nos presentan, falsas las disyuntivas
políticas que nos ofrecen, irreales las libertades que los textos aseguran".
Pensamientos de Raúl Scalabrini Ortiz año 1940.
Raúl Scalabrini Ortiz por Norberto Galasso.
Raúl Scalabrini Ortiz nació en la ciudad de Corrientes
cuando el siglo XIX tocaba a su fin [14 de febrero de 1898].
Su adolescencia y juventud transcurren bajo la presión del
liberalismo conservador predominante.
Varios factores se conjugan, sin embargo, para que Raúl
Scalabrini rompa la trama del pensamiento colonial. Por un lado, su militancia
juvenil en un grupo llamado "Insurrexit", de ideología marxista, le
permite descubrir la importancia de los factores económicos y sociales en el
desarrollo histórico. Por otro su permanente deambular por el país [por razones
de trabajo viaja a La Pampa, Entre Ríos y Catamarca] lo salvan de encerrarse en
una visión porteña y le enseñan cómo viven y cómo sueñan sus compatriotas. A
esto se suma un viaje a París, a los veintiséis años, del cual regresa
hondamente decepcionado, pues en la "Francia eterna" del
"humanitarismo y los derechos del hombre" encuentra un enorme desdén
por los latinoamericanos y una antidemocrática xenofobia de "pueblo
elegido".
Además, Scalabrini busca auténticamente "su
verdad" y no se contenta con la gloria efímera que satisface a sus colegas
de la pluma. En este aspecto, su maestro Macedonio Fernández lo orienta hacia
una vida profunda, de altruismo y generosidad, donde lo individual se diluya en
aras del beneficio colectivo. "Mis días eran extrañamente ajenos los unos
a los otros... Les faltaba sometimiento a una sorpresa más grande que ellos
mismos. Les faltaba subordinación a una fe".
En esa búsqueda se halla Scalabrini cuando, en octubre de
1929, se desencadena la crisis económica mundial. El capitalismo hace agua por
todos lados y millones de hombres son arrojados a la desocupación y al hambre.
Los países desarrollados, envueltos en la crisis, amenguan sus efectos,
descargándola sobre los países productores de materia prima. En la Argentina se
desmorona "el granero del mundo": caen los precios de las
exportaciones y baja el peso. Desocupación, hambre, tuberculosis, delincuencia
y suicidios señalan el inicio de la Década Infame.
Una obra trascendental, de Raúl Scalabrini Ortíz, a 53 años
de su muerte, incluído dentro del ciclo “Contame una historia” que se emitía
por la Radio Pública.
Entonces el verdadero rostro del país vasallo se asoma a los
ojos del prensador nacional que sepa verlo. Y mientras el resto de la
inteligencia argentina juguetea con metáforas exquisitas, Raúl Scalabrini Ortiz
emprende la tarea de demostrar la verdadera realidad nacional. Hasta poco
tiempo atrás, también él se había enredado en la metafísica con "El hombre
que está solo y espera", pero ahora - 1932 - Scalabrini hunde
profundamente el escalpelo del análisis en la patria vasalla e inicia la tarea
de toda su vida. El pensamiento nacional, dormido desde hacía décadas, se pone
en marcha.
Scalabrini se pregunta en primer lugar ¿Cómo es posible que
en un país como la Argentina, productor de carnes y cereales, haya hambre?. De
allí pasa a inventariar nuestras riquezas [ferrocarriles, frigoríficos,
puertos, etc.] estudiando en cada caso quién es el propietario de los mismos y
así llega a la conclusión de que los argentinos nada poseen, mientras el
imperialismo inglés se lleva nuestras riquezas a precios bajísimos y nos vende
sus productos encarecidos, mientras los ingleses nos succionan a través de
seguros, fletes, dividendos, jugosa renta producto de su dominio sobre los
resortes vitales de nuestra economía.
Como consecuencia de su participación en la Revolución
Radical de Paso de los Libres, Scalabrini es desterrado a Europa en 1933. Desde
allá, se aclara aún más el grado de sometimiento argentino al imperio, pues lo
que los diarios ocultan en la Argentina, se dice en voz alta en Alemania o
Italia, especialmente debido a las rivalidades interimperialistas. "Somos
esclavos de los ingleses", se repite una y otra vez Scalabrini, ya
absolutamente convencido de que sus cifras son ciertas e irrefutables. Desde
Alemania, en 1934, escribe sus primeros artículos en los que aborda en
profundidad el problema clave de todo país semicolonial: la cuestión nacional.
Poco después, en 1935, ya de regreso del exilio se lanza
decididamente a la lucha contra el imperialismo. Desde el periódico
"Señales" y desde FORJA [Fuerza de Orientación Radical de la Joven
Argentina] condena uno a uno todos los decretos de la entrega. A través de la
conferencia, el libro y los artículos periodísticos, no cesa un instante, desde
entonces, en denunciar la expoliación imperialista.
A través de las conferencias y los cuadernos de FORJA,
Scalabrini se convierte en el gran fiscal de la entrega. Pero por sobre todos
estos negociados, él apunta decididamente a la clave del sistema colonial: el
ferrocarril. Esos rieles tendidos por el capital extranjero son "una inmensa
tela de araña metálica donde está aprisionada la República". Es a través
del ferrocarril que nuestra economía se organiza colonialmente para entregar
riqueza barata en el puerto de Buenos Aires a los barcos ingleses y es a través
del ferrocarril, con sus tarifas parabólicas, que el imperialismo destruye todo
intento industrial en el interior, asegurando así la colocación de la cara
mercadería importada.
Por esos años, Scalabrini Ortiz se sumerge en la historia
nefasta de esos ferrocarriles y paso a paso desnuda la verdad: que los ingleses
trajeron capitales ínfimos, que aguaron esos capitales a través de
revaluaciones contables dirigidas a inflar los beneficios, concedidos como
porcentajes fijos sobre el capital, que quebraron todo intento de comunicación interna
que no fuese a dar a Buenos Aires, que subieron y bajaron las tarifas, según
sus conveniencias, para boicotear alas industrias nacionales que compitiesen
con la mercadería traída de Londres, que obtuvieron miles de hectáreas de
regalo junto a las vías, que no cumplieron función de fomento alguna en las
provincias pobres, que hundieron unos pueblos y levantaron otros torciendo el
trazado de las líneas según sus intereses y los de sus socios: lo oligarcas.
Allí reside, sostiene Scalabrini, el verdadero cáncer de
nuestra soberanía y en torno a él han crecido las restantes enfermedades que
han terminado por hundirnos: la moneda y el crédito manejado por la banca
extranjera, el estancamiento industria, la no explotación de la riqueza minera,
ni de la hidroelectricidad, la subordinación a barcos, tranvías y restantes
servicios públicos extranjeros, la expoliación de los empréstitos a través del
interés compuesto "Somos una Argentina colonial, queremos ser una
Argentina libre",reclaman Scalabrini, Jauretche y sus muchachos de FORJA.
Pero el boicot del silencio cae sobre ellos. La superestructura creada por el
imperialismo se cierra ahogando a las voces nacionales. Ellos no cejan, sin
embargo, y desde las catacumbas van forjando la conciencia nacional. Scalabrini
publica en esos años la "Historia de los Ferrocarriles Argentinos" y
"Política Británica en el Río de la Plata".
Correspondencia inédita Perón - Scalabrini Ortiz.
Cuando se desencadena la Segunda Guerra Mundial y ante la
presión aliadófila para que la Argentina envíe tropas al frente, Scalabrini
Ortiz vuelve a hacer punta contra el imperialismo, publicando el diario
"Reconquista". Desde allí defiende la neutralidad y lanza esta
consigna: "No osdejéis arrastrar a la catástrofe. Si os empujan,
subleváos. Muramos por la libertad de la Patria y no al servicio de los
patrones extranjeros". Así convoca a la Segunda Independencia.
Jaqueado por todas las fuerzas de la Argentina ainglesada,
"Reconquista" logra vivir ton sólo 41 días. Pero subterráneamente, el
pensamiento nacional se va infiltrando y despierta ya muchas conciencias
dormidas. Y cuando poco después el Grupo de Oficiales Unidos dé el golpe de
estado el 4 de junio de1943, alguien recordará que uno de los libros que esos
militares consideran texto obligado para su formación política es "La
Historia de los Ferrocarriles" de Scalabrini Ortiz.
Poco después lo conoce personalmente a Juan Domingo Perón, a
quien ya le sugiere la nacionalización de los ferrocarriles. El 17 de octubre
de 1945, Scalabrini Ortiz forma parte de la multitud que irrumpe en nuestra
historia para iniciar una Argentina Nueva. Ese día, se convence de que esos
hombres, a los que llama "esos de nadie y sin nada", son los que
conducirán al país hacia su nuevo destino: ".... Era el subsuelo de la
patria sublevada. Era el cimiento básico de la Nación que asomaba por primera
vez en su tosca desnudez original....Eran los hombres que 'estaban solos y
esperaban', que iniciaban sus tareas de reivindicación".
Pocos meses después, Perón derrota en las urnas a los viejos
partidos representantes de una Argentina que moría irremediablemente.
Scalabrini acompaña el proceso de la campaña electoral desde las columnas del
diario "Política" y mantiene estrecho contacto con Perón, ya siendo
éste presidente. Presenta entonces varios trabajos atinentes a la
nacionalización de los ferrocarriles, pero no acepta cargos en el gobierno.
Considera que su lugar está en el llano, opinando, fiscalizando, apoyando,
pero, después de tantos años de oposición, no se considera un "hombre de
construcción".
Participa así del proceso de la Revolución Nacional y ve
caer uno a uno los eslabones de la cadena con que el imperialismo nos sojuzgaba
y que él había denunciado sin descanso: los ferrocarriles, los teléfonos, los
bancos, la exportación y la importación, el transporte marítimo y el aéreo, los
seguros, el gas, etc. Y ve también crecer a ritmo intenso a la industria
liviana, asfixiada tantos años por la mercadería importada. Así transcurre esos
años estudiando, elaborando ideas.
Una nación económicamente libre, socialmente justa y
políticamente soberana deja atrás, como un triste recuerdo, a aquella colonia
de los años treinta. Las consignas lanzadas por FORJA, a veces casi con las
mismas palabras, son coreados ahora por la multitud.
Pero si bien Perón reconoce en variadas oportunidades, el
aporte ideológico de Scalabrini, su gobierno no le brinda el acceso a "los
medios" para que difunda su "pedagogía nacional". La burocracia
peronista, por su parte, choca con este místico de la política, contumaz
crítico de toda desviación o inconducta. Por ello se retrae dela vida pública y
se dedica a plantar álamos en las costas del Paraná.
De esa época afirma: "Hay muchos actos y no de los
menos trascendentales de la política interna y externa del Gral. Perón que no
serían aprobados por el tribunal de ideas matrices que animaron a mi
generación…..En el dinamómetro de la política esas transigencias miden los
grados de coacción de todo orden con que actúan las fuerzas extranjeras en el
amparo de sus intereses y de sus conveniencias". Y agrega: "No
debemos olvidar en ningún momento- cualesquiera sean las diferencias de
apreciación-que las opciones que nos ofrece la vida política argentina son
limitadas. No se trata de optar entre el Gral. Perón y el Arcángel San Miguel.
Se trata de optar entre el Gral. Perón y Federico Pinedo. Todo lo que socava a
Perón fortifica a Pinedo, en cuanto él simboliza un régimen político y
económico de oprobio y un modo de pensar ajeno y opuesto al pensamiento vivo
del país". Por eso, cuando le proponen participar en un golpe contra el
gobierno, rechaza la invitación. Por eso, también, es uno de los primeros en
alistarse en la "Resistencia", en setiembre de 1955, a la caída de
Perón.
El golpe militar del 16 de setiembre propicia el retorno
oligárquico. Ahora han vuelto los hombres de paja del imperialismo, los mismos
del los años treinta.
Otra vez los amigos de los ingleses, otra vez los personeros
dela oligarquía, otra vez los pactos claudicantes, de nuevo los bancos
privados, los tratados vergonzosos, las devaluaciones para engordar las arcas
de los ganaderos. Y de nuevo entonces, piensa Scalabrini, hay que plantear como
única y absoluta prioridad: la Revolución Nacional. Todo parece volver hacia el
pasado y las ideas de Scalabrini se afirman en su vieja lucha. Desde "El
Líder", "De Frente" y "El Federalista" se constituye
en crítico implacable. Cerrados estos periódicos, escribirá desde mediados de
1956 en la revista "Qué".
La Revolución Nacional, por sobre todo, piensa Scalabrini y
así redobla sus esfuerzos para romper el continuismo. Esa posición lo lleva a
colaborar con Frondizi y Frigerio entendiendo que debe usar a "Qué"
como vocero de sus ideas, más allá de sus diferencias que pueda tener con los
teóricos de la burguesía nacional.
Todo el año 1957 Scalabrini ataca semana a semana las
medidas retrógradas y pro imperialistas del gobierno. Puede decirse que a
través suyo se expresa la Argentina auténtica que se niega a volver al pasado.
El 23 de febrero de 1958 el Frente Nacional, que lleva a Frondizi para
presidente, aplasta a la reacción en las urnas, pero la entrega del poder es
condicionada. Por eso Scalabrini entiende que debe seguir apoyando, aún
disintiendo en muchos aspectos, al gobierno frondizista. Por eso también acepta
la dirección de la revista "Qué",convertida ahora en revista
oficialista.
Durante poco tiempo, sin embargo, permanece en su dirección
[menos de tres meses]. La publicación de los contratos petroleros en los
últimos días de julio de 1958,lo decide a renunciar. Escribe entonces un
artículo titulado "Aplicar al petróleo la experiencia ferroviaria" y
deja constancia de su disentimiento con los contratos, en especial con lo
pactado con la Banca Loeb. No desea, sin embargo, romper frontalmente con el
gobierno cuando éste se encuentra jaqueado por los gorilas y prefiere irse
calladamente. Por otra parte, ya está preso de un cáncer que lo llevará a la
muerte pocos meses después.
Desde esa separación, Scalabrini Ortiz ya no actúa
públicamente pero sus amigos y sus familiares saben que una tristeza lo domina
por la traición del frondizismo. El 31 de diciembre de 1958, Frondizi anuncia
la adhesión de la Argentina al Fondo Monetario Internacional [FMI] y en enero
de 1959 se abraza con los banqueros de Wall Street; mientras los tanques
derrumban las verjas del Frigorífico Municipal [en la ciudad de Buenos Aires]
para sofocar a los obreros en huelga. Pero Scalabrini, ya nada puede decir:
está vencido por la enfermedad y después de un período de postración, fallece
el 30 de mayo de 1959.
En el cementerio, Jauretche recuerda que Scalabrini fue el
maestro, el que les permitió pasar del antiimperialismo abstracto al
antiimperialismo concreto, descubriendo la verdadera realidad argentina, como
paso previo al intento de transformarla. Por eso concluye su despedida con
estas palabras: "Raúl Scalabrini Ortiz …..Tú sabes que somos vencedores…
vencedores en esta conciencia definitiva que los argentinos han tomado delo argentino.
Por eso hemos venido, más que a despedirte, a decirte: ¡Gracias, Hermano!"
"Caballero argentino, casado, de 44 años..." Aviso
publicado por Scalabrini Ortiz en el diario La Prensa solicitando empleo, 13 de
enero de 1942.
El 13/01/42 muchos amigos de Raúl quedan perplejos al leer
el siguiente aviso en los ofrecidos de "La Prensa":
"Caballero argentino, casado, de 44 años, con amplias
relaciones, estudios universitarios, técnicos, una vasta cultura general,
científica, literaria y filosófica, con experiencia general y profunda de
nuestro ambiente económico y político, ex redactor de los principales diarios,
autor de varios libros premiados y de investigaciones, aceptaría dirección,
administración o consulta de empresa argentina, en planta o en proyecto, en los
órdenes industria, comercial o agrario. Dirigirse a Raúl Scalabrini Ortiz,
Calle Vergara 1355, Vicente López".
Los datos del aviso son correctos. Estudios Terciarios: Es
agrimensor. Ha trabajado en los principales diarios y revistas La Nación, El
Diario de Láinez, Noticias Gráficas, El Mundo, El Hogar, Martín Fierro, La
Gaceta del Sur.
Ha recibido el Segundo Premio Municipal por "El hombre
que está solo y espera", en 1931. Ha sido traducido al alemán, inglés e
italiano. Ha dirigido un Diario "Reconquista" y prácticamente
codirigido el semanario "Señales". Ha dictado muchas conferencias. Ha
publicado poesías en "La Gaceta del Sur". Ha publicado un libro de
cuentos "La Manga".
Se ha vinculado con los hombres más importantes de su
generación en lo literario [Borges, Mellea, Marechal, A. Storni, Macedonio
Fernández] y del mundo político [E. Palacio. Jauretche, Gálvez, los hermanos
Irazusta]. Compañero de estudios de Gainza Paz, Saenz Valiente, el negro
Uriburu [C. Universitario]. Ha publicado libros de historia y economía:
"Política Británica en el Río de la Plata", "Historia de los
Ferrocarriles".
¿Por qué R.S.O pide trabajo y es desconocido para el público
en general? ¿Por qué no tiene donde expresarse?. Es un maldito y él era
consciente que eso se produciría: aislamiento, boicot, marginalidad, etc.. El
había descubierto algo importante y sabía lo que le ocurriría. Fue
conscientemente al silenciamiento.
Fuente: www.discepolo.org | www.elortiba.net
"Era el subsuelo de la patria sublevado. Era el cimiento básico de la nación que asomaba, como asoman las épocas pretéritas de la tierra en la conmoción del terremoto (...) Éramos briznas de multitud y el alma de todos nos redimía. Presentía que la historia estaba pasando junto a nosotros y nos acariciaba suavemente como la brisa fresca del río. Lo que yo había soñado e intuido durante muchos años, estaba allí, presente, corpóreo, tenso, multifacetado, pero único en el espíritu conjunto. Eran los hombres que están solos y esperan que iniciaban sus tareas de reivindicación. El espíritu de la tierra estaba presente como nunca creí verlo". |
Fragmento de Tierra sin nadie, tierra de profetas de Raúl Scalabrini Ortiz.
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