Fidel Alejandro Castro Ruz nació en la Provincia de Holguín,
Cuba el 13 de agosto de 1926. Gobernó la isla como dictador bajo los cargos de
Primer Ministro (1959-1976) y Presidente de Cuba (1976-2008). Actualmente
ejerce como Primer Secretario del Partido Comunista de Cuba y como Comandante
en Jefe de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba. Con una fortuna
personal estimada en 900 millones de dólares, el dictador cubano figura en la
lista de los 10 lideres mas ricos del mundo publicada por la revista Forbes en
2006. Es, además, uno de los condecorados por la Unión Soviética con la Orden
de Lenin.
Castro se inició en la vida pública como político opositor y
destacó especialmente tras el asalto al cuartel Moncada en 1953, por el que fue
condenado a prisión. Tras ser indultado se exilió en México, donde planeó la
invasión guerrillera de 1956. Llegó al poder tras encabezar la revolución
cubana, que triunfó el 1 de enero de 1959, derrocando el régimen de otro
dictador: Fulgencio Batista. Fue nombrado Primer Ministro el 27 de febrero del
mismo año por el Presidente Manuel Urrutia Lleó. Lideró en 1961 la adopción del
marxismo por el gobierno revolucionario, estableciendo el primer estado
socialista de América. Tras las reformas de 1976, fue electo presidente del
Consejo de Estado de Cuba y del Consejo de Ministros. Desde la fundación del
Partido Comunista en 1965, es el Primer Secretario del mismo.
El 19 de febrero de 2008, en una carta publicada en el
diario Granma, anunció que no se presentaría ni aceptaría el puesto de
presidente y comandante en la reunión de la Asamblea Nacional del Poder Popular
del 24 de febrero del mismo año. Como se ha mencionado, permanece como Primer
Secretario del Partido Comunista conservando el poder real de Cuba.
La Unión Soviética apoyó al gobierno revolucionario de Cuba
al mando de Fidel Castro, mientras que la operación fracasada de Bahía de
Cochinos que dio muestras inequívocas de la oposición de Estados Unidos a un
gobierno comunista a escasos kilómetros de sus costas. Ante esto, los
soviéticos vieron en Cuba la base necesaria para el apoyo a nuevas oleadas
revolucionarias pro-soviéticas en países americanos, así como por su cercanía a
Florida, una base militar desde donde poder amenazar a los Estados Unidos sin
que éstos tuvieran tiempo de reacción, igualando así la amenaza que significaba
para los soviéticos los misiles estadounidenses emplazados en Turquía, estado fronterizo
de los soviéticos. Por ello, el líder soviético Nikita Kruschev y su gobierno
decidieron asegurar la isla con la instalación de bases de misiles, con
capacidad para alcanzar a los Estados Unidos y dispuestos para llevar cabezas
nucleares. El gobierno cubano, ante la posible existencia de un plan para la
invasión directa de los Estados Unidos tras la fallida invasión mercenaria,
acepta el emplazamiento a pesar de su inicial oposición a que el acuerdo fuese
secreto.
La instalación fue descubierta por las fotografías de un
avión espía estadounidense, tras lo que Kennedy ordenó establecer una
cuarentena y un cerco alrededor de la isla, desplegándose barcos y aviones de
guerra estadounidenses. Kruschev dirigió un mensaje a Kennedy el 24 de octubre:
"...la Unión Soviética ve el bloqueo como una agresión y no instruirá a
los barcos que se desvíen"; pero en las primeras horas de la mañana, los
buques soviéticos disminuyeron la velocidad y regresaron o alteraron sus rutas.
Ante la problemática de tal enfrentamiento en el contexto de
la Guerra Fría, un desquiciado Castro, que poco se importaba por la suerte del
pueblo cubano, en carta de 26 de octubre, dice a Kruschev que emplee el
armamento nuclear.
Sin embargo, Kruschev propuso a Kennedy el desmantelamiento
de las bases soviéticas de misiles nucleares en Cuba, a cambio de la garantía
de que Estados Unidos no invadiría a Cuba ni apoyaría operaciones con ese fin,
y del desmantelamiento de las bases de misiles nucleares estadounidenses en
Turquía, condiciones que Kennedy aceptó. Castro se sintió molesto por no tener
en cuenta la opinión de Cuba en las negociaciones.
Asesinato de John F. Kennedy
Un documental que explora la muerte de John F. Kennedy
plantea que su asesinato fue dirigido y financiado por Cuba. Según el
realizador alemán Wilfried Huismann, autor del documental "Cita con la
muerte", fueron los servicios secretos de Fidel Castro quienes ordenaron
en su embajada en México a Lee Harvey Oswald asesinar al ex presidente
estadounidense.
Tales afirmaciones constituyen una de muchas teorías sobre
el asesinato de John F. Kennedy, debido a que todavía está sujeto a
especulaciones, siendo origen de un gran número de teorías sobre conspiración.
Sus opositores critican el sistema de partido único, propio
del comunismo al estilo soviético calificando a Castro como un déspota y
dictador ya que sostienen que Castro:
ha cometido numerosas violaciones a los derechos humanos.
no ha cumplido las promesas que hizo antes de llegar al
poder.
en la Constitución de 1940 (votada por todo el pueblo
cubano) no se había establecido el sistema socialista que estableció Castro en
la isla.
ha tolerado la corrupción de los burócratas del estado.
ha administrado mal la economía de Cuba.
Así pues, las supuestas conquistas de la revolución son una
ficción.
"En contra de lo que siempre dice, nunca ha renunciado
al confort del capitalismo ni ha elegido vivir con austeridad", escribe
Juan Reinaldo Sánchez, que durante 17 años fue guardaespaldas de Fidel Castro y
que ahora publica un libro sobre la vida privada del líder de la revolución
cubana.
Yates lujosos, una veintena de residencias repartidas por
toda la isla o partidas de caza "a lo Luis XV", tanto en las
frondosas provincias del norte como en los privilegiados fondos marinos, son
algunos de los detalles que saca a la luz "La cara oculta de Fidel
Castro", escrito junto al periodista francés Axel Gyldén y que estará en
las librerías francesas el próximo día 28.
El comandante se cuidó mucho de mantener lejos de la vista
de los cubanos su vida privada, "el secreto mejor guardado de la
Revolución", asegura Juan Reinaldo Sánchez, según los extractos del libro
difundidos a la prensa.
El hombre que acompañó casi a diario a Fidel entre 1977 y
1994 describe el lujoso yate del líder, "Aquarama II", copiado del de
un allegado del régimen de Fulgencio Batista (presidente de Cuba entre
1940-1944 y de facto en 1952-1959), con cuatro motores, que le regaló el
dirigente soviético Leónidas Breznev.
Fondeado en su puerto privado de Bahía de Cochinos, cada
paseo del barco implica todo un despliegue, que incluye otros dos navíos, uno
de ellos totalmente medicalizado, una patrullera militar y varios aviones en
alerta para evitar que el comandante sufra un atentado.
En general, el "Aquarama II" sirve para dar
agradables paseos marítimos, pero también para ir a Cayo Piedra, una pequeña
isla situada en el sureste de Cuba, un "paraíso para millonarios" en
el que Castro reposa rodeado de lujo.
"Fidel Castro ha dado a entender que la Revolución no
le dio ningún respiro, ningún placer; que ignoraba y despreciaba el concepto
burgués de vacaciones. Mentía", afirma Sánchez.
El guardaespaldas relata que él estuvo "cientos de
veces" en ese "pequeño paraíso", donde era el encargado de
escoltar al comandante durante sus numerosas batidas de caza submarina en unos
fondos marinos casi vírgenes.
En cuanto el tiempo era clemente, Fidel y su esposa Dalia
acudían casi cada fin de semana a Cayo Piedra, mientras que en la temporada de
lluvias el comandante prefería la caza del pato en la mansión "La
Deseada", situada en la provincia de Pinar del Río.
"En agosto, los Castro se instalaban durante un mes en
su isla de ensueño", desde la que el líder acudía a La Habana en
helicóptero si algún imperativo así lo exigía, añade.
Ningún cubano de a pie penetró en la secreta isla de Castro,
a la que solo un reducido grupo de privilegiados, casi todos extranjeros,
fueron invitados.
Reinaldo Sánchez recuerda al expresidente colombiano Alfonso
López Michelsen, al empresario francés Gérard Bourgoin, conocido como el
"rey del pollo", el propietario de la CNN Ted Turner o el dictador de
la República Democrática Alemana Erich Honecker.
Aunque los más habituales del lugar eran el escritor Gabriel
García Márquez y el héroe de la revolución Antonio Núñez Jiménez.
En una de esas visitas, indica el autor, Fidel propuso a
"Gabo" lanzarse a la conquista de la presidencia colombiana con el
apoyo de Cuba, pero el escritor "prefería disfrutar de los placeres de la
vida quedándose confortablemente al margen de la política".
Lo que no consiguió con García Márquez, tener un peón en
Colombia, lo logró años más tarde con Hugo Chávez en Venezuela, señala Reinaldo
Sánchez, quien asegura que el líder cubano "siempre tuvo en la línea de
mira el petróleo" de ese país.
"Sabía que era la clave para financiar su sueño
internacionalista de oponerse a Estados Unidos", agrega.
"La cara oculta de Fidel Castro" no describe solo
el lujo de la vida del dictador cubano, sino que también analiza otros aspectos
de su régimen, la dinastía familiar, seguida por la de su hermano Raúl Castro.
El ex guardaespaldas también se centra en la costumbre que
tenía Fidel de grabar a todos sus colaboradores y allegados o su intento por
extender la revolución a Nicaragua.
Fuente de información: lo publicado en Metapedia.
http://es.metapedia.org/wiki/Fidel_Castro
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