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...." el pueblo recoge todas las botellas que se tiran al agua con mensajes de naufragio. El pueblo es una gran memoria colectiva que recuerda todo lo que parece muerto en el olvido. Hay que buscar esas botellas y refrescar esa memoria". Leopoldo Marechal.

LA ARGENTINA DEL BICENTENARIO DE LA PATRIA.

LA ARGENTINA DEL BICENTENARIO DE LA PATRIA.
“Amar a la Argentina de hoy, si se habla de amor verdadero, no puede rendir más que sacrificios, porque es amar a una enferma". Padre Leonardo Castellani.

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"La historia es la Patria. Nos han falsificado la historia porque quieren escamotearnos la Patria" - Hugo Wast (Gustavo Martínez Zuviría).

“Una única cosa es necesario tener presente: mantenerse en pie ante un mundo en ruinas”. Julius Evola, seudónimo de Giulio Cesare Andrea Evola. Italiano.

martes, diciembre 15, 2015

Chau, “Ánimal” Fernández por Eugenio Paillet para La Nueva.

Pino Solanas lo bautizó “Ánimal”. Así, con acento en la A. Por sus ya célebres “anibaladas”, remedo de animaladas, de cada mañana. Aníbal Fernández se fue ayer del gobierno y de las “sesiones de terapia de grupo”, como él llamaba a las conferencias de prensa matutinas a las puertas de la Casa Rosada. Y lo hizo con un distintivo que hay que reconocerle: nunca se bajó del caballo. Ni aún ante las peores sinrazones. Siempre guerreador, provocador, con el sarcasmo a flor de labios, capaz de doblar cualquier apuesta.
Los que conocen el paño aseguran que el futuro de Aníbal está más cerca de los pasillos de los tribunales de Comodoro Py, por la causa de Fútbol para Todos o por sus eventuales conexiones con el escándalo de la FIFA que ayer se llevó tras las rejas a su brazo derecho en Quilmes y alter ego en la AFA, José Luis Meizner, que de la política activa
Sin embargo Aníbal volvió a doblar la apuesta. En medio de la última mateada, luego de la conferencia, dijo que tiene algo entre manos que por ahora es un secreto. “Estoy trabajando en algo, siempre en política, que por ahora no puedo contar”, dijo y se fue.
Aníbal no tambaleó ni siquiera cuando María Eugenia Vidal le dio un sonoro cachetazo a su ilusión de ser gobernador de Buenos Aires. Salió disparado hacia adelante, como cuadra a su naturaleza, y le echó la culpa de la derrota a Clarín y Jorge Lanata.
Orgulloso de ser “el primer soldado de Cristina”, la defendió a capa y espada ante cada tropiezo. No le tembló la boca para suscribir las acusaciones de golpismo contra los miembros de la Justicia, o para sostener que en Alemania hay más pobres que en la Argentina. También para destratar tanto a Sergio Massa, cuando era candidato presidencial, como a Mauricio Macri. Era común escucharlo decir que ninguno de los dos le movía el amperímetro porque “nunca leyeron un libro, ni Los tres chanchitos”.
Una de las últimas dedicatorias para el presidente electo fue cuando se inició el sainete por el traspaso de los atributos del mando. Aunque venía guardando las formas, desbarrancó: “No puede pretender el señorito que le llevemos el bastón y la banda a su casa de Barrio Parque”. O cuando ayer en la despedida destrató el Reglamento de Protocolo de la Presidencia que esgrimió Macri para justificar su intención de recibir los atributos en el Salón Blanco. “¿Y a quien le importa un papel que fue escrito alguna vez por alguien? No sirve para nada”.
Una anécdota lo pinta de cuerpo entero. Andaba medio cabrero porque en la campaña previa a las PASO Daniel Scioli subía al palco más veces a Julián Domínguez. El gobernador lo llamó, cuando ya había sido ungido candidato a la provincia, y le pidió compartir recorridas e inauguraciones. Aníbal lo paró en seco: “No, gracias, Daniel, te agradezco pero no necesito la foto a tu lado, yo gano sin correr, a esta piba le gano con la fusta bajo el brazo”.
En su mochila carga la eterna duda sobre si en verdad alguna vez se escapó de la Justicia escondido en el baúl de un auto oficial cuando era intendente de Quilmes. Y su promesa de llevar a Lanata hasta la misma Corte Interamericana de Derechos Humanos de la OEA por la denuncia que lo vinculó al tráfico de efedrina y el triple crimen de General Rodríguez. O su sonado “No me tome por b...” ante la pregunta molesta de un periodista acreditado.

“¿Va a renunciar a la candidatura presidencial?”, le peguntaron cuando le apuntaba a la Casa Rosada. “¡Nooo, yo no renuncio ni al tute!”, se envalentonó. Se bajó menos de dos semanas después.
http://www.lanueva.com/puertas-adentro/843873/chau--animal-fernandez.html

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