Cuando apenas falta contabilizar un bimestre para el cierre del 2015, la industria vitivinícola argentina alcanzó ventas externas por 700 millones de dólares y aguarda la evolución de dos decisiones claves para las economías regionales en su conjunto: la baja de las retenciones y la liberación del tipo de cambio.
Aunque es probable que los resultados no sean inmediatos, lo cierto es que ambas medidas venían siendo reclamadas desde hace bastante tiempo al gobierno encabezado por Cristina Fernández de Kirchner, aunque no habían logrado eco en el seno del gobierno saliente.
En época de campaña, previo a las elecciones de octubre pasado, los principales candidatos a ocupar el sillón presidencial habían prometido cambios en este sentido.
No pasó una semana desde que asumió el ingeniero Mauricio Macri, para que la decisión de eliminar las retenciones se haga efectiva, a lo que se sumó el fin del cepo al dólar, que otorgó un plus a la búsqueda de los sectores productivos para comenzar a recuperar buena parte de la rentabilidad perdida.
Fuentes ligadas a la actividad vitivinícola estimaban que sólo con la eliminación de retenciones el sector estaría en condiciones de sumar 50 millones de dólares a sus arcas, de acuerdo con los cálculos realizados sobre las exportaciones consolidadas el año pasado.
El detalle de los derechos de exportación que aportaba la vitivinicultura fue desglosado por la Coviar de la siguiente manera: 38 millones de dólares que surgieron de las ventas de vinos embotellados, tres millones que aportó la exportación de vinos a granel y ocho millones correspondientes a las ventas externas de mosto.
Cuando la temporada de exportación vitivinícola 2016 se prepara para salir a escena, hay otro rasgo para destacar a partir de las decisiones adoptadas en materia económica.
La realidad indica que con un nuevo tipo de cambio, muchos vinos que se habían reorientado hacia el mercado interno pero que originalmente tenían destino de exportación, en la nueva temporada estarían en condiciones de salir a competir otra vez en mercados foráneos.
No es un dato menor, ya que la gran cantidad de etiquetas en oferta en el mercado doméstico terminó por presionar los precios de venta hacia abajo y generó una situación en la que hubo muy pocos ganadores a la hora de comercializar la producción.
Desde la Unión Vitivinícola Argentina plantearon claramente cuál era la situación esperada en declaraciones realizadas al diario Los Andes: "Obviamente en los productos a granel, vino y mosto, o fraccionados de la base de precios, su influencia (la eliminación de retenciones) es determinante por los acotados márgenes de rentabilidad y por ser productos donde el precio es el valor determinante. Justamente es en este sector de volúmenes donde Argentina perdió presencia y generó parte de la crisis actual tanto en precio como en volumen.
Recordemos que además del atraso cambiario, la inflación y el pago de derechos de exportación, todas variables que licuaban la competitividad del sector, la industria vitivinícola nacional atraviesa un problema de sobrestock de productos que presiona fuertemente sobre la oferta a la hora de vender y sobre todo al momento de cerrar nuevos contratos de compraventa entre productores primarios y bodegueros.
Esta situación acarrea severos problemas para los pequeños y medianos productores que no consiguen valores adecuados por sus uvas, lo que año tras año los ha venido desfinanciando e incluso ha terminado por sacar a varios del sistema productivo.
Esta misma situación ocurre en la región, donde los productores que no procesan la fruta vienen entregando a bodega a los mismos precios que hace dos temporadas atrás cuando es sabido que los costos para poder poner esa uva en el mercado han venido creciendo en forma sostenida.
Ahora resta saber si esos mayores ingresos que espera la industria exportadora de vinos tendrán un efecto derrame sobre la cadena productiva o si sólo quedará anclado en el eslabón más alto de la actividad.
Para aquellos productores que sólo se mueven en el mercado interno, el gobierno deberá controlar otras variables que atentan contra su escala de costos productivos, por ejemplo la inflación que encarece los insumos utilizados en las chacras.
Ventas externas en alza
La exportación de vinos se ubicó al cierre de octubre de este año en 2,2 millones de hectolitros con un aporte de divisas que alcanzó los 700 millones de dólares ya apuntados.
El grueso de las exportaciones realizadas por las bodegas que operan en territorio argentino fue para los vinos varietales, que se quedaron con 1,9 millones de hectolitros del total despachado a mercados del exterior.
Le siguieron en orden de importancia los vinos sin mención varietal, con un volumen exportado de 342.000 hectolitros.
Por último, los espumosos y gasificados aportaron un volumen de 30.000 hectolitros vendidos.
En el comparativo anual surge que los vinos sin mención varietal mejoraron su performance exportadora un 11,5%, los varietales un 1,2%, mientras que los espumosos perdieron un 12% de mercado respecto del año anterior.
En materia de precios en vinos fraccionados, la franja que más se movió en los distintos mercados externos fue la que va de los 26 a los 39 dólares por caja de nueve litros, con un volumen despachado de 882.000 hectolitros.
Esta porción de mercado en particular avanzó un 55% respecto de las ventas realizadas en la temporada 2014, y se adjudicó una participación del 52% durante este año.
También fueron representativas las ventas de vinos fraccionados cuyo valor se ubicó entre los 39 y los 60 dólares por caja de 9 litros, de los que se colocaron 437 mil hectolitros en el exterior (34% más que en el 2014).
Por último, en la franja de precios que abarca de los 15 a los 26 dólares se exportaron 220.000 hectolitros, con un crecimiento del 13% comparando con la temporada anterior.
Consumo interno.
El mercado interno ha sido y continúa siendo fundamental para la vitivinicultura argentina. Tan es así que entre enero y octubre de esta temporada absorbió el 77% del total de vinos producidos en el país. El volumen destinado a consumo interno esta temporada contabilizados diez meses fue de 8,5 millones de hectolitros. De ese total, 6,3 millones fueron vinos sin mención varietal, habitualmente los de menor valor en la pirámide de precios del sector.
A vinos varietales en tanto, correspondió un volumen de 1,8 millones de hectolitros, con un crecimiento interanual cercano al 11%.
Mercados de destino.
El mercado de exportación de los vinos argentinos fraccionados está dominado por los Estados Unidos, país que durante las últimas dos temporadas adquirió un promedio de 530 mil hectolitros en cada una. Este volumen similar de vinos también se mantuvo en los precios, ya que totalizó ingresos del orden de los 227 millones de dólares tanto en el 2014 como en lo que va de este año.
Canadá, Reino Unido, Brasil y los Países Bajos completan el quinteto de principales clientes para los vinos nacionales.
El mencionado en primer término adquirió este año 161.000 hectolitros por los que pagó 63 millones de dólares.
Reino Unido importó 162.000 hectolitros por 59 millones de dólares, mientras que Brasil y los Países Bajos realizaron compras por 115.000 y 83.000 hectolitros respectivamente, por las que desembolsaron 44 y 27 millones de dólares.
En vinos a granel también domina el mercado estadounidense con 307.000 hectolitros y 25 millones de dólares aportados en divisas. Este año Estados Unidos compró menos granel (-1,4%) al mismo tiempo que el precio promedio que pagó por litro fue un 11% menor. Su escolta fue Reino Unido, que compró 79.000 hectolitros y desembolsó 12 millones de dólares.
Publicado en Diario "Río Negro" en Suplemento "El Rural", 26 de diciembre de 2015.
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