Rapado y con camisa negra, Mario entró a la sala de prensa detrás de la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto. Lo acompañaban su mujer, Mari, y su hijo mayor, quienes se pararon detrás de él para darle apoyo junto a un grupo de nietos restituido, miembros de HIJOS y personal de la CONADI.
“Cuando me reuní con mi mamá, junto a mi esposa y mi hijo, vi pasar la película de mi vida en blanco y negro, mi infancia, mis amigos, mi familia. Pensar que también me buscaban y que les falté durante tantos años”, resumió Mario, emocionado pero muy tranquilo ante decenas de periodistas y camarógrafos. Además de su madre, tendrá seis hermanos y 16 sobrinos, a quienes aún no conoce: “Ahora tengo seis hermanos y un montón de gastos para Navidad”, bromeó.
La conferencia de prensa arrancó minutos después del primer encuentro con su madre biológica, Sara, cuyo apellido se preservó, un encuentro luego de una búsqueda de 38 años que se concretó en la sede de Abuelas.
Él se trasladó desde la ciudad donde vive, Las Rosas, en Santa Fe, y ella desde Tucumán, donde vive con sus seis hijos. Fue allí donde estuvo secuestrada durante la última dictadura, en el penal de Villa Urquiza, donde dio a luz a Mario.
“Lo que pasó es muy malo, muy feo, pero pasó. Tuve la suerte de encontrar a mi mamá con vida. Fue un milagro”, señaló y le marcó la cancha al presidente electo Mauricio Macri: “Por todos los nietos y nietas que desconocen su verdadero origen, no permitiremos dar ni un paso atrás”.
Detrás, su hijo le estrechó la mano y Mario, con sus pequeños ojos llorosos, continuó: “Estos momentos de alegría, me dan ganas que lo sienta mucha gente. Quienes están buscando, esperando, no tenemos que dejar de creer que se puede.” El mensaje llegó entre los aplausos del público, amontonados entre los periodistas de la pequeña sala de Abuelas adonde también llegó el secretario de Derechos Humanos, Martín Fresneda.
La primera en tomar la palabra fue Estela. La titular de la institución celebró la “muy buena noticia” en este contexto político, y destacó que este tipo de logros “no pasan por milagro ni por magia, sino porque hay un pueblo argentino que va abriendo caminos que asombran al mundo entero”.
Emocionado, Mario agarró las manos de su mujer mientras Estela comenzaba a leer el comunicado de Abuelas sobre el caso. “En julio de 1975, al regresar del trabajo por la madrugada, Sara fue interceptada por un auto en la puerta de su vivienda. La llevaron a una comisaría, luego a la Jefatura de la policía provincial y posteriormente a la Cárcel de Villa Urquiza, donde permaneció en calidad de detenida-desaparecida y dio a luz en cautiverio, en la misma cárcel, entre mayo y junio de 1976. El bebé le fue arrebatado inmediatamente por un enfermero y jamás lo volvió a ver”, describió.
La mujer fue liberada en noviembre de ese año. “Sara, lógicamente, vivió atemorizada por el martirio que le tocó vivir. Treinta años más tarde, se puso en contacto con la Secretaría de Derechos Humanos de Tucumán, en 2004 y en 2006 con la de la Nación, y allí tomó intervención la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (CONADI)”, leyó Estela.
Como contó Mario ayer en una entrevista radial, en 2007 su madre se hizo la extracción de ADN en el Banco Nacional de Datos Genéticos. En paralelo, él hacía su búsqueda.
Si bien desconocía su origen, sabía que sus padres de crianza no eran sus padres biológicos. “Las dudas fueron muchas y yo fui atando cabos desde chico. Mis padres de crianza me fueron contando su verdad, ellos fueron engañados. Sé que me fueron a buscar, pero es la verdad de ellos. Mi padre murió cuando tenía 19 años. Con mi madre no se hablaba el tema. Pero con mi esposa lo hablaba todo el tiempo, sobre buscar a mis padres”, relató más tarde Mario.
En febrero de este año se acercó a la sede de Abuelas en Rosario. Con una sonrisa, Mario comentó que se acercó y dijo: “Quiero que me saquen sangre.” Su personalidad le permitió tomarse las cosas con tranquilidad y humor. “Yo lo sé desde chico, nunca fue un tabú para mí. El amor es así, no le doy mucha vuelta.”
Sobre el encuentro, Mario no dio muchos detalles, que quedarán para la intimidad de la madre y el hijo. “La sangre tira, el amor tira. No pude hablar, así que imaginate ella, que me esperó por 38 años”, dijo. Y agregó: “Pensé tanto en esto. Me encontraba a la noche revisando la página de Abuelas, mirando las caras para ver a quién era parecido. Miraba fotos de desaparecidos y pensaba de quién seré hijo. Claro, mi mamá estaba viva.”
Estela, testigo privilegiada de la escena, lo resumió en algunas palabras: “Mientras se abrazaban, pensé que no se iban a despegar más. Ese amor y ese reencuentro es lo que nos da fuerzas para seguir, fue un momento sublime”, relató y contó que Sandra le dijo a su hijo: “Nunca te van a separar de mí.” «
"SOMOS IGUALES".
Mario, el nieto 119, y su madre Sara recibieron el resultado de ADN en simultáneo. Mario en Rosario y su mamá en Tucumán. Manuel Gonçalves, nieto restituido y miembro de la CONADI, fue el encargado de contárselo al joven restituido. "Le dijimos a cada uno que los dos tenían intenciones de encontrarse. Los pusimos en contacto. Se pudieron saludar. Empezaron una conversación muy de madre e hijo y aprovechando la tecnología se pasaron fotos. Él quería saber cómo era su mamá y ella quería ver a su hijo. Fue muy lindo porque de los dos lados la respuesta fue la misma: ‘Somos iguales’”, relató.
Publicado en Diario "Tiempo Argentino", 2 de diciembre de 2015.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
La diferencia de opiniones conduce a la investigación, y la investigación conduce a la verdad. - Thomas Jefferson 1743-1826.