Ramón Carrillo había llegado al norte de Brasil (alejado de
los avatares de la política) trabajaba en la empresa norteamericana “Hanna
Mineralization & Co” que tenía un
emprendimiento a unos kilómetros de Belem do Pará donde fue destinado para
atender a los mineros, como médico modestamente pagado.
Ramón Carrillo había llegado a Belem do Pará, una localidad
situada en el norte del Brasil el 1° de noviembre de 1955 “declarado "ladrón
de nafta", su figura y su obra fueron silenciados por la dictadura de
Pedro Eugenio Aramburu”.
En los tiempos de la mal llamada “Libertadora” o “Fusiladora”
(para llamarla mejor) una “comisión investigadora” promueve la incautación de
su patrimonio como una casa de la calle Ázcuenaga que la estaba pagado a los
bancos y otro departamento que tenía como las pertenencias personales de Ramón Carrillo
como cuadros y libros; pero
también empezaba a taparlo el manto del olvido de muchos compañeros del
peronismo.
Ramón Carrillo fue un médico sanitarista de la Argentina nuestra, que alcanzó la capacidad
político-administrativa siendo el Primer Ministro de Salud Pública de la
Argentina, cuyo único antecedente era, a la fecha, el Departamento Nacional de
Higiene.
Bajo una concepción ideológica y con un Plan de Salud,
mediante, que privilegiaba lo social avanzó
en planos como la mortalidad infantil que del 90 por mil en 1943 bajó al 56 por
mil en 1955. En tanto que la tuberculosis de 130 cada cien mil en 1946 a 36
cada cien mil en 1951. En su gestión se realizaron las campañas masivas de
vacunación antivariólica, antidiftérica, la fiebre amarilla, las enfermedades
venéreas y otros flagelos como la erradicación del paludismo. Hizo desaparecer
prácticamente la sífilis y las enfermedades venéreas. Creó 234 hospitales o
policlínicas gratuitos. Disminuyó el índice de mortalidad por tuberculosis de
130 por 100.000 a 36 por 100.000. En 1947, inaugura el Instituto de Medicina
Preventiva y su gestión edita el Plan Analítico de Salud Pública de la Nación.
“Los argentinos debemos saber que el Servicio Nacional de
Salud británico, considerado ejemplo de un sistema universal y público, data de
1949. Ya para entonces el sistema público de salud argentino superaba al
británico, tanto en recursos aplicados como en resultados obtenidos” (“Ramón
Carrillo, un paradigma para el siglo XXI” autor Pedro M. Borio, diario “La
Nación”).
“La creación de EMESTA, primera fábrica nacional de
medicamentos; y el apoyo a los laboratorios nacionales por medio de incentivos
económicos para que los remedios estuviesen disponibles para toda la población”.
“Las grandes estructuras de varios hospitales que comenzó a construir durante
su gestión fueron abandonadas tras el derrocamiento de Juan Domingo Perón y
nunca fueron habilitadas, muchas fueron derribadas o abandonadas al asociarlas
al peronismo, como ejemplo de ello El Elefante Blanco tenía como objetivo ser
el hospital más grande de toda Latinoamérica, pero nunca se llegó a cumplir el
mismo, ya que, luego de que Perón fue derrocado por Eduardo Lonardi y los
militares en 1955, el edificio quedó abandonado” (Wikipedia).
Dice Ordóñez: "Murió a los cincuenta años, pobre,
enfermo y exiliado en Belem do Pará, ciudad del norte del Brasil, el 20 de
diciembre de 1956. Quizás pensando, como lo hizo el gran libertador Simón
Bolívar, que había arado en el mar... Quizás una de sus frases más célebres nos
indique que aún su obra está inconclusa: 'Frente a las enfermedades que genera
la miseria, frente a la tristeza, la angustia y el infortunio social de los
pueblos, los microbios, como causas de enfermedad, son unas pobres causas.'
"
Decía Ramón Carrillo: "Si yo desaparezco queda mi obra
y queda la verdad sobre el esfuerzo donde dejé mi vida": el resumen de las
obras más importantes entre 1946 y 1954 enumera 141 hospitales, 60 Institutos
de Especialización, 50 Centros Materno-Infantiles, 16 escuelas técnicas, 23
Laboratorios e instituciones de diagnóstico, 9 hogares-escuela, Centros
Sanitarios y Centros de Salud en todas las provincias; duplicación del número
de camas hospitalarias en el país; "campañas integrales" para
eliminar endemias, logrando la elimnación del paludismo; formación y organización
de recursos humanos; reducción de la mortalidad infantil a la mitad y
nacionalización de la industria farmacéutica”.
Fue enterrado en el Cementerio Santa Isabel de Belem do Pará
hasta que, en 1972, sus hijos repatriaron los restos para enterrarlos en su
provincia natal Santiago del Estero.
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