La situación es cuando menos, alarmante. Es que de acuerdo al último informe que dio a conocer el Observatorio de la Deuda Social en Argentina, (perteneciente a la Universidad Católica Argentina), los porcentajes de pobreza e indigencia en el país son los más altos desde 2010.
El escenario, asegura el estudio estadístico -que incluyó una comparativa del cuarto trimestre de 2010 a 2015 y el tercero de 2016- es crítico, recesivo y plantea una realidad adversa en materia de empleo y poder adquisitivo para amplios sectores de la sociedad.
De hecho, la UCA da cuenta que mientras que a fines de 2015, 29%de la población era pobre, entre julio y setiembre de 2016, el porcentaje creció a 32,9%.
En números, estos porcentajes implican que hay 1,5 millones de nuevos pobres. Si se suman a las personas que ya se encontraban en esta situación, se infiere que en el territorio nacional viven al menos 13 millones de personas por debajo de la línea de pobreza.
Esto implica, en líneas generales, que su sueldo no les alcanza para cubrir las necesidades básicas de alimento, indumentaria y transporte.
El análisis efectuado por la casa de altos estudios incluyó a los conglomerados urbanos del territorio con más de 80 mil habitantes, de los cuales el Gran Mendoza formó parte.
Así, el documento -que unifica todos los datos hallados- detalla que la cantidad de hogares que viven en la indigencia pasó de 23,7% en 2015 a 34,7% en 2016.
Esto equivale a decir que 600 mil personas empeoraron su situación económica; por lo que hasta el tercer trimestre del año pasado se estima que unas 2 millones 700 mil personas se encuentran en esta compleja situación, sin poder adquisitivo para mantener su hogar, dar de comer a sus hijos, garantizarles un techo o enviarlos a la escuela, entre otras tantas necesidades prioritarias.
Según destacó el director del observatorio a cargo del estudio, Agustín Salvia, las causas de esta problemática que se profundizó en los últimos tiempos pueden encontrarse en el impacto de la devaluación, que se sumó a las medidas anti-inflacionarias y un contexto internacional adverso.
A esto se suma, puntualizó Salvia, un escenario de recesión, desempleo y bajo poder adquisitivo de la sociedad. Los sectores informales de la economía, justamente, han sido los más afectados en este proceso de deterioro laboral sobre el cual pone el foco la UCA.
Publicado en Diario "Los Andes" de Mendoza, 10/03/2017.-
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