Los misterios de la Navidad
por Jorge Castañeda.
El evangelio según San Lucas es el que narra con mayor precisión el nacimiento del señor Jesús en el pequeño villorrio de Belén de Judea, “la pequeña entre los clanes de Judá”, al decir del profeta Miqueas. Es así que en el capítulo 2, versículos 6 y 7, expresa que “mientras estaban allí se le cumplieron los días del alumbramiento y dio a luz a su hijo primogénito, le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en el albergue”.
El diccionario bíblico Vila-Escuain menciona que “ya aparecen los pesebres en la Ilíada y que también son mencionados por Heródoto. En Palestina, el establo se encuentra ordinariamente en la casa del propietario: una parte interior está provista de pesebres en forma de cajas, hechas con piedras unidas con cemento. Este término tiene interés por su relación con el nacimiento del señor Jesús. Se han expresado dudas si significa estrictamente el comedero, o si se refiere más ampliamente al local en que se guardaba el ganado”.
La Biblia de Jerusalén en una nota al pie aclara que “mejor que una posada (pandojcion) –Lucas 10-34– la palabra griega Katalyma puede designar una sala en la que se alojaba la familia de José”. Si éste tenía su domicilio en Belén, se explica que haya regresado allí para el censo y también que haya traído a su joven mujer encinta. El pesebre, comedero del ganado, estaba sin duda instalado en una pared del pobre albergue, y éste se hallaba tan lleno que no pudieron encontrar lugar mejor para recostar al niño. Una piadosa leyenda ha dotado a este pesebre de dos animales, citando al profeta Isaías, cuando escribe que “el buey conoce a su dueño y el asno el pesebre de su señor”.
El evangelio según San Mateo –capítulo 2-9– parece reforzar la hipótesis de que el pesebre estuviera instalado en una casa de familia, pues dice que “los magos venidos del Oriente, siguiendo una estrella para adorar al ‘rey de los judíos que ha nacido’ [al ver la estrella en Belén] entraron en la casa, vieron al niño con María su madre y, postrándose, le adoraron; abrieron luego sus cofres y le ofrecieron dones de oro, incienso y mirra”.
Con respecto a los animales que moraban en los pesebres de la Palestina, seguramente aparte del asno y el buey tendrían algunas aves de corral, y raramente un caballo, reservado casi exclusivamente para el uso de las legiones romanas y los altos dignatarios y soldados del rey Herodes, El Grande; y más raramente todavía algún camello, propiedad tan sólo de los ricos mercaderes.
En cuanto a los “magos” que cita el libro de Mateo, eran sabios astrológicos que provenían de Persia, Babilonia o del sur de Arabia. Es el único evangelio que narra ese hecho.
Con respecto a la estrella, sería casi seguramente una alineación favorable que, como se creía en aquellos tiempos, anunciaría el nacimiento de un gran hombre o líder y que apreciaron en su país los magos persas, estudiosos de los fenómenos celestes.
Carta de lectores publicada en Diario "Río Negro", domingo 24 de diciembre de 2017.-
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
La diferencia de opiniones conduce a la investigación, y la investigación conduce a la verdad. - Thomas Jefferson 1743-1826.