Resumen Latinoamericano / 5 de octubre de 2018 /
Observatorio CyT-CLAE
Desde que la alianza neoliberal Cambiemos asumió el gobierno
argentino en diciembre del 2015 se produjeron drásticos recortes
presupuestarios en todas las áreas relacionadas con la Ciencia y la Tecnología
(CyT), con el consiguiente desmantelamiento de las empresas estatales de
tecnología nuclear, espacial, agraria, industrial, entre otras, sustituyendo el
conocimiento estratégico soberano por contratos con empresas estadounidenses e
israelíes.
Dos ideas justifican esos recortes. La primera afirma que no
se puede gastar más de lo que se recauda (déficit fiscal), y la segunda es el
reclamo de la eficiencia (salarios muy altos, investigaciones innecesarias,
etc.).
En el eje de la eficiencia se encuadran todas las políticas
de reducción de presupuestos, algunos presupuestos directos, otros a Resultado
de imagen para ciencia y tecnologia argentinatravés de Ministerios u otras
dependencias del Estado. Dentro de las empresas estatales de tecnología o
dependientes del Estado más afectadas podemos encontrar a INVAP S.E.
(Investigación Aplicada, Sociedad del Estado), dedicada al diseño y
construcción de plantas, equipamientos y dispositivos en áreas de alta
complejidad como energía nuclear, tecnología espacial, tecnología industrial y
equipamiento médico y científico.
También a ARSAT (Argentina Satelital), brinda servicios de
telecomunicaciones a través de infraestructuras terrestres, aéreas y
espaciales; YPF (Yacimientos Petrolíferos Fiscales), Aerolíneas Argentinas;
Planta de Agua Pesada de Arroyito, que sirve a la moderación y refrigeración de
reactores; NASA (Nucleoeléctrica Argentina), operadora de las centrales
nucleares del país y el Astillero Río Santiago, uno de los más grandes de la
región, cuyos trabajadores fueron duramente reprimidos y criminalizados.
La lista continúa. Podríamos sumar las instituciones con
dependencia más directa del Estado: la Comisión Nacional de Actividades
Espaciales (CONAE), la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), el
Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), el Instituto Nacional de
Tecnología Agraria (INTA), e incluso la Comisión Nacional de Investigaciones
Científicas y Tecnológicas (Conicet) ), y el conjunto de las 56 Universidades
Nacionales.
El ajuste económico sólo ha servido para subordinar y
despotenciar todas las áreas que plantean o trabajan en pos de un país con
soberanía tecnológica.
Resultado de imagen para ciencia y tecnologia argentina
espacialUn ejemplo claro se da en el marco del Plan Nuclear Argentino, donde se
tomó la decisión política de cancelar la construcción de la cuarta central
nuclear de tecnología Candú de uranio natural que contaba con un 70% de
desarrollo local y embarcarse en un contrato “llave en mano” con China para la
instalación en 2022 de la quinta central nuclear de uranio enriquecido,
tecnología no dominada aún por Argentina.
Otro ejemplo concreto del ajuste, es la situación que
atraviesa la CONAE, que ahora pasó a depender del Ministerio de Ciencia y
Tecnología, cuando antes lo era directamente de la Presidencia nacional, por lo
que en la actualidad tiene menos márgenes de maniobra y con un presupuesto aún
más acotado por el paso de ministerio a secretaría de Estado de dicha área.
A todo ello, se suma un impase del Plan Satelital, dado que
en 2016 ya empezaba a caminar la construcción del satélite ARSAT-3. El plan
original proyectaba la construcción de ocho satélites. Los dos últimos en
desarrollarse deberían lanzarse para reemplazar a ARSAT 1 y 2 al final de su
vida útil. Además se canceló el plan de la Televisión Digital Abierta, que
llevaba la posibilidad de acceso a la información y recreación a todo el país,
utilizando los dos satélites de construcción nacional que ya se encuentran en
órbita.
En este marco, se presenta una delicada situación para la
empresa INVAP, que no está exenta de estos recortes y del nuevo
direccionamiento de la política de gobierno. Ya desde el 2015 la empresa
esperaba respuestas claras respecto a los proyectos que tendrían continuidad y
aquellos que dejarían de ser prioridad.
En julio de este año, con la visita del presidente Mauricio
Macri a Bariloche, se abrió un nuevo capítulo de esta situación. Lo que venía
siendo una incertidumbre pasó a ser realidad. El presidente expresó: “Los
contratos que tenía la Nación en INVAP eran de la época de la magia y la plata
no está“(2). El diario Clarín, entre otros, publicó oportunamente que habría
una cancelación masiva de contratos de la empresa estatal dispuesto por el
Ejecutivo Nacional del orden de 1.000 millones de dólares.
El 25 de julio, esta empresa de relevancia internacional
comunicó oficialmente su situación. Entre otros conceptos y números, señaló:
“cuenta con un saldo de ejecución de contratos confirmados de más de 800
millones de dólares, de los cuales dos tercios corresponden a contratos de
exportación. Algunos de los contratos firmados con el Estado Nacional se
encuentran en estado de revisión, pero esta situación no afecta al backlog
(trabajos confirmados pendientes de ejecución)”.
Un compromiso oficial entre el ejecutivo nacional, INVAP, y
el gobierno de la provincia de Río Negro, propietaria de la empresa, acordó el
adelanto de lo adeudado por el Estado a la empresa y los 15 contratos que
“siguen” en ejecución por 300 millones de dólares, blanqueando un recorte de
más de 500 millones al conjunto de proyectos que la empresa tenía en
investigación y desarrollo para el Estado argentino y para el país.
Muchos proyectos que generan condiciones de soberanía
tecnológica han sido abiertamente cancelados. Algunos de esos son:
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tronador dos– TRONADOR II, es un lanzador para poner en órbita satélites
propios, y cuya capacidad de construcción se adquirió gracias a los desarrollos
de los satélites de telecomunicaciones ARSAT-1 y ARSAT-2. Durante la gestión
del Ministerio de Planificación, CONAE formuló el desarrollo íntegramente
nacional y las pruebas de lanzamiento de 3 a 6 prototipos experimentales para
el perfeccionamiento del vehículo Tronador II, a los efectos de concluir el
modelo tecnológico para que a partir de 2016 pudieran efectuarse los primeros
lanzamientos con satélites de observación de la Tierra de hasta 250 kilogramos.
Pero desde la asunción de Macri, este proyecto fue privado
de presupuesto. Cabe mencionar que se encontraba trabajando una importante
dotación de empleados de INVAP en él, dedicándose al diseño y la construcción
de la plataforma de lanzamiento del cohete.
– SARE,
microsatélites de hasta 250 kilogramos para la observación de la Tierra. Se
preveía que el Tronador II los pusiera en órbita. Los lanzamientos se habían
planificado efectuarlos desde la base Puerto Belgrano en Bahía Blanca. La
ingeniería, construcción e integración estaba a cargo de INVAP. A pesar de los
muchos trabajadores involucrados de la empresa estatal, el macrismo le retiró
el presupuesto.
– ARSAT-3, el tercero
de la serie, y cuya construcción debía comenzar en 2016, fue discontinuado por
el régimen neoliberal al privárselo de presupuesto. Fue una poda de 250
millones de dólares. INVAP ya había destinado una cantidad considerable de
trabajadores en esta iniciativa. Resultado de imagen para ciencia y tecnologia
argentina microsatelite
– SARA (Sistema Aéreo Robótico Argentino), creado en
noviembre de 2010 por el Ministerio de Defensa, con la misión de dotarse de
aeronaves no tripuladas para la defensa y control del espacio aéreo. Se
encomendó entonces a INVAP la responsabilidad del diseño y la gestión del SARA,
así como también la integración del sistema completo, la definición de los
ensayos de validación y verificación, procesos en los cuales intervienen
empresas nacionales de tecnología -principalmente PyMEs organizadas en una red
de más de 40 subcontratistas-, encargadas de la fabricación de componentes y la
provisión de subsistemas.
El proyecto, que asignó a la Fábrica Argentina de Aviones
(FADEA) la fabricación de las aeronaves, incluía avanzar con otros modelos de
complejidad creciente que permitieran arribar a un primer prototipo operativo.
El SARA fue cancelado e INVAP sustituida por una empresa de tecnología israelí.
Lo mismo sucedió con FADEA.
Disputa por el dominio del conocimiento y la técnica.
En estos casi tres años de gobierno de la Alianza Cambiemos
se ha visto un progresivo desmantelamiento de todos los sectores productivos
del país. Dentro de estos, las áreas científico-tecnológicas, siempre
vinculadas a la promoción del Estado, no fueron la excepción.
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Por el desmantelamiento no solo se ven afectadas las grandes empresas de
desarrollo tecnológico, como es el caso de INVAP, sino que, indirectamente,
muchas PyMES que realizaban trabajos para esas mismas empresas están viendo un
horizonte de quiebra o cierre. En INVAP todavía no ha iniciado la ola de
despidos masivos, pero la mayoría de las empresas satélites, que generan mano
de obra, dejaron de recibir trabajos de esta sociedad del Estado.
La misma situación se ha generado en todas las ramas
tecnológicas debido a la apertura de las importaciones a productos de origen
extranjeros, pero principalmente por la falta de trabajo genuino. Asimismo se
observa una apertura a la industria y productos de Israel y Estados Unidos
imponiendo sus tecnologías, presentando un claro acuerdo de cooperación entre
Argentina y esos dos países.
El acuerdo con el Fondo Monetario Internacional profundiza
este camino y seguramente presentará una nueva etapa de conflicto, tanto para INVAP S.E como para el sector
tecnológico en general, donde aparecerá de manera ociosa mano de obra muy
calificada.
Cualquier país que realmente apueste a un desarrollo de
tecnologías soberanas debe invertir en Investigación, Desarrollo e Innovación
(I+D+I), ya que si no estas industrias no se desarrollan ni se potencian. Eso
es así en Argentina, en la región y en el mal denominado “primer mundo”; y si
no observemos quiénes y cuánto invierten en función de su PBI.
En un mundo globalizado, donde la disputa principal es el
conocimiento estratégico, perder el manejo de este tipo de tecnología y
desarrollo tecnológicos, presenta una realidad en la cual cada vez Argentina
será más dependientes. Mientras, los cambios reales en las sociedades están en
la disputa por el conocimiento y el dominio de la técnica.
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