La crisis del oficialismo tras el resultado electoral en Córdoba.
Pase de facturas en Cambiemos.
La dura derrota sufrida en Córdoba desató una ola de discusiones en el interior de Cambiemos. Elisa Carrió le reprochó a Frigerio la falta de apoyo a su candidato. Patricia Bullrich quiso disimular el fracaso y afirmó que “Cambiemos no se presentó”, mientras los más cercanos al presidente Macri prefirieron echarles la culpa a los radicales.
Tras la aplastante derrota en Córdoba del candidato de la Casa Rosada, que acumula ocho comicios provinciales sin que el oficialismo pueda mostrar un triunfo, llovieron los pases de factura en Cambiemos. La primera en la fila fue Elisa Carrió, quien le apuntó a Rogelio Frigerio: “Hubiera preferido que algún ministro del Interior acompañara más a los referentes de Cambiemos”, le reprochó. Desde la Rosada intentaron bajar el tono y advirtieron que un involucramiento mayor del Gobierno hubiera llevado a una derrota peor. La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, le recordó a Carrió sus traspiés en la campaña cordobesa: “La lucha contra el narcotráfico no es un tema que utilicemos en la campaña”, retrucó. En tanto, el radicalismo que busca rediseñar Cambiemos también salió golpeado por el escrutinio. Lo reconoció Federico Storani, quien indicó que el resultado es “una tragedia política”.
El Gobierno esperaba una derrota en Córdoba. Ya se habían desvanecido los sueños de arrebatarle la provincia al peronismo, que tuvieron hasta 2018. Desde hacía tiempo que el objetivo era salir segundos. Ese objetivo (poco ambicioso) lo consiguieron: el candidato de la Rosada, el radical Mario Negri, superó a su correligionario Ramón Mestre por seis puntos. Pero la diferencia de 36 puntos con Juan Schiaretti no les dio ningún margen para festejar a los macristas.
La única que se animó a comentar que había derrotado al tercero fue Carrió. Sostuvo que, dentro de Cambiemos, prevaleció Negri sobre Mestre. “Yo he sacado menos votos que Mario y aprendí de eso. Dios poda el árbol para que dé más frutos”, lanzó una de sus metáforas bíblicas. “Córdoba jugó a la historia de Cambiemos. No jugó al resultado electoral de la gobernación. Córdoba jugó a que Cambiemos esté representada por personas decentes”, aseguró Carrió, e hizo un análisis llamativo: “Estamos débiles, pero somos fuertes”. A esa altura de la noche del domingo, Negri parecía dispuesto a pedirle que dejara de ayudarlo, como hizo Lilita en la campaña cuando celebró la muerte de José Manuel de la Sota o le deseó a un periodista que no le pasara nada a su familia. Carrió reconoció que fueron “metidas de pata”.
Pero no se amilanó. Y le apuntó a Frigerio por la falta de apoyo del Gobierno a los candidatos locales (que se tradujo, incluso, en pocos recursos): “Hubiera preferido que algún ministro del Interior acompañara más a los referentes de Cambiemos, y lo digo como fundadora de Cambiemos”, dijo. En verdad, quien no fue a hacer campaña a Córdoba fue Mauricio Macri. El ataque a Frigerio sonó como una advertencia al Presidente.
En la Rosada intentaron no confrontar con Carrió. Sí detallaron que “si el Gobierno se hubiese involucrado más en la campaña de Negri, la derrota hubiera sido el doble de negativa para nosotros”, indicaron. No obstante, en una reunión de la mesa chica de Cambiemos acordaron involucrarse más en las siguientes elecciones provinciales y apuntalar a los candidatos.
El tema fue además retomado en la reunión de Gabinete de ayer, en la que estuvieron presentes Marcos Peña, Frigerio, el jefe del gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, y la gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal. El diagnóstico que primó es que la división de Cambiemos lo único que hizo fue potenciar la elección del peronismo. Para ganar en octubre, interpretaron, deben contar con los votos de Negri y de Mestre. La estrategia será intentar volver a sumar a ambos sectores. Eligieron, con una mirada benévola y optimista, tomar el resultado combinado de ambos como “el piso de Cambiemos”.
En rigor, los números expresan una merma de votos. Mestre y Negri sumados obtuvieron un 28,72 por ciento, por debajo del 33,8 por ciento de Oscar Aguad en las anteriores elecciones a gobernador en 2015, y del 48,48 por ciento de Héctor “La Coneja” Baldassi en las legislativas de 2017. Es decir que perdieron entre 5 y 20 puntos porcentuales, según qué elección se elija para comparar.
Control de daños.
El secretario general de la Presidenta, Fernando de Andreis, y la ministra Bullrich salieron a fijar la posición oficial tras la reunión de Gabinete. La funcionaria le apuntó a Carrió por su performance en la elección, en la que intentó vincular al difundo De la Sota con el narcotráfico: “La lucha contra el narcotráfico no es un tema que utilicemos en la campaña, ni siquiera cuando hay preso un dirigente de carácter político o un funcionario, ni siquiera hablamos del partido político, porque no es un problema de partidos, sino de personas que traicionan su gestión y se dedican al narcotráfico. Esa es la política del Gobierno”, le dedicó Bullrich a la líder de la Coalición Cívica. “No podemos decir que el gobierno de Schiaretti forma parte del narcotráfico”, la desmintió, un día después de que el gobernador revalidara su mandato con el 54 por ciento de los votos.
Sobre la derrota, Bullrich transmitió un mensaje del Presidente a todos los dirigentes de Cambiemos con alguna idea de plantear internas: “Tiene que ser un aprendizaje para Córdoba y para todo el país: divididos no sumamos y no le hace bien al proyecto de Cambiemos”. Y hubo tirón de orejas para los radicales: “Lamentablemente no se pudieron poner de acuerdo, lamentablemente fueron divididos, lamentablemente no hubo capacidad de gestar una sola fórmula, algo que es importante para una coalición como la de Cambiemos”, sostuvo.
De Andreis pidió “recomponer la coalición en la provincia”, tras los mandobles que se dedicaron Negri y Mestre. El funcionario pidió acercar posiciones. “Desde Cambiemos hacemos una autocrítica: el haber ido divididos perjudicó el resultado”, insistió. Ambos aseguraron que Cambiemos no tuvo candidato, que el resultado no tiene implicancia nacional y otras respuestas que son desmentidas por las acciones del Gobierno. De Andreis también ratificó que la derrota “de ningún modo altera nuestra estrategia nacional”. Traducción: no hay Plan V, de Vidal presidenta.
Radicales en llamas.
La derrota de Mestre abre un signo de interrogación sobre qué hará el sector del radicalismo que busca irse de Cambiemos en la Convención Nacional del 27 de mayo. Si Mestre hubiera prevalecido sobre Negri, esa corriente hubiera salido fortalecida. Pero su tercer lugar, sumado a la pérdida de Córdoba capital, es un duro golpe para los radicales díscolos.
Uno de los dirigentes de esa corriente, Federico Storani, no ahorró palabras para describir lo que ocurrió: “Es una tragedia política para el radicalismo”. “El proceso previo a la elección fue desgraciado, lleno de desinteligencias que pudieron haberse evitado. Era difícil ganar la elección unidos y mucho más difícil divididos”, afirmó Storani, quien sostuvo que la derrota “es un voto castigo por todo el proceso”.
“Es un golpe muy duro para el radicalismo, en una provincia con una historia poderosa”, insistió Storani, que volvió a llamar a “reformular las reglas de juego dentro de Cambiemos, porque, si no, no tiene sentido la continuidad”. “Me parece que hubo mucha soberbia en el PRO. La exigencia es que haya primarias abiertas con garantías para competir”, insistió.
En el entorno de Macri dudan de cuánto afectará este resultado al Presidente. “Es la derrota más prevista jamás sufrida... por los radicales”, indicaba uno de sus adláteres. No todos en Cambiemos concuerdan con ese diagnóstico.
Publicado en Diario "Página/12", 14 de Mayo de 2019.
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