Las pérdidas económicas sufridas por los ganaderos, principalmente en hacienda ovina, por la acción de pumas arrojaron un promedio de 2.134 dólares por propiedad y por año. El equilibrio entre respetar al puma como predador nativo, los intereses de la actividad ganadera y la actividad de los cazadores, avanzan por caminos enfrentados.
Las pérdidas económicas las calculó la investigadora María de las Mercedes Guerisoli, en su tesis de doctorado en Biología que presentó ante la Universidad Nacional del Sur (UNS) en 2018, y surge de un relevamiento en propiedades de Patagones que guardan similitud geográfica y ambiental con el noreste rionegrino.
En su trabajo de 190 páginas con 213 entrevistas a ganaderos e inspecciones directas a sitios de predación de ganado establece que los casos de rapiña se reportaron en el 39,7% de unidades productivas, pero sostiene de todos modos, que el daño a la industria ganadera regional fue económicamente limitado.
Guerisoli, a través del estudio, va más allá del dinero y bucea en la cuestión ambiental. Advierte que el puma podría convertirse en víctima dejando de desempeñar el papel de victimario. “Puede correr peligro de extinguirse en forma local y dejar las presas a merced del zorro pampeano en forma exclusiva”, explicó en el estudio científico.
Atribuye el posible riesgo a los procesos de desmonte que destruyen un ambiente fundamental para el felino, que “puede romper el delicado equilibrio en el cual se encuentran sus poblaciones y llevarlo a su extinción local”, relató.
Según la investigadora, el puma desempeña una función reguladora en los ecosistemas, al influenciar las poblaciones y los comportamientos de presas y de predadores más pequeños.
La científica, junto al equipo del Grupo de Ecología Comportamental de Mamíferos de la UNS, publicó un trabajo en 2017 sobre la caracterización y conflicto de esta especie en un portal de Inglaterra (Royal Society Open Sciencie).
En la recorrida a campo hizo recolección y análisis de heces, utilizó cámaras trampas video-fotográficas. La científica es categórica al sostener que desaparecido el puma, no desaparecerá el problema.
Considera que “la desaparición ecológica puede tener consecuencias fuertemente negativas, en particular a través de la liberación de los ‘mesocarnívoros’ (por ejemplo, zorros)” que muestran una mayor adaptabilidad a las condiciones actuales de la zona y cuya depredación sobre el ganado ovino parece casi tan importante como la del puma.
Para los ganaderos
El puma es el enemigo de todos los que, en los campos, cuidan sus rebaños o vacadas. El presidente de la Federación de Sociedades Rurales de Río Negro, Marcelo Casagrande, admite el corrimiento de las fronteras agrícolas y los desmontes, aunque a su criterio “la población del puma aumenta ya que el felino se corrió por los incendios en La Pampa y avanzó sobre la Línea Sur”.
Puso como ejemplo que ha visto fotos de daños que hace por caso la matanza de hasta 20 ovejas “quizá porque la hembra está enseñando a los cachorros a cazar”.
Desde su visión, los incidentes fueron uno de los motivos por los cuales se ha sacado la producción de los campos sureños, y porque “la gente mayor ya no pudo recorrerlos a modo de prevención”.
En Neuquén, por su parte, la presencia del puma también afecta cada vez más la actividad ganadera, sobre todo la cría de ovejas y cabras. Por esta razón desde la provincia se aplican un conjunto de herramientas para controlar la población y mantenerlo alejado de los rodeos.
“Se trabaja con los productores para generar diferentes herramientas que tengan que ver con el control, no con la matanza del puma”, señaló Amalia Sapag, subsecretaria de Producción de la provincia.
Marcó que el ganado menor (ovejas y cabras) es el principal afectado y se ve “un incremento de la afectación del puma en la ganadería en los últimos años”, aunque aclaró que por ahora es difícil precisar con exactitud los daños que genera en la producción.
La caza del puma
Matarlo para muchos puede ser un buen negocio en Río Negro y Neuquén. Según Casagrande la práctica que se hace sobre ese dañino habitante es “la caza-control” y a modo de incentivo se dan 1.500 pesos por cuero que “no tiene valor comercial por lo tanto las capturas no son masivas”.
Mientras los ambientalistas protestan, desde la Secretaría de Ambiente de Río Negro aclaran que no hay caza indiscriminada y la Provincia de Río Negro dice que este mes se reunirá la Comisión Provincial de la Ley 763 (de regulación de predadores) para definir acciones.
“Una de las formas para llevar adelante la caza control es a través de la caza selectiva que consiste en la detección del ‘puma problema’ que depreda sobre el ganado domestico. No es así con el ‘puma centinela’ que convive con otros animales, controlando que no ingrese otro depredador (zorro colorado) en su territorio”, explicaron desde Ambiente.
Se indicó que “lo que se hace es agotar todas las instancias previas que se basan en la utilización de distintas tecnologías (ver aparte) para evitar la predación. Agotadas esas instancias avanzamos en la caza selectiva”.
En Neuquén, por su parte como parte de su control entre el 1 de junio y el 30 de septiembre está habilitada la caza deportiva.
Desde la delegación de fauna de Neuquén indicaron que el permiso de caza deportiva es de 4.095 pesos para residentes del país, y de 6.435 para extranjeros. Cada persona puede cazar dos pumas y en cada área por temporada solo diez ejemplares.
La caza puede generar más problemas: hay alternativas
En Río Negro existen métodos alternativos a la caza, como el encierre agropecuario por las noches, la presencia humana recorriendo el establecimiento, la utilización de los perros pastores y la incorporación de burros a las majadas.
En Neuquén se usan múltiples estrategias para proteger el ganado. Uno de los métodos más efectivos, en articulación con el INTA, son los perros protectores. “Hay productores que lo usan y hay un proyecto de hacer más criaderos de estos animales en la provincia. Son perros amaestrados que se incorporan a los rodeos y son criados ahí”, informó Amalia Sapag.
En este método “el animal protege a su rodeo del puma, hace un control territorial”, explicó Sapag. Otra herramienta es el uso de luces y se trabaja con programas de financiamiento para la construcción de cobertizos y corrales altos tejidos .
Las fuentes consultadas en Río Negro consideraron que son animales territoriales, por ende, si en un campo hay un puma pero no hay predación lo mejor es dejarlo ahí, porque evita el ingreso de cualquier otro ejemplar que puede llegar a predar.
El aumento de la caza incrementa la tasa reproductiva. El fundamento es que a medida que se producen las capturas se deja territorio libre y aumentan la tasa reproductiva con la presencia de hembras con cría y juveniles que son los dos grupos más complejos respecto de la predación.
Para Ambiente, algunas hembras con cría están acostumbradas a predar sobre domésticos y enseñan a sus cachorros, aumentando la tasa de predación. Por su parte los juveniles son los menos expertos en la actividad de caza.
Publicado en Diario "Río Negro", 13 de Mayo de 2019.-
Publicado en Diario "Río Negro", 13 de Mayo de 2019.-
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