En coincidencia con la festividad de Nuestra Señora del Pilar se celebra el Día de la Raza. Me propongo tocar el tema, ya que los argentinos, hijos de la Madre Patria, estamos obligados a no pasar por alto este día que nos atañe de cerca.
Son muchas las razones que explican la filiación existente entre nuestro país y España. Me ocuparé de ellas, dando por descontado que tal tratamiento padecerá numerosas omisiones.
En primer lugar, los sudamericanos en general y los argentinos en particular, debemos a España ser naciones católicas. Quizá el nuestro sea un catolicismo mistongo, al decir del Padre Castellani, pero catolicismo al fín. Que se hizo manifiesto, concretamente, en el Congreso Eucarístico de 1934 y, en forma aún más específica, en la jornada del mismo que incluyó la confesión de hombres. De muchos hombres que ni siquiera habían pisado una iglesia en toda su vida. No es el caso de las mujeres que, en general, transmitieron la piedad heredada de España. Piedad que, por cierto, contrastaba con el agnosticismo liberal d nuestros próceres. Cabe recordar que el primer presidente católico practicante en la Argentina fue Nicolás Avellaneda.
Hasta llegar a él los hubo descreídos, indiferentes, masones, librepensadores.
Claro que hubo excepciones al respecto. Saavedra, presidente de la Primera Junta, respetó y practicó la religión. Otro tanto ha de haber hecho Alberti, pues era un clérigo.
Liniers fue un buen cristiano, San Martín un militar respetuoso de la religión. Belgrano un católico fervoroso. Y no olvidemos que vario caudillos federales tuvieron por lema: religión o muerte. Lema más vale intolerante pero útil para definir la actitud de los mismos.
Don Juan Manuel de Rosas terminó sus días manteniendo una estrecha amistad con un cura de Southamton.
También debemos agradecer a España el rico y sonoro idioma que hablamos. O que deberíamos hablar pues, hoy, los argentinos hablan un cocoliche malsonante.
Y concluiré esta nota transcribiendo una estupenda cuarteta que escribió Agustín de Foxá, conde de Foxá, agradeciendo los beneficios que España había recibido de Roma. Y que resulta asimilable a los que la Argentina recibió de España.
Dice así la mencionada estrofa:
PUBLICADO EN DIARIO LA PRENSA.
12/10/2022.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
La diferencia de opiniones conduce a la investigación, y la investigación conduce a la verdad. - Thomas Jefferson 1743-1826.