Rincones de Conesa, escondites de la historia en el 156° aniversario.
Con un ejido repartido al norte y al sur del río Negro, esta
localidad todavía ostenta dos esquinas que hablan de su origen como pueblo. Los
edificios del Museo y la Escuela N°9 representan mucho más que paredes en pie,
son testigos de otra vida, que creció cerca del agua.
Por Melina Ortiz Campos.
Pobladores de otro tiempo, en la esquina de "García Hermanos" en Conesa - Foto: Gentileza Museo Histórico local.
El almacén con uno de los primeros surtidores de
combustible, el del acopio de telas y frutos del país, concesionario de la
General Motors Argentina, neumáticos Goodyear, automóviles Chevrolet y Pontiac,
corresponsal del Banco Nación y el “Español del Río de la Plata”… y la lista
podría seguir. Punto de encuentro de todo, como un shopping actual pero hace
100 años, “Casa García Hermanos” fue el comercio que con los años cedió su
edificio al Museo Histórico Regional, en la intersección de Hipólito Irigoyen y
Sarmiento.
Varias son las fotos que le dan rostro al relato de los
memoriosos, cuando hablan del aspecto de ese pueblo al que llegaban pasajeros y
correspondencia desde Patagones, después de un viaje de tres a ocho días,
“según el estado de los caminos y las inclemencias del tiempo”.
Antes “al llegar a Conesa Sur debían cruzar el río en bote
con un caballo a tiro, con el cual hacían el último recorrido hasta la Oficina
de Correos en Conesa Norte”, recordó el propio Museo para dar un panorama de la
vida cotidiana que tenían los pobladores cerca de lo que hoy es la Ruta 251, al
sureste de la provincia.
De boinas y chaquetas, pantalones cortos los más chicos,
camisa abotonada hasta el cuello, sacos con pañuelo en el bolsillo y peinados a
la gomina, el registro en papel fotográfico se limita a protagonistas
masculinos, pero se vuelve un ventana al pasado que activa los recuerdos de
hombres y mujeres que llegaron a ver ese sitio aún en actividad comercial.
“Entrar a Casa García era lo más. Recuerdo que entraba
tomada de la mano de mi madre para comprar telas, que vendía don Palomar. Y,
cuando debía pasar a una de las oficinas para arreglar alguna cuenta, yo miraba
fascinada cómo él escribía tan rápido a máquina”, compartió Mary Devincenzi en
el grupo de Facebook “Yo soy o fui de General Conesa City”.
Fruto de la sociedad entre Baldomero, Severino y Honorio
García, en el año 1950, se incorporaron Manuel García Ballestero, Anselmo
García Lobato y Doroteo Palomar, compartió Gabriel García, dando cuenta del
integrante mencionado por esa vecina con nostalgia, al igual que tantos otros.
En un terreno de 2500 metros cuadrados, se formalizó el contrato de sociedad el 30 de junio de 1927,
registrado en el Tribunal de Comercio, en una estructura con la arquitectura
típica de la época, estiman, construida en 1924, aunque la tienda ya funcionaba
desde 2011 en otra ubicación. «Ramos Generales de Campaña» aparece su referencia
en la escritura de conformación, de un rincón que se volvió parada obligada
para locales y eventuales viajeros.
Resistente contra el viento y el paso de los años, ese
inmueble subsistió hasta que en octubre de 2002 fue el punto elegido para la
reinauguración del Museo, para ser bautizado luego, hace exactamente 15 años,
bajo el nombre de “Alicia Zanona”, reconocida y destacada docente.
El patrimonio en las aulas.
Y si de educación se trata, el bello edificio de calles San
Martín y Cardenal Cagliero fue declarado de interés educativo, histórico y
cultural municipal, además de ser parte del patrimonio histórico provincial,
por ser uno de los más antiguos.
Custodiado por elegantes puertas talladas, allí funciona la
emblemática Escuela N°9, que lleva desde el 27 de abril de 1921 el nombre de
Emilio Conesa, inspirado en el militar a quien Mariano Ruiz, fundador del
Fortín local en 1869, respondía órdenes.
Bajo la conducción del primer director Dalmiro Payeraso, esa
no fue su primer sede, cabe aclararlo, ya que según el Archivo Virtual
Conesino, las primeras clases desde marzo de 1833 se dictaron en una vivienda
alquilada, con una matrícula inicial de 19 varones y 27 mujeres.
Recién posteriormente, en 1904, el establecimiento pasó al
casco histórico del pueblo, en un predio donado por el vecino Macario
Rodríguez, frente a la plaza principal, “donde se construyó el primer espacio,
que constó de dos aulas, dos zaguanes y un corredor”, según el proyecto de
reconocimiento publicado por la Legislatura rionegrina.
El colegio, visto desde la plaza principal – Foto: Blog de la Escuela N°9.
Publicado en Diario Río Negro.
Gral. Emilio CONESA. Tres localidades llevan su nombre en la
Argentina, habiendo dos en la provincia de Buenos Aires: General Conesa
(partido de Tordillo) y Conesa (partido de San Nicolás), y una en la provincia
de Río Negro: General Conesa. Asimismo, llevan también su nombre un
departamento de la provincia de Río Negro: Conesa; y una calle en la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires, a lo largo de los barrios de Saavedra, Núñez, Belgrano
y Colegiales. También existen calles con el nombre de Conesa en otras
localidades, como en el partido de Lomas de Zamora, provincia de Buenos Aires,
Córdoba y Rosario (Datos Wikipedia).
General Conesa es la ciudad cabecera del Departamento
Conesa, situada al este de la Provincia de Río Negro, Patagonia Argentina. La
localidad se encuentra ubicada sobre la margen derecha del río Negro, dentro
del Valle Inferior.
El 14 de octubre de 1869 llega navegando, en una expedición
río arriba, una nave a cargo del Sargento Mayor de Marina Comandante “Mariano
Ruiz”, quién levanta sobre la margen izquierda del río Negro una “Fortín”,
dándole el nombre de General Conesa en homenaje a su jefe “Emilio Conesa”. Este
lugar cumplía la función de campo de concentración durante la mal denominada
conquista del desierto… El asentamiento fue arrasado poco tiempo después por
una gran inundación y el poblado se instala sobre la margen derecha donde
finalmente comienza a desarrollarse la localidad de General Conesa.
EMILIO CONESA.
Emilio Conesa (Buenos Aires, 1823 - 1873) fue un militar
argentino, destacado en las guerras civiles de su país y en la guerra del
Paraguay.
Biografía. Era hijo de José Antonio Conesa y Eustaquia de
Casas, un matrimonio recién llegado a Buenos Aires desde España, huyendo de los
desórdenes del Trienio Liberal.
Se unió a la campaña de Juan Lavalle contra Juan Manuel de
Rosas en 1840 e hizo a sus órdenes la campaña al norte de su país, participando
en las batallas de Quebracho Herrado y Rodeo del Medio. Tras huir a Chile, se
exilió en Montevideo. Fue oficial de las fuerzas argentinas en la Guerra Grande
y por corto tiempo combatió en Corrientes a órdenes del general José María Paz.
Combatió a órdenes de Justo José de Urquiza en la batalla de
Caseros. En apoyó la revolución del 11 de septiembre de 1852 que separó el
Estado de Buenos Aires de la Confederación Argentina. Durante el sitio de
Buenos Aires de ese año y el siguiente comandó algunos batallones y brevemente
fue comandante de la isla Martín García.
En 1856 fue encargado de repeler la invasión federal de
Jerónimo Costa, que había sido condenado a muerte de antemano por un decreto
del gobernador Pastor Obligado. Lo derrotó en la batalla de Villamayor, y negó
la rendición a los oficiales y soldados que se entregaban. Al día siguiente
fusiló a los pocos prisioneros que tomó, entre ellos al propio general Costa,
héroe de la defensa de la isla Martín García años atrás.
Participó en una expedición a las fronteras del sur en 1857,
y participó en las batallas de Sol de Mayo, Cristiano Muerto y Pigüé.
Fue el héroe de la batalla de Cepeda (1859), dado que logró
retirarse exitosamente al frente de la infantería y la artillería después de la
derrota, salvándole la vida y el prestigio a su jefe, Bartolomé Mitre, lo que
le valió el ascenso al grado de coronel. Se entrevistó con Urquiza preparando
el futuro Pacto de San José de Flores.
Fue designado interventor en la provincia de San Juan junto
con el general Juan Saá, dedicándose a entorpecer su tarea; pero no pudo
impedir que este invadiera la provincia.[3] Quedó a cargo del ejército en la
capital durante la campaña de la batalla de Pavón y las campañas siguientes
contra el interior. Se dedicó a la guerra contra el indio unos meses, hasta que
fue elegido diputado nacional en el año 1862.
Fue ascendido a general en 1863, y dirigió la instalación de
una línea de fortines en la región chaqueña, en el norte de lo que actualmente
es la provincia de Santa Fe. Al iniciarse la guerra del Paraguay, tuvo a su
cargo el embarco de las tropas hacia territorio paraguayo. Tuvo un papel
destacado al negarse a retirar sus tropas en la batalla de Pehuajó, lo que no
impidió su derrota, y en cambio causó un excesivo número de bajas entre sus
propias fuerzas. De todos modos se le encargó organizar el cruce del Ejército a
territorio paraguayo por Paso de la Patria, acción que logró exitosamente.
Participó en la batalla de Boquerón (1866) antes de solicitar su relevo y
regresar a Buenos Aires por razones de salud.
Parcialmente repuesto de sus dolencias, se hizo cargo de la
frontera sur de la provincia de Buenos Aires. Estaba en el sur de la provincia
de Córdoba, reorganizando la frontera contra los indígenas, cuando estalló en
Cuyo la Revolución de los Colorados de fines de 1866; organizó la formación de
ejércitos en el sur de Córdoba, reuniendo sucesivos contingentes que le enviaba
Mitre desde el Paraguay, y su segundo, el general José Miguel Arredondo, los
derrotó en la decisiva batalla de San Ignacio. Algún tiempo después expulsó de
la ciudad de Córdoba al caudillo Simón Luengo, que había derrocado al
gobernador federal Mateo Luque y repuso a este en el gobierno. Pero limitó su
acción política en todas las formas posibles, le impidió tomar ninguna decisión
y arrestó a varios de sus colaboradores. Su actuación causó la renuncia de
Luque poco después, y presionó para que fuera reemplazado por un gobernador
liberal, Félix de la Peña.
En 1868 movilizó el Ejército del interior hacia la provincia
de Santa Fe, con la intención de reponer al derrocado gobernador mitrista
Nicasio Oroño, pero fracasó en el intento. Ese mismo año fue elegido diputado
nacional por Buenos Aires.
Al estallar en Entre Ríos la revolución dirigida por el
caudillo federal Ricardo López Jordán fue el jefe de una de las grandes
columnas movilizadas en contra de este, y logró la primera victoria importante
contra los federales, en la batalla de Puntas del Sauce. Pero pronto regresó a
Buenos Aires, con su salud muy desmejorada y visiblemente envejecido. En 1870
volvió a ser elegido diputado nacional y al año siguiente presidió el Comité
Argentino, base de lo que gradualmente se convertiría en el Partido
Autonomista.
Falleció en Buenos Aires el 3 de septiembre de 1873.
Publicación de Wikipedia.
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