Autodidacta. Pensador nato. Cabeza lúcida. Sin duda, una de las más lúcidas que tuvo el país. Una Argentina a la que reflexionó siempre muy agriamente. Como pocos en eso de mirarla con pasión pero fríamente. Un rastrillar descorazonado. Exigente. Impecablemente agudo.
Esto fue Ezequiel Martínez Estrada. El autor de "Radiografía de la pampa", "La cabeza de Goliat", "Sarmiento" o "¿Qué es esto? Catilina", entre otros ensayos, ha dejado interrogantes crudos, directos, sobre la identidad de los argentinos y la sociedad que los cobija. Interpeló especialmente a la clase media y los sectores dominantes, a los que imputó vivir de "hipocresía en hipocresía".
En ese camino cosechó más desprecio que solidaridad. Se lo llegó a definir de "maniático depresivo". Pero él siguió contra viento y marea alentado por convicciones que reflejaban un espíritu inquieto. Y ganándose la vida como empleado de Correos y chacarero de flacos recursos.
"En la cabeza de Goliat", Ezequiel Martínez Estrada aborda la deformación que para el desarrollo del país ha generado el crecimiento siempre en más de Capital Federal y el Gran Buenos Aires. Perfora todos los ámbitos de la vida que se resumen en ese espacio. Un ensayo enriquecedor que desliza incluso advertencias sobre problemas por llegar y que llegaron.
Hacia finales de 1955, con la Libertadora en el poder, le escribe al presiente de facto Pedro Eugenio Aramburu. Venía de 10 años de silencio. Y, antiperonista de dura madera, pulía por esos meses el libro más antiperonista que se haya publicado a hoy: "¿Qué es esto? Catilina".
Pero vayamos a la carta. "Tengo –le dice a Aramburu– que hablarle como ciudadano y me dirijo a V.E no con espíritu localista sino con amplio espíritu nacional. Sintetizando al principio lo que he de decir en seguida, puedo afirmar que el mayor bien que puede hacérsele a Buenos Aires, no sólo a la República, es desmantelarla".
Y acota: "Cuando una ciudad se convierte en boca que succiona la sangre de toda la nación, no sólo hay que pensar en desmantelarla sino en hacerla volar con dinamita".
"Verbo pirómano", dirá un estudioso de Ezequiel Martínez Estrada, Fernando Alfón.
Pero verbo que siempre habló del país.
Debates. Publicado en Diario "Río Negro", 1-11-2013.
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