Por orden del gobierno de Arturo Frondizi es clausurada la revista Mayoría y la Policía Federal detiene a su director, el periodista y escritor Tulio Jacovella, que había publicado la investigación de Rodolfo Walsh sobre los asesinatos de José León Suárez así como los capítulos de su libro "El caso Satanowski".
Fuente de información: Efemérides de Telam.
El caso Satanowsky… lo que dice Wikipedia.
El caso Satanowsky se refiere al asesinato ocurrido el 13 de
junio de 1957 en Buenos Aires, Argentina, del abogado Marcos Satanowsky, un
prestigioso profesional, profesor de Derecho Comercial y muy vinculado con la
colectividad judía argentina. Sobre este crimen Rodolfo Walsh hizo una
exhaustiva investigación que publicó, primero en la revista Mayoría entre junio
y diciembre de 1958 y, más adelante, en forma de libro. Debido a su
trascendencia el homicidio fue investigado por una comisión especial de la Cámara
de Diputados que había reabierto el 1° de mayo de 1958, luego de la
interrupción constitucional provocada por el golpe de Estado de 1955. Tanto
esta investigación como la realizada por Walsh apuntaban a una deficiente
actuación judicial, sospechada de encubrimiento, así como a la intervención de
personas vinculadas al aparato estatal de inteligencia. Walsh consideraba,
además, que había una alta probabilidad de que el hecho estuviera vinculado a
la propiedad de las acciones del diario La Razón.
Personalidad del asesinado.
Marcos Satanowsky fue un exitoso abogado, soltero y sin
hijos, que en 1912 había obtenido la nacionalidad argentina. Se recibió de
abogado en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires en 1915,
doctorándose al año siguiente con una tesis sobresaliente. En 1921 ingresó como
profesor adscripto a la Cátedra de Derecho Comercial y en 1945 fue propuesto
primero en una terna para acceder al cargo de profesor titular. En 1926 fue el
primer presidente de la Sociedad Hebraica Argentina y que en 1936 había fundado
El Diario, una publicación de orientación progresista dirigida a la
colectividad judía. Fue profesor titular de Derecho Comercial y escribió un
libro en dos tomos con ese nombre que fue utilizado en la Argentina durante
muchos años y llegó a integrar la Comisión Directiva de la Sociedad Rural
Argentina. Al tiempo de fallecer compartía un próspero estudio jurídico con su
hermano Isidro, era síndico o director de varias sociedades anónimas clientes
del estudio y propietario de una explotación agropecuaria denominada Cabaña Los
Montes
El diario La Razón había sido fundado en 1905 por José
Cortejarena y luego fue heredado por su esposa e hijos. Su hija María Carlota
estaba casada con Ricardo Peralta Ramos, nacido en 1903, que hacia fines de la
década de 1930 había llegado a ser director y principal accionista del
periódico. En 1946 la totalidad del paquete accionario de la sociedad
propietaria del diario fue entregada al señor Miguel Miranda quien a su vez lo
pasó a Eva Perón. Miranda desde los cargos de presidente del Banco Central y
del Instituto Argentino de Promoción del Intercambio (IAPI) fue la figura
principal en la conducción económica durante los primeros años de la
presidencia de Juan Domingo Perón. Luego de producida la revolución del 16
septiembre 1955 las acciones fueron entregadas al síndico y al administrador de
la sociedad La Razón, por el presidente de Alea S.A. que era la empresa a cuyo
frente aparecía el gobernador de la provincia de Buenos Aires mayor Vicente
Aloé, que conducía a los diarios que, como El Mundo, Democracia, La Razón,
Crítica y Noticias Gráficas, formaban parte de la cadena de diarios
oficialistas y habían sido adquiridos por el gobierno peronista, directamente o
a través de sus personeros.
El nuevo gobierno intervino la empresa mientras investigaba
su origen y el patrimonio de quienes estaban vinculados a ella, mediante un
organismo denominado Junta Nacional de Recuperación Patrimonial.
Comenzó entonces un conflicto judicial en el cual Peralta
Ramos, que estaba patrocinado por Marcos Satanowsky, alegaba que nunca había
vendido las acciones de la empresa sino que había sido despojado de las mismas.
Por su parte el gobierno afirmaba que las acciones habían sido vendidas a
Miranda por tres millones y medio de pesos y su principal prueba era la
fotocopia de un cheque firmado por Miranda al dorso del cual figuraba imputado
a la compra de las acciones de La Razón. Sin embargo, como el original de esa
fotocopia nunca apareció, Marcos Satanowsky alegaba que las acciones habían
sido entregadas en garantía de un préstamo, que el cheque nunca había existido
y que en realidad se trató de una maniobra de Miranda que quería complacer a la
señora de Perón aparentando que había logrado adquirir aquel diario. Su
argumento legal era que si hubiese existido una venta ella requería un contrato
escrito o, por lo menos, un principio de prueba un escrito complementado con
prueba de testigos. De ahí la importancia que tenía para el Estado acreditar la
autenticidad de la referida fotocopia.
El asesinato.
El 13 de junio de 1957 Marcos Satanowsky concurrió a su
estudio jurídico ubicado en la calle San Martín al 500 de la ciudad de Buenos
Aires como acostumbraba a hacerlo. A media mañana entraron al mismo tres
hombres, uno de los cuales llevaba un libro de Satanowsky y solicitó
entrevistarse con el mismo para –manifestó- pedirle que se lo autografíe para
un profesor chileno amigo suyo y fue así que los tres ingresaron en su
despacho. Se sabe que tuvieron una conversación que finalizó cuando el abogado
recibió en la cabeza un fuerte golpe de culata, al parecer cuando intentaba
llamar por el intercomunicador, y luego un disparo con un arma de fuego
prácticamente apoyada sobre su pecho que impactó en su aorta. El disparo no fue
oído fuera del despacho, los hombres salieron esgrimiendo armas, amenazaron a
los presentes, hicieron un disparo intimidatorio hacia el techo, salieron del
edificio y se fueron a pie.
Comienza la investigación.
La causa penal que se inició a raíz del homicidio quedó a
cargo del juez de instrucción Bernabé Ferrer Pirán Basualdo. En el despacho se
encontró el libro que portaba uno de los homicidas, dentro del cual había
recortes de diarios y panfletos antisemitas. En los días siguientes, mientras
se realizaba la investigación comenzaron a llegar amenazas telefónicas a
familiares del fallecido y cartas anónimas a personas conocidas de éste, por lo
cual el juez ordenó intervenir los teléfonos de los familiares de Satanowsky.
Rodolfo Walsh sugiere que esos recortes pertenecían a la redacción de una
publicación o a un servicio de información porque uno de ellos, del diario
Noticias Gráficas, correspondía a un año y medio antes del asesinato y ese
diario no vendía ejemplares atrasados.
En los primeros días de julio una persona habló por teléfono
con la hermana del fallecido y le exigió el pago de una elevada suma de dinero
como condición para que no hubiera más desgracias en la familia; ella fingió
aceptar y dio intervención a la policía, la cual detuvo a la persona que
intentó retirar el paquete con el dinero. Esta persona adujo que un desconocido
lo había contratado para retirar ese paquete, cuyo contenido ignoraba, por lo
que quedó en libertad. Una pericia caligráfica concluyó que una misma persona
había hecho anotaciones a mano en los papeles dejados en el escritorio de
Satanowsky luego del crimen y en la nota enviada posteriormente a sus
familiares exigiendo una suma de dinero, lo cual vinculaba el homicidio con la
extorsión.
Como la investigación no progresara, Isidro Satanowsky y su
hijo Martín concurrieron a la Secretaría de Inteligencia del Estado y le
pidieron ayuda a su director el general José Cuaranta. A poco, Cuaranta les
informó que el papel donde se habían escrito los anónimos pertenecía al
Servicio de Informaciones Navales e integró una comisión investigadora para
ayudar a esclarecer el homicidio. En ese ínterin uno de los policías
intervinientes vio el retrato hablado que se había realizado a partir de las
declaraciones de los testigos y en él reconoció rasgos similares a los de
Marcelino Castor Lorenzo, apodado el Huaso. Fue así que el 28 de julio de 1957
en que había comicios para convencionales y lo esperaron y detuvieron después
que saliera de votar. Lorenzo había nacido en 1905 en la provincia de Entre
Ríos, se lo conocía como guardaespaldas o matón a sueldo que en distintas
épocas había trabajado para el diputado peronista Visca, muy conocido por haber
encabezado la llamada Comisión Visca que durante el gobierno peronista había
clausurado numerosos diarios independientes u opositores, y luego lo hizo para
un dirigente radical. Había tenido entre 10 y 20 procesos por trata de
personas, robos, juego prohibido y hasta por homicidios pero nunca había sido
condenado. Finalmente se había vinculado, según versiones, con la SIDE luego de
la caída de Perón. Varias de las personas que habían estado en el edificio el
día del crimen reconocieron a Pérez Griz pero al ser llamados nuevamente
expresaron dudas, al parecer por la presión que sintieron al ser citados de
nuevo, por lo que quedó en libertad.
Aparece el testimonio de “La Gallega”.
En diciembre de 1957 la familia ofreció una suma de dinero
como recompensa a quien diera información sobre el hecho. En enero de 1958 la
señora Elsa del Pin de Estévez, apodada “La Gallega” se comunicó primero con el
estudio Satanowsky y luego con la policía. Atestiguó que había vivido en
concubinato con José Américo Pérez Griz, y que el día del crimen éste había
salido con Lorenzo Palacios, quien vivía en la misma casa, en una camioneta de
la SIDE. Agregó que Pérez Griz tenía en la casa un arsenal de armas cortas y
largas así como elementos explosivos que fueron retirados de allí los días
siguientes al homicidio. La declarante menciona a otra persona, el vecino
Marcos Ozanick, quien le había aconsejado que se fuera del barrio porque corría
peligro. Pérez Griz había nacido en Mendoza en 1921, era experto en armas y
buen tirador; conocía al general Cuaranta y fue miembro de la custodia del
presidente general Lonardi; desde octubre de 1956 revistó en la Policía Federal
y posteriormente fue imputado de robo de autos.
El 1° de mayo de 1958 asumieron las nuevas autoridades
constitucionales, el 25 agosto el diputado radical Agustín Rodríguez Araya
pidió informes sobre el tema al Poder Ejecutivo como paso previo a la formación
de una comisión investigadora que, presidida por aquel, fue aprobada en el mes
de septiembre. La Comisión dispuso en octubre detener y tomar declaración a
Castor Lorenzo. El 7 de noviembre de 1958 compareció Marcos Ozanick que entregó
un revólver calibre 38 que, dijo, le había dado La Gallega en pago de una
deuda, y que coincidía con el que había sido visto en el escenario del crimen.
Una pericia de la Policía Federal determinó que de ese revólver había salido la
bala encontrada en el Estudio del muerto y se da orden de captura contra Pérez
Griz, cuya foto es publicada en tapa por la revista Mayoría.
Confesión y retractación de Pérez Griz.
Una persona venida del Paraguay que había visto esa foto
informó que en Asunción se encontraba Pérez Griz, por lo que se logra su
detención por la policía paraguaya. Por esos mismos días la Gendarmería
argentina apresó por sorpresa a 60 guerrilleros liberales paraguayos
fuertemente armados en las cercanías de la frontera, quienes dijeron que iban a
invadir el vecino país en forma previa o simultánea a la visita que el entonces
presidente Arturo Frondizi realizaría el 29 de octubre. La policía paraguaya
afirmó que Pérez Griz estaba complicado con dichas armas, y que éste dijo que
habían sido vendidas con conocimiento del general Cuaranta. Walsh lo entrevistó
en la cárcel y obtuvo una confesión firmada de la que Pérez Griz decía que el
día del hecho había transportado hasta el Estudio Satanowsky a Lorenzo,
Palacios y otra persona, y luego los aguardó en el automóvil. Agregó que habían
recibido un pago del general Cuaranta. Días después Pérez Griz se retractó de
sus dichos alegando que eran una mentira inventada por miedo a las torturas a
que lo había sometido la policía paraguaya. Mientras tanto Tiburcio Álvarez
Prado, el juez que en ese momento tenía la causa, puso en libertad a Palacios y
a Lorenzo y dispuso una nueva pericia realizada por tres expertos del ejército
que dictaminaron que el proyectil no provenía del arma peritada.
En el ínterin, un sacerdote manifiesta reconocer en el
retrato hablado de otro de los homicidas, los rasgos de Carlos Delgado
Chalbaud, un colombiano nacido alrededor de 1937 que usaba varios otros
nombres, a quien había hospedado en el colegio San Francisco de Sales. Esta
persona le había convencido de abrir una cuenta corriente pretextando que
recién había formado una sociedad cuyo domicilio se encontraba en el mismo
edificio que el estudio Satanowsky y con dicha cuenta lo había estafado. Pudo
determinarse que usaba un carné del SIDE, si bien el general Cuaranta declaró ante
Rodríguez Araya que sólo lo había conocido cuando le gestionó un permiso para
portar armas.
Final sin condenas.
La Comisión parlamentaria estableció como conclusión que en
el crimen de Satanowsky habían intervenido personas vinculados al SIDE. Por
otra parte las conclusiones de Walsh fueron:
El crimen fue cometido por personas que tenían acceso a
informaciones obrantes en archivos de la policía o de los servicios de
informaciones, que actuaron con impunidad y que luego hubo pasividad judicial y
encubrimiento policial.
Que Marcelino Castor Lorenzo fue uno de los ejecutores.
Que el móvil giró en torno a las acciones del diario La
Razón.
Las actuaciones judiciales finalizaron sin haberse
individualizado a los autores. El 14 de octubre de 1972 cuando Marcelino Castor
Lorenzo, en ese momento de 68 años, salía a las 10 de la mañana del depósito de
hojalata donde trabajaba como sereno, fue muerto por una ráfaga de disparos
efectuada desde un automóvil.
Las notas de Walsh.
Bruno Cayetano Jacovella. |
La revista Mayoría, que comenzó a editarse a fines de 1956,
pertenecía a los hermanos Tulio y Bruno Jacovella, nacionalistas católicos
peronistas había publicado las notas de Walsh sobre los fusilamientos en los
basurales de José León Suárez que luego fueron la base del libro Operación
Masacre. A principios de abril de 1958 la revista le propuso a Walsh la
realización de una serie de notas sobre el asesinato del Dr. Marcos Satanowsky
que luego aparecieron entre junio y diciembre de 1958. A diferencia de
Operación Masacre, aquí Walsh realizaba el trabajo de investigación en paralelo
al de la justicia y en las notas no sólo iba dando cuenta de sus avances e
interpelaba a los culpables y a los jueces sino que además convocaba a una
acción colaborativa de los lectores. La publicación producía el efecto de
desplazar el caso desde la reserva del ámbito judicial a un escenario público,
al punto tal que el juez cita a declarar al periodista a través de la prensa
–con indicación precisa del día y la hora- y éste le responde por ese mismo
medio.
Valga como ejemplo de esta invitación a los lectores a
participar en la resolución del caso, el texto que en un recuadro destacado
bajo el título "Advertencia importante", apareció junto a la nota del
28 de julio de 1958: "es posible que algunas cartas de lectores relativas
al Caso Satanowsky no hayan llegado a nuestro poder. El Servicio de Correos,
como todos saben, funciona bastante mal… Por ello invitamos a cualquiera que
haya suministrado por carta información acerca del caso, a repetirla
telefónicamente llamando en horas de la mañana al 44-0767. Las comunicaciones
no deben durar más de tres minutos para anular la posibilidad (por otra parte
remota) de que sea identificado el aparato desde el cual se llama. Cumplido ese
lapso, conviene cortar y llamar de nuevo".
Cuando se publica la primera nota, Walsh ya tiene realizada
gran parte de la investigación, de forma tal que tiene una planificación que le
permita obtener nuevos elementos para incorporarlos a los ya obtenidos. El caso
es presentado como un enigma que, pese al misterio que lo rodea, será posible
descifrar. La información se va dosificando, el relato en algunos momentos se
acelera, en otros se lentifica y, a veces, se interrumpe.
En la nota del 28 de julio, Walsh afirma que se trata del
"crimen más literario del siglo", significando con ello que es
susceptible de ser objeto de una narración de hechos reales protagonizados por
sujetos reales, pero utilizando procedimientos propios de los relatos de ficción.
La tapa de Mayoría del 23 de octubre reproduce todos los elementos
característicos del afiche de "buscado" propio de la película del
lejano Oeste. La imagen central es un retrato policial, el rostro del bandido
recortado sobre fondo negro, sobre la que se superponen el rectángulo rojo
portador del "buscado" que, en posición oblicua, aporta dinamismo.
Allí está usando rasgos propios de un género ficcional para dar cuenta de la
búsqueda de un sujeto real involucrado en un hecho real. No solamente esta tapa
colgada en el kiosco de venta de revistas funcionó de la misma manera que el
afiche clavado en un poste sino que además fue reproducida en miles de afiches
que empapelaron la ciudad, llamando a todos los ciudadanos a participar
activamente en la búsqueda de los responsables. En este caso la tapa funcionó
con eficacia pues alguien que identificó al buscado en el Paraguay comunicó el
dato a la revista.
A veces el investigador compartía con los lectores las dudas
que tenía, otras daba a entender que poseía más datos que los publicados hasta
el momento. Mayoría polemiza con la revista Panorama y otros medios de prensa
por la interpretación del crimen y así el 13 de noviembre pone en tapa la
credencial de Pérez Griz que lo acredita como agente del SIDE, firmada por el
general Cuaranta como prueba de la solidez de la investigación de Walsh y de la
tesis de que no se trataba de de un simple caso policial sino de un crimen
oficial.
Las imágenes son de internet.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
La diferencia de opiniones conduce a la investigación, y la investigación conduce a la verdad. - Thomas Jefferson 1743-1826.